Un día en Tijuana, la ciudad más sangrienta de México
Una cabeza envuelta en bolsas de plástico es hallada en el interior de una mochila, en la colonia Hidalgo.
Dos horas después la policía encuentra a un hombre en el interior de un domicilio en la colonia Libertad. La víctima está atada de las manos y tiene enredado alrededor del cuello un cable de color negro.
Una hora más tarde dos cadáveres son localizados en la colonia Baja Maq El Águila. Uno de ellos presentaba el pecho totalmente calcinado.
En la tarde, en el Fraccionamiento Residencial del Bosque, es hallado el cuerpo de una mujer dentro de un Kia Óptima. La portezuela del copiloto está abierta. La mujer presenta varios impactos de arma de fuego.
En la noche encuentran a un hombre con un tiro en el pecho en Playas de Tijuana.
Esto ocurre el 1º de julio, un día promedio.
Pero los ha habido peores. 14 ejecuciones registradas el día de la pasada jornada electoral, 11 homicidios cometidos el 19 de junio y otros 14 entre el 11 y el 12 de febrero pasados.
En Tijuana se registraron 10 homicidios el 11 de julio (siete muertos en solo dos ataques), y 11 el día 18: este último día, en un departamento del fraccionamiento Natura, la policía encontró los cuerpos de cuatro personas que habían sido sometidas a diferentes tipos de violencia y tortura.
Ayer, 27 de julio, hubo nueve ejecuciones más.
La espiral fue ascendiendo de manera imparable. 170 homicidios en junio, 144 en febrero, 124 en marzo… 149 en julio.
Demasiados muertos incluso para una ciudad que ha estado tantas veces en el primer lugar de la lista de las más violentas: en 1998, 1999, 2003, 2004, 2006, 2007, 2017 y 2018.
Entre enero de 2019 y enero de 2020 se registraron en ese lugar 2,158 homicidios. El año anterior se habían contabilizado 2, 229.
Hoy se registra un promedio de 5.7 homicidios cada 24 horas. La ciudad llegó al mes de julio con 1, 045 asesinatos. El seguimiento de la violencia que realiza en cada uno de sus números el semanario Zeta, hiela la sangre: las páginas de esa revista son un compendio de los horrores que no vemos.
El secretario de Marina, José Rafael Ojeda, ubicó hace unos días a Tijuana como el municipio más violento del país según las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad: Tijuana está arriba de Juárez, de León, de Cajeme, de Acapulco, de Fresnillo, de Guadalajara, Ensenada y Celaya.
El pasado 21 de julio, sicarios del Cártel Jalisco Nueva Generación abandonaron una cartulina acompañada por una cabeza de cerdo: “Se acabó la tregua”. En febrero habían amenazado al jefe de la policía Pedro Cruz Camarena a través de un video, por supuestos tratos que mandos de seguridad no habían cumplido.
Investigaciones del gobierno de Estados Unidos han revelado que un grupo de sicarios del Cártel Jalisco, conocidos como Los Cabos, emprendieron desde 2018 una “limpia” en contra de sus enemigos del Cártel de Sinaloa: las dos organizaciones preponderantes en el corredor Tijuana-San Diego.
“El grupo está acusado de enviar a grandes grupos de asesinos armados para que se apoderen de la región, incluyendo la planificación de más de 150 asesinatos en un periodo de aproximadamente seis meses, la mayoría de ellos en Tijuana”, revelaron fiscales federales que llevan el caso, y cuya información fue obtenida a partir de la intercepción de un chat.
En Tijuana, los titulares de estos días son elocuentes: “Tijuana vive acorralada por el miedo”, “Hay temor en Tijuana ante la violencia y el crimen organizado”, “Tijuana encabeza la lista de municipios con mayor violencia…”.
Se sobrevive con desesperanza en medio de un ambiente tenso. El miedo limita cada vez más las libertades. Ayer hubo nueve muertos, y probablemente mañana habrá otros seis.
Los temas cotidianos son los muertos. La guerra por el control de las calles. El “cobro” de piso. La vuelta del secuestro. Miles de ciudadanos viven aplastados nuevamente por la bota del crimen organizado.
Otra vez, Tijuana es nuestra ciudad más sangrienta.