¿Quién va ganando?
En otras ocasiones desde el principio se veía un favorito; hoy no es así.
La pregunta es continua y refleja algo más que el interés de saber quien aventaja en la competencia por la capital; la interrogante aparece por todos lados, en todas las mesas y sale en todas las charlas con una variante ¿Quién va a ganar la elección en Cuernavaca? Personalmente no tengo certeza de quién va adelante en la carrera, ni tampoco de quién puede cerrar con más fuerza; la duda la compartimos muchos y me confirma que nada está escrito; cualquiera puede llevarse la victoria.
El análisis sobre la contienda en la capital de Morelos puede hacerse de muchas formas; si lo hacemos pensando en quién tiene mejores condiciones para ganar debemos empezar por analizar a los contendientes, a sus partidos y al sentimiento ciudadano. Las encuestas tienen un valor específico en el proceso, pero visto el comportamiento social de los últimos años no siempre se refleja en los estudios de opinión. Veamos:
De 19 contendientes solo 4 han mostrado consistencia en su campaña y estructura con la cual competir. El adversario a vencer es Jorge Argüelles Victorero porque está montado en el partido con mayor rentabilidad; el reto del diputado es conectar su candidatura con el obradorismo y aparecer como la versión buena del Movimiento de Regeneración Nacional, porque si los ciudadanos lo identifican con los gobiernos morenistas locales será muy complicado que los obradoristas le den su confianza.
Luego aparece José Luis Urióstegui en el PAN: el abogado es un contendiente fuerte a la presidencia municipal de Cuernavaca porque es el candidato con más alta rentabilidad de todos y ha sido postulado por el segundo mejor partido en la entidad (hablando en intención de voto). El abanderado panista está haciendo una intensa campaña en las calles que se refleja en los medios de comunicación, se presenta como la contracara de la candidatura oficial y como una figura local identificada con la gente; hasta ahora José Luis Urióstegui no ha arremetido frontalmente contra nadie, pero está dejando claro que su oferta es diametralmente opuesta a la del régimen actual.
Después de los dos candidatos punteros vienen Matías Nazario y Sergio Estrada Cajigal; el primero es un viejo político que estrena su propio partido y opera con una estructura propia que le otorga la posibilidad de estar metido de lleno en la contienda; el segundo tiene más entusiasmo que idea, está arropado por los mismos personajes que lo acompañaron en la gubernatura y muestra más entusiasmo que en las otras dos campañas en las que participó. Ninguno de ellos tiene un as bajo la manga, pero ambos pueden dividir el voto y eventualmente declinar a favor de alguien.
Atrás quedan todos los demás, haciendo un esfuerzo por lucir y atraer reflectores, por verse bien como candidatos y dar la impresión de que pueden ganar; entre estos sin duda hay algunos que están ganando algunos nichos sociales y atraen el interés de ciertos grupos, pero ninguno tiene probabilidades reales de triunfo. Regresemos a los primeros.
Del lado de Argüelles la apuesta es a ganarse el voto obradorista apareciendo como el candidato de Morena y marcando distancia con el gobierno de Cuauhtémoc Blanco; el diputado tiene la campaña mejor estructurada, con más recursos y orden, el equipo que lo acompaña es numeroso, pero a los estrategas les hace falta más conocimiento de la ciudad y de la idiosincrasia de los morelenses.
En este equipo todo se apuesta a la fuerza de Morena y al voto obradorista, por ello el candidato destaca el logotipo del Movimiento de Regeneración Nacional por encima del de su partido, Encuentro Social; confían que la gente los identificará con el presidente Andrés Manuel López Obrador y les brindará su voto. Si lo logran es muy probable que ganen la elección.
En la casa de campaña de José Luis Urióstegui la dinámica es otra, el abogado conoce bien la ciudad y sus calles, lleva varios años caminándola y al menos cinco haciendo campaña de manera ininterrumpida, por eso es el personaje mejor posicionado de todos. La apuesta de José Luis no está en el voto obradorista, aunque no descarta obtener su simpatía, el enfoque de su campaña está en mostrarse como la otra cara de la moneda, como un candidato independiente, distinto a la candidatura oficial.
La alianza PAN PSD tiene claro el desgaste del gobierno de Cuernavaca y por ello quieren promover un voto de cambio; los problemas de inseguridad, desempleo, corrupción y desabasto de agua son importantes en el discurso del candidato, pero no tanto como aparecer como una figura local, con identidad, con arraigo, con capacidad y conocimiento de la ciudad para poder resolver sus problemas.
Entre los dos candidatos punteros hay aspectos que juegan a favor y en contra: A Jorge Argüelles le ayuda ser abanderado de Morena, pero necesita arraigo; a José Luis Urióstegui le beneficia su identidad con la gente, pero le hace falta carisma; al diputado le fortalece tener un equipo sólido de campaña, pero le urge gente local que tenga relación directa con la gente; el abogado tiene a su favor el ser un candidato de oposición, pero requiere dinero para potenciar su campaña.
Hay otros aspectos que también exponen aspectos de la elección: aunque desde muy temprano han circulado encuestas que refieren que uno u otro lleva la ventaja, en la calle ninguno se siente seguro, ni ha logrado posicionar en el ánimo colectivo la idea de que son los ganadores. Lo pongo de esta manera: en otras elecciones hemos visto candidatos que notoriamente atrajeron la simpatía popular o partidos que visiblemente iban a la cabeza; hoy no es así, ni siquiera Morena que está posicionado en primer lugar ha logrado hacer sentir que va a ganar sin importar el nombre de su candidato.
Son muchos los aspectos que juegan en una campaña y todos pueden generar una falsa impresión de triunfo; pensar que por una buena gira o una encuesta a favor las cosas están saliendo bien puede ser un grave error de cálculo para todos. Hoy la gente está escuchando a muchos candidatos y a todos los recibe bien y les ofrece su apoyo; obvio: los candidatos regalan cosas y la gente ya aprendió a recibir y a votar sin remordimiento.
Un dato más: aunque las caminatas son buenas y los encuentros con la gente son valiosos, el mayor número de los votantes no está en su casa cuando pasan los candidatos, porque están trabajando o realizando sus labores cotidianas; a ellos se les debe llegar de manera diferente, con una estrategia distinta y a través de otros medios.
A casi dos semanas de ver las campañas lo que personalmente observo es que ninguno de los punteros tiene seguro nada, porque nadie ha logrado convencer ni hacer sentir que llevan la delantera; incluso la fuerza de Morena me resulta indescifrable, porque aunque es evidente la simpatía que mucha gente siente por el presidente Andrés Manuel López Obrador, es claro que el votante no está trasladando en automático su apoyo a los candidatos de su partido, como sucedió en el 2018.
Lo que tenemos hoy en la elección de Cuernavaca es un escenario democrático en donde a pesar de que hay muchos candidatos y algunos tienen notoriamente más dinero que otros (¡mucho más!), el ciudadano no se está dejando llevar por la propaganda ni por las siglas. Los expertos en el tema lo han dicho siempre: el ciudadano decide su voto la última semana y un porcentaje alto lo hace el mismo día de la elección. ítem más: en las elecciones del 2021 hay quienes observan un voto oculto.
Digan lo que digan, en este momento ninguno de los aspirantes a la presidencia municipal de Cuernavaca tiene seguro el triunfo.
A pesar de todos los millones que algunos invierten para ganar, la decisión es de los votantes.
posdata
Hagamos memoria y recordemos a los últimos presidentes municipales que ha tenido Cuernavaca desde el año 1982, cuando inició la administración de Lauro Ortega Martínez:
Sergio Figueroa Campos 1982-1985, PRI
Juan Salgado Brito 1985-1988, PRI
Eloisa Guadarrama 1988, PRI
Julio Mitre Goraieb 1988-1990, PRI
Sergio Estrada Cajigal Barrera 1990-1991, PRI
Luis Flores Ruiz 1991-1994, PRI
Alfonso Sandoval Camuñas 1994-1997, PRI
Sara Olivia Parra Téllez 1997, PRI
Sergio Estrada Cajigal Ramírez 1997-2000, PAN
Oscar Sergio Hernández Benítez 2000, PAN
José Raúl Hernández Ávila 2000-2003, PAN
Adrián Rivera Pérez 2003-2006, PAN
Norma Alicia Popoca Sotelo 2006, PAN
Jesús Giles Sánchez 2006-2009, PAN
Joaquín Roque González Cerezo 2009, PAN
Manuel Martínez Garrigós 2009-2011, PRI
Rogelio Sánchez Gatica 2011-2012, PRI
Jorge Morales Barud 2012-2015, PRI
Cuauhtémoc Blanco Bravo 2015-2018, PSD
Juan Manuel Hernández Limonchi 2018, PSD
Francisco Antonio Villalobos Adán 2018 a la fecha, MORENA
Con estos datos vale la pena compartir la siguiente reflexión, consultada con varios personajes de la vida pública estatal, incluyendo a algunos de quienes han ocupado la presidencia municipal de la capital morelense: en los últimos seis sexenios (sin contar el actual) ningún gobernador en funciones ha podido imponer o hacer ganar a su candidato en Cuernavaca.
Los últimos dos gobernadores que impusieron a sus candidatos a la presidencia municipal de Cuernavaca a la mitad de su sexenio, Marco Adame Castillo con Sergio Álvarez Mata y Graco Ramírez Garrido con Jorge Messeguer Guillén, perdieron estrepitosamente la elección a pesar de la cargada institucional.
Si Jorge Argüelles Victorero se alza con la victoria el próximo 06 de junio no solo será el próximo alcalde de la capital, también habrá roto con una cábala que se ha mantenido vigente durante 39 años.
Con Morena, el diputado Arguelles intentará hacer historia.
nota
La atención de la clase política está puesta en las elecciones, pero el interés de los ciudadanos se ubica en la crisis económica y el desempleo; aunque la narrativa actual versa en torno a quienes ocuparán los siguientes cargos de elección popular, los problemas en las casas y en las familias son temas opuestos a la política y no concluyen el próximo 06 de junio.
Aunado a ello están también los problemas de inseguridad y la violencia, aparentemente olvidados, pero vigentes en las calles, en las casas, en los negocios y en el transporte público; mientras los candidatos hacen promesas de cambio, en el día a día de las personas lo que priva es la angustia económica y el miedo a ser parte de la estadística.
post it
Las manifestaciones ciudadanas por desabasto de agua en las colonias no paran; la exigencia es legítima y las autoridades no han sabido dar respuesta a la grave crisis que enfrentan miles de familias en la ciudad.
Se entiende que el problema es de fondo, añejo y que se necesitan muchos millones de pesos para solucionarlo, pero es evidente que también ha fallado la comunicación oficial y la sensibilidad de los servidores públicos para atender, escuchar, explicar y llegar a acuerdos con los inconformes.
¿A nadie en el ayuntamiento se le ha ocurrido que es necesario cambiar de estrategia?
redes sociales
En tiempos de campaña las redes sociales se han convertido en una mezcla de chismógrafo y pared de baño público; los timelines se han llenado de propaganda política, de anuncios y también de mensajes de odio.
Nada de que extrañarse: quienes apuestan a comunicar a través de las redes sociales se meten a una tierra sin ley, sin reglas, en donde todo mundo opina y cualquiera lanza improperios.
No hay duda del valor de las redes sociales y el uso que le dan muchas personas para compartir su vida y experiencias, pero para que sirvan como vehículo de promoción política o debate de ideas hace falta mucho más que contratar publicidad o poner al “equipo” a compartir y replicar cosas.
Comentarios para una columna optimista: eolopacheco@elregional.com.mx
Twitter: @eolopacheco
Facebook: Eolopachecomx
Instagram: eolopachecomx