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Los malos siguen aquí en Pantelhó, Chiapas

Pantelhó.— En esta comunidad, ubicada a 60 kilómetros al noreste de San Cristóbal de las Casas, la población tiene miedo, se rehúsan a hablar y mucho menos se atreven a dar su nombre. “Los malos siguen aquí”, aseguraron, luego del enfrentamiento ocurrido el miércoles pasado entre grupos armados.

El 7 de julio se registraron enfrentamientos durante horas entre integrantes del crimen organizado y el recién conformado grupo de autodefensa del pueblo El Machete, lo que provocó el desplazamiento forzado de más de 2 mil personas de este municipio y de Chenalhó.

Lo que no se sabía es que ese mismo día, tres indígenas tzotziles fallecieron al estallar un vehículo en el que se transportaban explosivos.

El estallido ocurrió hacia las 21:15 horas, a unos 100 metros de una vivienda donde dormía una familia. Los padres y dos menores resultaron ilesos pero la casa, de concreto y techo de lámina, resultó con daños severos estructurales, al igual que el plantel del Colegio de Bachilleres de Chiapas Número 59.

El jueves, cuando cesaron los enfrentamientos, los pobladores de este municipio —con 22 mil 11 habitantes tzotziles— se atrevieron a salir a la calle y se encontraron con restos humanos dispersos, y dentro del vehículo, al parecer una persona calcinada.

“No se tocó nada, ya que pensamos que vendrían las autoridades a dar fe de los hechos, pero horas después nos dimos cuenta de que los perros se habían comido los pocos restos humanos que salieron volando con la explosión”, narraron.

En un recorrido que realizó EL UNIVERSAL durante el fin de semana en Pantelhó, se observó el vehículo calcinado impactado sobre la barda de un terreno.

A unos 50 metros del auto había una cartera vacía, una chancla de plástico negra, un pequeño pedazo de tela negra y manchas que se mezclaban con la tierra, así como pasto y arbolitos quemados.

En otro extremo de la cabecera municipal, se encontró otro carro quemado, que daba cuenta del enfrentamiento entre grupos del crimen organizado y las autodefensas del pueblo.

La presencia militar

Antes de llegar a este municipio, localizado a poco más de 100 kilómetros de la capital chiapaneca, en la comunidad de Mitontic, muy cerca de la cabecera municipal de Chenalhó, efectivos del Ejército Mexicano revisaban minuciosamente todos los vehículos que circulaban, ya que también buscan el armamento, municiones y fornituras que les robó un grupo armado en la comunidad de Majomud.

Cuatro cuadrillas de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), custodiadas por un centenar de efectivos de la Guardia Nacional (GN), llegaron a restablecer la energía eléctrica.

Las Fuerzas Armadas tomaron el control de la cabecera municipal, escenario de los enfrentamientos, para generar un clima de paz y tranquilidad, que permita a los desplazados retornar; pero aún hay temor, pues dicen, “los malos siguen aquí”.

La violencia estalló tras el asesinato en la cabecera municipal de Simojovel del catequista y expresidente de la organización Las Abejas de Acteal, Simón Pedro Pérez López, responsabilizando de los hechos a grupos del crimen organizado que presuntamente tienen nexos con la presidenta municipal, Delya Janeth Flores Velasco, y el alcalde electo, Raquel Trujillo Morales.

La Diócesis de San Cristóbal de las Casas y el coordinador de la Pastoral de la Movilidad Humana (PMH) y párroco de Simojovel, Marcelo Pérez Pérez han denunciado homicidios, abusos, robo de tierra y vehículos, así como desplazamiento forzado de indígenas realizados por caciques y narcopolíticos coludidos con el crimen organizado.

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