Incognitapro

POLÍTICA ZOOM

Pasividad del gobierno, ventaja para las empresas criminales

Es oficial: México decidió ponerle pausa a la persecución criminal de las empresas trasnacionales dedicadas al narcotráfico, el tráfico de migrantes y personas y la extorsión. En el presente padecen principalmente por esta decisión los estados de Guanajuato, Sonora, Baja California, Jalisco, Michoacán, Tamaulipas. Chihuahua, el Estado de México y Tamaulipas. Son estas mismas entidades donde coincidentemente se concentra la mayoría de los homicidios dolosos del país.

La tasa de muertes violentas durante la administración de Andrés Manuel López Obrador es la más alta en la historia del país, por lo menos desde que concluyó la Revolución mexicana.

La tendencia incremental de víctimas en los estados donde las organizaciones criminales están en conflicto coincide con la abstención del gobierno federal para investigar, perseguir y procurar justicia.

Hasta ahora la política de no enfrentamiento con las empresas transnacionales dedicadas a actividades delictivas de alta peligrosidad ha magnificado los niveles de violencia en México.

Los datos oficiales no dejan mentir, provienen del Sistema Nacional de Seguridad Pública y coinciden con otras fuentes como los reportes elaborados por el gabinete de seguridad federal o el Instituto Nacional de Estadística Geografía (Inegi).

Un intercambio reciente de declaraciones públicas entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y el ex embajador de Estados Unidos en México, Christopher Landau, clarifica los argumentos de la actual política del gobierno mexicano respecto a estas poderosas empresas ilegales.

En una reunión pública celebrada la semana del 19 de abril de este año, en el seno del Consejo de Embajadores Estadunidenses (CAA), Landau expuso, a la vez con franqueza y preocupación, su opinión sobre la política del Presidente mexicano de no confrontar a tales organizaciones transnacionales:

“Ha adoptado básicamente una actitud de laissez faire (dejar hacer) ante los cárteles … Él ve a los cárteles como su Vietnam, tal como lo fue para sus antecesores … AMLO es muy insistente en evitar ese tipo de conflicto”.

La publicación de esta declaración, cuyo autor es quien fuera representante estadunidense en México hasta el pasado mes de enero, provocó escándalo, ya que ninguna autoridad mexicana o extranjera había hablado con tanta sinceridad a propósito de la pasividad de la administración de López Obrador respecto a este tema.

Sin embargo, la respuesta del Presidente mexicano a dicha declaración fue aún más reveladora, ya que prácticamente confirmó, en sus propios términos, lo dicho por Landau.

El pasado viernes 29 de abril, durante la conferencia mañanera, López Obrador abundó: “Nosotros estamos inaugurando una nueva etapa (porque) queremos atender las causas … (Landau) no hizo un cuestionamiento de mala fe, cuando dijo que nosotros no queremos enfrentar a los narcotraficantes porque no queremos un Vietnam. Él no lo hizo de mala fe, es que tiene una concepción distinta. En Estados Unidos, cuando se presentan este tipo de conflictos y problemas, se apuesta más a la fuerza, es más, así se hacía antes aquí (en México)… No es que (Landau) esté equivocado, está actuando de acuerdo con su manera de pensar, es consecuente … Nada más que esa manera de pensar no coincide con la nuestra.”

Esta declaración de López Obrador es una de las más importantes que haya realizado en lo que lleva de su mandato. Primero, porque confirma la decisión de su gobierno de no intervenir en el conflicto entre empresas criminales que están disputando territorios en varias entidades federativas. Segundo, porque también confirma que no investigará ni perseguirá los homicidios dolosos cuya causa esté relacionada con la actividad de estas empresas criminales, que son la inmensa mayoría. Tercero, porque ratifica que su gobierno no cooperará con Estados Unidos, ni con ningún otro país, en el combate a estas organizaciones que, al ser de naturaleza transnacional, provocan también violencia y muerte en el extranjero. Cuarto, porque ratifica su confianza ciega en que los apoyos sociales destinados a las poblaciones más vulnerables terminarán por pacificar el país. Y quinto, porque no está dispuesto a revisar ni a cambiar las premisas de su política.

En efecto, sucedió en menos de diez días que Cristopher Landau puso una bomba y López Obrador, en vez de rechazarla, la abrazó. El primero lo acusó de pasividad y el segundo no solo justificó, sino que defendió con orgullo esa pasividad.
La tasa de muertes violentas en la 4T es la más alta en la historia del país desde la Revolución

​El ex embajador agregó un par de argumentos inquietantes en su declaración ante el CAA. Dijo que, según sus cálculos, estas empresas criminales controlan entre 35 y 40% del territorio mexicano. También que su relevancia política es de tal nivel “que juegan un papel amplio en la gobernanza de México.”(La prudencia diplomática le impidió decir que juegan un papel amplio en la (des)gobernanza del país).

Lo anterior, remató Landau con gravedad, es obviamente problemático para Estados Unidos.

La única ventaja de estas declaraciones cruzadas es que corrieron el velo de la ignorancia que la inmensa mayoría sosteníamos dentro y fuera del país. A partir de ahora no cabe la duda: las organizaciones criminales más letales pueden actuar en México sin temor a ser perseguidas por el gobierno federal.

Lo dicho también ofreció claridad sobre el tamaño del problema que esta situación significará para la relación entre Estados Unidos y México.

En 2019 hubo en México 34 mil 648 muertes violentas; en 2020, a pesar de la pausa que la pandemia impuso al país, ocurrieron 34 mil 495. El 2021, hasta el 29 de abril, se han sumado 9 mil 805 homicidios dolosos.

La tendencia creciente augura que lo peor está por venir.

Al menos dos tercios de estas muertes tienen que ver con asuntos vinculados al crimen organizado. Vale preguntarse con todas estas víctimas y sus familiares si es justo que se renuncie a investigar, perseguir, procurar y administrar justicia porque el gobierno federal decidió un camino nuevo, marcado por la pasividad.

El presidente López Obrador está convencido de que enfrentar a las empresas criminales es igual a lo que hicieron los gobiernos de Estados Unidos en los años 60 cuando, con necedad, enviaron tropas a Vietnam, un país situado a más de 13 mil 800 kilómetros de distancia.

No son hechos comparables. En el caso mexicano, desde hace ya tres administraciones, la muerte obtuvo licencia para destruir la vida dentro del territorio nacional. _

Ricardo Raphael

@ricardomraphael

Ámbito: 
Nacional