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EL ASALTO A LA RAZÓN

Dos prominentes pintan su raya

A 33 años de haber abierto el camino de la traqueteada y perfectible pero moderna y confiable democracia mexicana y de que impulsaron la carrera política de Andrés Manuel López Obrador, Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo reprueban su gestión como Presidente.

El ingeniero juzga que el gobierno de su ex discípulo, aunque presuma de serlo, “no es de izquierda”.

“No veo en ese sentido que se estén tomando medidas que tendrían que corresponderse con lo que podemos llamar progresismo o izquierda. Difícilmente diría que tenemos un gobierno de izquierda por más que se declare de izquierda”, expresó el sábado en el foro virtual Jesús Silva-Herzog Flores, donde vaticinó que las políticas públicas vigentes agudizarán los problemas de México, entre otros las desigualdades sociales, los desequilibrios económicos y las dependencias, “inaceptables en la construcción de un proyecto de democracia progresista. Seguimos inmersos en 40 años o poco más de retrocesos sociales y económicos y de degradación institucional que no se detiene…”.

Criticó el envío de las fuerzas armadas a las calles, pidió su retiro y descalificó el programa económico morenista porque “se viene dando una cada vez más fuerte desigualdad social; la pobreza afecta a 62 millones, 49 por ciento de la población total, 10 millones más que hace dos años…”.

Porfirio Muñoz Ledo le antecedió en el desencanto. Ha sido muy incisivo y ayer fue más lejos al alertar que “vamos a un trienio difícil de un gobierno autoritario que puede convertirse en despótico”.

En el seminario Autonomía e Independencia Judiciales, División de Poderes y Democracia que organizó la Comisión de Justicia de la Cámara de Diputados, el cofundador del Frente Democrático Nacional, del PRD y de Morena manifestó su decepción por la intentona presidencial de absorber al Poder Judicial con el remiendo legal para prolongar dos años el mandato constitucional del presidente de la Suprema Corte, y afirmó que los juristas y los jueces están haciendo la “heroica tarea” de salvar a la República.

Por desgracia, dijo, el presidente López Obrador “está mareado de poder”.

Eso se lo había dicho pocos días antes a la columnista Lourdes Mendoza, con quien recordó que conoció a AMLO desde que era en Tabasco un líder local. Ahora, le dijo, “viene una segunda parte del sexenio de nuestro antiguo compañero y amigo, a quien le ha dado por no escuchar a los demás a pesar de que le mandamos continuamente mensajes (…). Yo le entregué la banda presidencial pero después empezó a cambiar y ya no lo volví a ver desde entonces. Le he mandado recados, documentos, pero no hemos vuelto a platicar. Yo no digo si es ruptura o si no es ruptura, simplemente no hemos platicado…”.

Ante los del seminario marcó todavía más la distancia: llamó a sus correligionarios en el Congreso a no ser ignominiosos ni acatar a ciegas las órdenes de AMLO y remató:

“El poder corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente. El poder marea y el poder absoluto marea absolutamente…”.

cmarin@milenio.com

Ámbito: 
Nacional