En la próxima Legislatura llegarán a la Cámara baja 65 diputados de grupos vulnerables como indígenas, migrantes y personas con discapacidad; el reto será que estos legisladores dejen de lado sus colores partidistas para velar por los derechos de los sectores que representan
La LXV Legislatura de la Cámara de Diputados, que inicia funciones en dos semanas, se caracterizará no sólo por la diversidad de los colores de los partidos que la integrarán, sino por el hecho de que por primera vez en la historia del país, en el recinto legislativo de San Lázaro se cumplirán cuotas con grupos que habían sido segregados del Congreso federal y que no contaban con una representación real.
Después de las elecciones del 6 de junio llegarán a la Cámara baja 37 diputados indígenas, diez migrantes, ocho personas con discapacidad, seis personas afromexicanas y cuatro representantes de la diversidad sexual.
Esto se logró gracias a acciones afirmativas, es decir, políticas públicas cuyo objetivo es compensar las condiciones que discriminan o segregan a ciertos grupos sociales en el ejercicio de sus derechos.
“Pueden definirse como aquellas acciones cuyo objetivo es borrar o hacer desaparecer la discriminación existente en la actualidad o en el momento de su aplicación, corregir la pasada y evitar la futura, además de crear oportunidades para los sectores subordinados”, explica la Cámara de Diputados en el informe Acciones Afirmativas publicado en agosto del 2008.
De los 500 integrantes de la Cámara de Diputados que conformarán el 1 de septiembre la LXV Legislatura, 65 llegaron a través de acciones afirmativas luego de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) y el Instituto Nacional Electoral (INE) ordenaran a los partidos políticos que de manera individual o, en coalición, registraran un mínimo de 50 candidaturas para grupos de personas en situaciones de vulnerabilidad: 32 fórmulas de Mayoría Relativa (voto directo) y 18 de Representación Proporcional (plurinominales).
Si bien durante esta nueva Legislatura llegará la diversidad, los legisladores tendrán dos tareas que serán primordiales para que las puertas sigan abiertas para estos grupos sociales.
La primera es legislar al respecto y plantear las reglas para que en próximas elecciones puedan tener acceso no solo a la Cámara baja, sino también al Senado de la República y a los Congresos locales, ya que las acciones afirmativas son solo de carácter temporal.
El siguiente reto, coinciden especialistas, es lograr que los nuevos diputados electos por acciones afirmativas trabajen para el bienestar del grupo social al que representan y no antepongan los intereses del partido que los abanderó o cuestiones políticas e ideológicas externas.
Un antecedente inmediato fue lo que ocurrió en meses pasados durante la actual LXIV Legislatura, en la que sin importar el partido, diputadas y senadoras se unieron para impulsar la paridad total en los tres niveles de gobierno.
Para el siguiente periodo legislativo llegarán a la Cámara baja 37 diputados indígenas, diez migrantes, ocho personas con discapacidad, seis personas afromexicanas y cuatro representantes de la diversidad sexual
Contra los ‘cachirules’ en la nueva Legislatura
Pese a este antecedente, el panorama para los legisladores podría ser adverso, ya que en el mismo proceso de selección de los candidatos de las fórmulas, no todos los registrados representaban a un cierto sector vulnerable.
Es decir, algunos políticos se hicieron pasar por migrantes, discapacitados o indígenas para poder acceder a un lugar en las listas.
Como el caso de Óscar Daniel Martínez Terrazas del PAN, quien compitió por una diputación federal plurinominal luego de autodescribirse como indígena.
Después de ser descubierto, el albiazul confesó que logró colarse a las listas de su partido y del INE a través de una acreditación que le entregó una comunidad indígena del estado de Guerrero, lugar donde no nació ni vive.
“No pasa nada, es un acto discriminatorio suponer que un indígena debe medir un metro y ser de una tez y un color”, dijo el aspirante que mide más de 1.80 metros, radica en Cuernavaca, Morelos, es de piel blanca y no habla ninguna lengua indígena. Aunque sí fue candidato, Martínez Terrazas perdió el pasado 6 de junio.
Al respecto, Elvia Yolanda Martínez Cosío, diputada electa de Movimiento Ciudadano por la acción migrante, dijo durante el foro virtual “Evaluación y prospectiva de las acciones afirmativas en los procesos electorales federales”, que es urgente trabajar para que existan requisitos reales que garanticen la efectiva representación de los grupos que son impulsados a través de estas acciones afirmativas y así evitar a los “diputados cachirules”.
La candidatura de Victoriano Wences Real fue impugnada por representantes de las cuatro etnias indígenas que militan en Morena, quienes lo acusaron de auto describirse como indígena y de utilizar la firma de un comisario nahua para avalar su auto reconocimiento.
A pesar de la impugnación, el TEPJF avaló la candidatura del líder del Partido del Trabajo, quien representará al distrito 5 electoral (Azcapotzalco) en la próxima legislatura.
Sobre su autoadscripción como indígena, Wences Real consideró que para representar a un grupo población indígena no necesariamente se requiere ser originario, pero a diferencia de Martínez Terrazas, se debe de trabajar directamente en beneficio de los pueblos y comunidades indígenas.
“Después de 37 años de vivir en comunidades indígenas y 21 años de trabajar por su desarrollo, pude cumplir con facilidad la autoadscripción que estableció el Instituto. Es necesario que la oferta electoral de los partidos sea más objetiva y congruente en defensa de los más de 25 millones de indígenas que hay en el país, pero sobre todo atendiendo sus necesidades y no sólo el discurso”, dijo el legislador electo.