Tiempo de cambiar
La elección de junio pasado fue un mensaje claro de la sociedad a sus autoridades: hay que cambiar. Los resultados de las urnas no solo representan una calificación a los gobernantes, también exponen la necesidad de modificar la forma como se está ejerciendo el poder en la entidad. El gobernador tiene que darse cuenta de la nueva realidad política y debe ser el primero en actuar; mientras más se tarde en comprender el escenario, más difícil le resultará enfrentar las crisis que se avecinan. Hoy más que nunca Cuauhtémoc Blanco Bravo necesita aliados.
No hay otra manera de decirlo: los resultados de la elección del 06 de junio pasado fueron un muy duro golpe para la clase gobernante; el recuento de los daños es amplio: el régimen perdió el control de la cámara de diputados, perdió la capital del estado y perdió el registro de sus partidos. ¿Es todo? No. Muchos de quienes llegaron al congreso estatal son figuras resentidas con su gobierno, que abiertamente han manifestado su enfado hacia el gobernador y cabildean la revocación de mandato y el juicio político.
Al exseleccionado nacional lo han aconsejado mal en la gubernatura: le vendieron la idea de que no necesitaba hacer política como jefe del ejecutivo, de que quienes no lo apoyan o piensan distinto son sus enemigos, de que el gobernador lo puede todo, de que la gobernabilidad no sirve de nada y de que su fama personal era suficiente para contrarrestar cualquier crítica.
Basado en ello el gobernador se ha mantenido distante de la clase política estatal y se ha hecho de muchos enemigos de manera innecesaria. Ítem más: durante el proceso electoral le vendieron la idea de que era más importante ganar la capital del estado que el congreso y por eso apostó todo a una aventura que desde el principio lucía complicada, porque su candidato fue arrogante, sin carisma, se peleo con todos y nunca tuvo la humildad ni la inteligencia para hacer alianzas.
Lo que se diga hoy al respecto ya es historia y no cambiará la situación que está a la vista: el panorama político para la segunda mitad del sexenio es complejo y lo que prosigue es encontrar la manera de atemperarlo antes de que comience la guerra y estallen las crisis. El primer frente abierto contra el gobernador está en la cámara de diputados, es complejo porque está conformado por figuras más experimentadas que las anteriores y decididas a enfrentarse al exfutbolista.
El gobernador siempre será una figura importante, con fuerza, con estructura y recursos, pero dependiendo de las circunstancias puede debilitare o volverse un ente perseguido por otros actores, sobre todo cuando, como ahora, entramos a la parte más compleja del sexenio, la segunda mitad, cuando se conjugan los intereses personales con los electorales y comienza la carrera por la sucesión.
Algo que no puede perder de vista Cuauhtémoc Blanco Bravo es que ya es gobernador y lo fundamental para él debe ser sacar adelante la administración que tiene a cargo. Atrás quedaron las elecciones, ya no le deben importar las candidaturas ni tampoco los colores de quienes ganaron; lo que sigue es un proceso intenso de diálogo, de negociación y de acuerdos con todos los actores de poder.
Para el mandatario debe ser prioritario construir o fortalecer sus alianzas, sentarse con las autoridades electas y dejar atrás cualquier sentimiento derivado de la contienda. El jefe del ejecutivo debe ponerse por encima de la efervescencia política, necesita superar el golpe del 06 de junio y tiene que darle vuelta a la página; nada de lo que pueda hacer ahora modificará el resultado, pero una actitud conciliadora puede ser la diferencia entre vivir un ambiente de sana relación política o enfrentar un escenario de conflicto permanente por los próximos tres años.
Para contextualizar lo que puede venir debemos identificar algo de lo que hay:
La siguiente legislatura local va a ser de oposición y hasta la bancada de Morena puede ser dura, porque seis de sus siete integrantes obedecen a la línea política de Rabín Salazar, un innecesario enemigo del gobernador.
Las fiscalías General y Anticorrupción y la comisión de derechos humanos no van a cambiar su línea de actuación, por el contrario, derivado de los conflictos personajes en los que se han visto envueltos sus titulares (a quienes ya no van a remover de su cargo), es probable que en algún momento se vuelvan piezas clave de algún proceso legal o político en contra del jefe del ejecutivo o de alguno de los integrantes del gabinete. Ahí están los enemigos de más cuidado.
El próximo mes de agosto vence el plazo legal para que el congreso morelense armonice la ley estatal con la federal y formalice la revocación de mandato; una vez que ese instrumento ciudadano este jurídicamente constituido, se sumará a la idea de juicio político que algunos personajes de la vida pública quieren incoar al mandatario.
Aunado a todo lo anterior está la agenda social del estado, la operación cotidiana de las instituciones y los problemas inherentes al ejercicio del servicio público; ahí aparecen temas como la inseguridad y la violencia, el desarrollo económico, el manejo financiero de la administración y en un plano preponderante la puesta en marcha de la Central de Ciclo Combinado, conocida también como la termoeléctrica de Huexca.
Poco a poco se va formando un escenario de crisis política en el estado derivado de la revancha que algunos grupos y personajes de la vida pública estatal buscarán en contra del gobernador Cuauhtémoc Blanco y de la complejidad natural del estado de Morelos. La elección pasada fue un parteaguas, modificó de fondo el escenario, cambió los equilibrios de poder y dejó al gobernador Blanco en desventaja frente a sus adversarios.
La situación aún no es crítica, pero existen todos los elementos para que en el futuro inmediato estalle un problema serio en torno al gobierno estatal. Lo anterior y todo lo que se pueda añadir al análisis no es para atacar a ninguna autoridad, ni para festinar un panorama adverso para nadie, sino para identificar la complejidad del momento que vivimos y entender la urgencia de que se tomen decisiones adecuadas con el fin de que las posiciones no se radicalicen. Si la crisis estalla los afectados seremos todos.
La clave para que el jefe del ejecutivo sortee la tempestad no depende solo de la estrategia y el cambio de actitud que tengan él y su equipo en los tiempos venideros, también derivará de que fortalezca y se amplíen sus alianzas, que mejore su imagen pública y se comunique de forma distinta con la sociedad. Hoy más que nunca la operación política y el manejo de comunicación serán claves para la gobernabilidad del gobierno estatal.
A partir de ahora todos los conflictos que se generen en torno a Cuauhtémoc Blanco deben verse con otros ojos, porque cualquiera puede convertirse en el detonante de una crisis mayor o en el motivo para que los enemigos políticos del gobernador inicien un procedimiento en su contra, agiten las aguas de cara a un proceso de revocación de mandato y exijan públicamente su remoción del cargo.
Dos áreas, insisto, se vuelven determinantes en el futuro de esta administración: la política y la comunicación. Ahí estará la gobernabilidad para la segunda mitad del sexenio.
posdata
El alcalde electo de Cuernavaca ha replanteado su mensaje: no ha tomado ninguna decisión respecto a la situación en el ayuntamiento capitalino porque su encomienda empieza hasta el primer minuto del 2022. En el caso concreto del convenio de Mando Coordinado de Policía aclara que la decisión la tomará el cabildo.
José Luis Urióstegui es un tipo serio, congruente y profesional en su actuación; a ello se debe añadir que es una buena persona, conocedor de los problemas de la capital y sensible a cada uno de ellos, porque es de aquí y no tiene planeado irse.
Los meses que separan el triunfo electoral de la toma de protesta en la capital de Morelos deben servir al abogado para trazar un plan de trabajo integral, que incorpore el proceso de entrega recepción y fije una ruta inmediata en las labores que le corresponderán como autoridad municipal.
Todas las reuniones en las que participa Urióstegui son importantes, le ayudan a escuchar a la ciudadanía y ampliar su visión respecto a lo que debe hacer como presidente municipal, pero de manera paralela necesita definir ya un equipo que le ayude a planificar el futuro de la ciudad y a revisar de manera detallada lo que recibirá de parte del gobierno saliente, para no encontrarse con sorpresas una vez que tome el cargo.
Entendamos algo: la expectativa que generó José Luis Urióstegui en campaña fue el detonante para que ganara la elección, pero ahora será un elemento de presión para su gobierno, porque quienes votaron por él para que cambiara las cosas esperarán resultados de inmediato, anque sepan que eso no es posible.
No tengo la menor duda de que José Luis será un buen presidente municipal porque tiene todo para serlo: capacidad, preparación, conocimiento, experiencia, honorabilidad, sencillez, calidad moral y humanismo. Pero para que su gobierno sea exitoso necesita de algo mas: equipo.
nota
Imagina, lectora lector queridos, que vas en una carrera a gran velocidad, seguro de cada paso y alegre por la rapidez como avanzas. De pronto, cerca del final, tropiezas, caes, das maromas y te golpeas la cabeza. Quienes observan la competencia se dan cuenta de que perdiste la vertical, pero no le dan mucha importancia porque la competencia sigue y aunque varios quedaron en el camino, los demás siguen avanzando hacia la meta.
Entonces te levantas a gran velocidad tratando de recuperar el paso, pero lo haces sin recuperarte del golpe; entonces en lugar de caminar normalmente lo haces dando tumbos, sin sentido y con una evidente desorientación. Entonces sí todos te voltean a ver y se dan cuenta que estas mal, que no puedes seguir adelante y que tus intentos de seguir sin darte tiempo para recuperarte en lugar de hacerte ver bien te dejan en ridículo por la forma como te mueves.
Sirva lo anterior como analogía para exponer lo que en este momento hacen algunos personajes de la vida pública que directa o indirectamente participaron en la elección, que jugaron en un partido diferente al suyo y fracasaron. Ahora tratan desesperadamente de regresar a casa y se manifiestan más obradoristas que Andrés Manuel, para que no los dejen fuera del partido al que, suponían, ya no iban a necesitar.
En la vida como en la política, después de un golpe es necesario tomarse un tiempo para recuperarse, porque de no hacerlo se puede caer en errores o ridiculeces, como las que están haciendo algunos actores de la vida pública.
post it
La Fiscalía Anticorrupción dijo ayer que las denuncias presentadas contra el exgobernador Graco Ramírez y sus compinches han sido judicializadas casi en su totalidad, “en un 85 por ciento”; solo algunas fueron desechadas por falta de pruebas.
Este día el consejero jurídico del estado desmiente esas cifras y aclara que solo el 12 por ciento de las demandas se encuentran judicializadas.
Independientemente de los porcentajes la realidad es una: el exgobernador Graco Ramírez anda libre, millonario, contento y sin preocupaciones, sabe que no le van a hacer nada no solo porque tiene a los fiscales de su lado, sino (principalmente) porque quienes tienen la encomienda de armar las carpetas en su contra son incompetentes. Esa tranquilidad lo ha animado a prepararse para enfrentar a su sucesor.
En política no hay enemigo pequeño y el tabasqueño es sin duda uno de los más duros enemigos que tiene el gobernador Cuauhtémoc Blanco. Lo tuvo, era suyo y lo dejó ir.
redes sociales
Tres años después debemos aceptarlo: lo de “cárcel a Graco” fue solo una promesa de campaña.
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