Nombramiento discriminatorio
Con el bochornoso sainete de la agregaduría cultural en España, Rafael Pérez Gay resaltó el viernes: “Uno de los rasgos definitivos de este gobierno es la incultura, el desprecio por el conocimiento, el desdén por la curiosidad intelectual” y sentenció: “La cultura estatal es un basurero…”.
De la representación fue corrido el escritor Jorge F. Hernández y nombrada en su lugar la ensayista Brenda Lozano, a quien el presidente López Obrador impidió asumir el cargo, instruyendo al canciller Marcelo Ebrard designar a una “mujer indígena, una poeta del Istmo, de aquí del centro del país, mexica”, lo que implica un imposible doble perfil discriminatorio para todas las demás etnias (alrededor de 60) nacionales, incluidas las de aquella región oaxaqueña: huaves, mixes, zapotecas, zoques y chontales.
Hernández criticó en MILENIO al inexplicable juncionario de materiales educativos de la Secretaría federal de Educación (un mequetrefe llamado Marx) por haber dicho la estupidez de que “leer por goce es un acto de consumo capitalista”.
Convencido de que “este gobierno no soporta el humor y el refinamiento literario”, Pérez Gay hizo notar que la señora, “ni perezosa ni tarda hizo la maleta, se puso su vestido blanco y aceptó el cargo (…). Nadie le enseñó que si corren a patadas a un colega y amigo, aceptar el cargo que él ostentaba es un deshonor, por decir lo menos (…). Critico al Presidente, pero le acepto un puesto a las primeras de cambio. Además me trago los sapos que me tire en las mañaneras…”.
Y es que López Obrador, quien supone que la cultura en México la determinan Héctor Aguilar Camín y Enrique Krauze, dijo de ella: “Es un asunto de moralidad, de congruencia. Si no está de acuerdo con nuestro proyecto, ¿cómo nos va a representar?”.
Aunque la señora dice haber votado en tres ocasiones por él, se le atribuye haber chacoteado con el mote pejelagarto y ser autora de pitorréicos memes.
El mismo viernes, en El País, la aludida publicó que “aparte de los insultos, muchos afirman que mis posiciones críticas, el despido y la renuncia que ha ocurrido en la Secretaría de Relaciones Exteriores debieran llevarme a presentar mi renuncia. Pienso lo contrario (…), no es mi función favorecer la idea de que la cultura mexicana debe requerir una afiliación ideológica…”.
Oh oh: AMLO sí.
Ante la orden presidencial, el canciller Ebrard tiene que hallar no solo a una meritoria poeta indígena que también declame a Nezahualcóyotl sino preparada para la función esencial de gestionar y enlazar instituciones, artistas, empresas mexicanas y españolas; organizar, programar y ejecutar exposiciones, conferencias, festivales de artistas y creadores; promover intercambios culturales y becas de estudiantes en ambos países; alentar la venta y edición de autores, así como administrar el financiamiento parcial o total de proyectos. En suma: llevar la relación cotidiana con las autoridades culturales de la hoy satanizada España...
Carlos Marín