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El Jabonero - Aprende del pasado o lo volverás a vivir

Corrían los últimos meses del año 1997 y el General Carrillo Olea no veía lo duro sino lo tupido. La sociedad de Cuernavaca y su todavía pequeña zona conurbada estaban en pie de guerra en contra de un gobierno omiso y del cual parecía que salían los apoyos para las bandas de secuestradores que estaban asolando a la población, especialmente a la clase media que urgía a aquel “Frente Ciudadano Morelense” a salir a las calles y exigir la salida de Jorge Carrillo, Miyasawa y Peredo Merlo.

 

No exagero en afirmar que para esas fechas de finales del siglo pasado Cuernavaca ya contaba con la nada agradable cifra de más de trescientos cincuenta secuestros solo en la administración del General. Familias enteras salían de la “Eterna Primavera” buscando paz y tranquilidad en otras latitudes y dejando aquí sus empresas grandes y pequeñas. Se trastocó el tejido social en forma terrible, tanto que los que vivimos de cerca esa aciaga época ya sabíamos que era “Jueves de secuestro” y que lo estaban haciendo con el apoyo de la misma policía judicial. Ahora, después de casi dos décadas puedo hablar de quienes sufrieron en carne propia ese flagelo.

 

Amigos cercanos y otros no tanto, se acercaron al movimiento a denunciar el secuestro de sus familiares. Casi todas las familias conocidas de Cuernavaca tuvieron que pagar inmensos rescates para volver a ver con bien a sus hijos, hijas, padres y abuelos. El ambiente que vivió Cuernavaca en esa época fue de terror. A nadie se le puede olvidar la psicosis general que existía en la población.

 

En ese contexto tan difícil para la ciudadanía salió el entonces gobernador de Morelos, Carrillo Olea, a minimizar la situación, buscó entre los pocos empresarios beneficiados por las compras estatales y así se publicó un epíteto empresarial adulando al gobernante y minimizando la gravísima situación de violencia. “Hablen bien de Morelos” decía la publicación, como si con ello pudiésemos contrarrestar el dolor y sufrimiento de cientos de familias en crisis en esos momentos tan duros. Morelos sangraba profusamente como sangra en este momento.

 

Para Graco y sus corifeos las cosas no están tan mal. Los más de tres mil asesinatos de su  administración son poca cosa, igual que los más de mil secuestros y cientos de extorsiones. Ahora, como en la época de Carrillo Olea se nos exige que hablemos bien de Cuernavaca, que se nos olvide de un plumazo los miles de millones de pesos que se han robado, el desastre que son las finanzas públicas, la colusión de los mandos policiacos y el desdén hacia los Morelenses, el caos en que nos ha sumido el tabasqueño y la caterva de pillos que lo acompañan en su desgobierno.

 

Morelos sangra con mucha más virulencia que cuando Jorge Carrillo gobernaba. La tierra de Zapata escurre hemáticamente a un ritmo espeluznante. Cuernavaca y su ahora congestionada zona conurbada son presa de la delincuencia a diestra y siniestra. Colonias populares son sometidas por pequeñas células delictivas, que con la aparente anuencia del Mando Único policial, mantienen aterradas a grandes espacios geográficos como “Altavista”, “Lagunilla”, Barona” y “Patios de la Estación”. Las áreas que otrora eran consideradas para la gente adinerada de Cuernavaca son clave para las pandillas y gavillas de delincuentes que solo esperan la salida de las personas de centros comerciales como “Las Galerías” para robarles en el mejor de los casos y para levantarlos en el peor de ellos.

 

Morelos no aprendió del pasado, por eso tenemos gobernándonos a un trastornado, a un mitómano y cleptómano que solo se la pasa negando la triste realidad de una Entidad Federativa que creyó en sus promesas de campaña y que en la realidad solo fueron frases huecas, engañosas, con la finalidad de asirse del poder. Graco sabe bien que ha defraudado a la gente, está consiente que este pueblo le va a reclamar el inmenso engaño de sus palabras y de sus hechos.

 

Esta semana el reconocido periodista Ciro Gómez Leyva puso el dedo en la llaga de la violencia y tribulación en que vivimos en Cuernavaca. De inmediato las “focas aplaudidoras” al servicio del gobernador lo atacaron en las redes sociales y a través de los dos pasquines que el tabasqueño regentea para auto adularse como si con ello se pudiese cambiar una realidad que escandaliza a propios y extraños.  Ahora, como en la época de Carrillo Olea se presiona a los empresarios a manifestarse en favor de Cuernavaca. “Hablen bien de Cuernavaca” es ahora la campaña que lleva la intención de distraer la atención del problema real que no es otro que la corrupción y el valemadrismo con que se han conducido desde octubre del 2012.

 

“El Financiero”, “MVS-Noticias”, “W-Radio”, “Canal 6” y “Denisse Maerker” han tratado el gravísimo problema de violencia y corrupción en Morelos. Ahora los hace Ciro, no lo critiquemos. La realidad rebasa por mucho la ficción en donde Graco y sus testaferros nos quieren tener.

 

JABONAZO

 

Turatti, Deguer, Tres Palacios, Herrera, Rodríguez, Ortiz Mena, Cortina, Morales, Cornejo y Almada, son solo algunos de los apellidos que sufrieron secuestro en la época de Carrillo Olea. Con Graco es interminable la lista.

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