Fertilia le dijo a su novio: "Mi relación contigo me ha hecho crecer, Libidiano". "¿De veras?" -replicó él, complacido. "Sí -confirmó la muchacha-. Y en los próximos meses voy a crecer más. Estoy embarazada"... Un geólogo, un clérigo y un vaquero contemplaban desde la altura el Gran Cañón del Colorado. Exclamó el geólogo: "¡Qué maravilla de la naturaleza!" Exclamó el clérigo: "¡Qué majestuosa obra del Señor!" Exclamó el vaquero: "¡Qué lugar tan caón pa' perder una vaca!"... El pastor Amaz Ingrace logró por fin convencer a Salacino de que aceptara la verdadera religión. Le preguntó: "¿Renuncias al mundo, al demonio y a la carne?" "Al mundo y al demonio sí -respondió el converso-, pero a la carne por el momento no. No quiero aparecer como un fanático"... Florilí acompañaba en el piano a su novio, que cantaba la sentida romanza intitulada Soy como la golondrina. El papá de la chica entró en la sala, y lo que vio lo puso en paroxismo de iracundia: al tiempo que cantaba, el muchacho metía las manos en el escote de la pianista. Dijo furioso el genitor: "Usted no es como la golondrina, joven. ¡Es como la shingada!"... Don Algón recibió en su empresa la visita de un inspector del trabajo. Le preguntó éste: "¿Cuántos empleados tiene, separados por sexo?" "Ninguno -respondió el ejecutivo-. Aquí el sexo no separa a los empleados. Más bien los une"... Meñico Maldotado, infeliz joven con quien la naturaleza se mostró avara en la parte correspondiente a la entrepierna, casó con Pirulina, muchacha sabidora de la vida. Al empezar la noche de bodas el anheloso novio dejó caer la bata que lo cubría. Vio Pirulina lo que tenía que ver y exclamó luego con disgusto: "¡Carajo! ¡Y ni siquiera voy a poder decir: 'Lo siento'!"... Un joven marido decidió dar a su mujercita una fiesta sorpresa el día de su cumpleaños. Le dijo: "Arréglate, mi vida. Vamos a salir". Ella subió a la recámara; su maridito abrió la puerta, hizo entrar a todos los amigos y apagó la luz. En eso apareció la muchacha en lo alto de la escalera, que estaba muy iluminada. Iba sin nada de ropa encima, y le dijo a su esposo: "Ven ahora, mi amor, porque al regresar me vas a salir, como siempre, con que vienes muy cansado"... Astatrasio Garrajarra llegó borracho a su casa en horas de la madrugada. "¡Ábreme, viejita!" -le rogó a su esposa. "¡Lárgate! -gritó ella con destemplada voz-. ¡Vete de aquí, beodo, briago, dipsómano, azumbrado, temulento, ebrio, chispo, alcoholizado, pellejo, mamado, borrachín!" "Ábreme -insistió el catavinos-. Te traigo una sorpresa. ¡Me saqué en una rifa una estufa y un trinchador!" La mujer abrió la puerta. Dijo: "No los veo". Replicó el beodo: "Con esta corcholata los puedo reclamar. Mira, lee: 'Estufa y trinchador'". "¡Qué estufa y trinchador ni qué tus narices! -se enfureció la mujer-. ¡Aquí dice 'Estudia y triunfarás!'"... El oficial del Registro Civil le dijo ya molesto al hombrecito que lo visitaba en su despacho: "Le suplico que no siga viniendo cada semana, don Martiriano. Ya le he dicho que su contrato de matrimonio no tiene fecha de vencimiento"... Don Geroncio, señor de edad madura, casó con Pirulina, muchacha en flor de edad. La noche de las bodas el añoso galán le preguntó a su desposada: "¿Eres virgen?" "¿Por qué? -respondió ella-. ¡Ah, ya sé! ¡Necesitas un milagro!"... FIN.