Cambiar o seguir igual
Este fin de semana se llevará a cabo el registro de las planillas que deseen competir por la dirigencia estatal del Partido Acción Nacional, presidida hoy por Juan Carlos Martínez Terrazas. A la vista solo habrá dos propuestas: la de la exdiputada Dalila Sandoval, respaldada totalmente por los hermanos Martínez Terrazas y la de la exregidora Dennise Guillermina Pérez, quien representaría a la oposición. La decisión del panismo es una: cambiar o continuar por el mismo camino.
Desde hace años el PAN en Morelos vive momentos difíciles producto de los errores, excesos y abusos cometidos por sus dirigencias; primero fue la Sagrada Familia, conformada por un grupo de personas relacionadas por lazos sanguíneos que se repartieron el poder y abusaron de los cargos públicos; después llegó la Santísima Trinidad, un grupo más reducido que continuó los yerros y las malas prácticas.
Veintiún años después de que ganaron la gubernatura de Morelos el panorama panista morelense no es muy halagüeño: la militancia se redujo, se dividió y muchos de los liderazgos históricos del partido se alejaron. Lo que queda ahora es el cascarón de un partido en donde sus pocos integrantes están desmotivados, alejados de la institución y apáticos frente a la mala conducción. Actualmente la fuerza más importante del PAN no está en su militancia, sino en los simpatizantes que los ubican como la única opción para hacerle sombra o competencia a Morena.
La que viene es una elección interna interesante porque mostrará si algo queda vivo en ese partido y si es posible pensar que en el 2024 existe alguna posibilidad de alternancia. Más allá del nombre de la persona que encabece la institución por los próximos tres años, lo interesante será ver qué queda de un ente que tenía ideología, propósito y deseos de ganar elecciones.
La militancia azul no debería apostar por la continuidad de los hermanos Terrazas, porque eso significaría condenar al PAN a tres años más de mediocridad, de ausencia y de complicidades gubernamentales; por supuesto tampoco deben regresar al pasado, que ya demostró ser incompetente y abusivo. La llegada de una dama a la dirigencia estatal representa el momento perfecto para que el panismo renueve su clase política y abra paso a quienes llevan años en la institución haciendo trabajo de base.
El proceso para elegir a la nueva dirigencia empieza por el registro de planillas, lo que implica presentar un número determinado de firmas de la militancia de toda la entidad; aquí está el primer filtro, porque quien validará las firmas presentadas es el comité estatal de los hermanos Terrazas, patrocinadores de la campaña de Dalila Sandoval.
Emulando lo que sucede en la contienda nacional los Terrazas pueden intentar cerrarle el paso a sus adversarios, pero eso solo podría suceder si sus opositores no logran reunir claramente los requisitos para participar. Explico: Marko Cortés será dirigente nacional porque sus dos contrincantes no obtuvieron el respaldo de la militancia y ni sumando firmas llegan al mínimo requerido para registrarse. Juan Carlos Terrazas puede hacer lo mismo solo si las otras planillas no obtienen al menos las 368 firmas que marca la convocatoria. Hasta ahí pueden controlar las cosas.
Superado ese punto lo que sigue es una elección abierta a la militancia y en ese plano el panorama cambia, porque no todos los afiliados obedecen a ciegas los deseos de los hermanos y luego de los últimos escándalos en los que han estado envueltos la animadversión interna y externa hacia ellos ha crecido exponencialmente.
El punto hasta donde Juan Carlos Martínez Terrazas es capaz de cerrarle el paso a sus opositores será este fin de semana, cuando se lleve a cabo el registro de planillas. Si los hermanos consideran que no tienen seguro el triunfo en la elección con la militancia van a descalificar a cualquier otra planilla alegando fallas en el proceso; para que sus adversarios libren este filtro deben cumplir plenamente con los requisitos que marca la convocatoria para dejar a la dirigencia sin opción que permitirles participar.
Superado ese escenario la decisión final será de los militantes del PAN que en suma son 3 mil 673; a ellos corresponderá decidir el rumbo de su partido y sentar las bases de lo que vendrá en el 2024. Un dato importante que vale la pena resaltar es que los Terrazas son antialianzas electorales y para que el PAN le gane a Morena en el 2024 se necesita de la suma de varios partidos en una alianza.
La decisión que tomen los militantes del Partido Acción Nacional no se circunscribe al terreno ideológico, para muchos de ellos representa una oportunidad laboral porque el partido que gobierna de manera natural abre espacios de trabajo a sus militantes. Hagan memoria: ¿Cuántos panistas trabajaban en el gobierno en los sexenios de Sergio Estrada y Marco Adame y cuántos hay ahora?
Si la actitud de la militancia azul en la elección es como ha sido hasta ahora, es decir, si prevalece el conformismo o la afinidad política con el proyecto que representan los hermanos Terrazas quien encabezará el próximo comité directivo estatal del PAN será Dalila Sandoval; pero si surge un deseo de cambio la dirigencia sería encabezada por cualquier otra dama que represente una opción diferente, que no implique la continuidad de lo mismo, ni el regreso de la sagrada familia.
El proceso de elección de la nueva dirigencia del Partido Acción Nacional involucra solo a los militantes de ese partido, pero la definición de la nueva presidencia estatal es un tema que observan en todas las demás dirigencias, porque de quien resulte ganador deriva la posibilidad de alcanzar acuerdos políticos en el 2024.
El actuar de los hermanos Martínez Terrazas afecta la estructura del PAN, pero también ha pegado en el ánimo de los simpatizantes, porque en lugar de renovar a la institución y construir un proyecto político que ofrezca una alternativa al establishment, se ha convertido en comparsa, en un testigo mudo de las cosas y negocio particular de quienes los controlan.
Por todo lo anterior la decisión que tomen los panistas en su siguiente elección interna se reduce a una sola cosa: cambiar o seguir igual.
posdata
Desde hace treinta años, de manera ininterrumpida, Morelos había contado con un diputado federal emanado del partido Acción Nacional. Elección tras elección siempre hubo al menos un panista morelense sentado en una curul de San Lázaro. La racha se rompe en este 2021.
El fracaso de Daniel Martínez Terrazas en la elección del mes de junio pasado es memorable porque se trata de un candidato que perdió dos veces en una misma elección: la primera en las urnas frente a un candidato fantasma que no hizo campaña y casi nadie conocía; la segunda cuando una autoridad electoral federal lo bajó de la diputación plurinominal a unas horas de tomar posesión del cargo. Nunca un candidato de Morelos había perdido dos veces en una misma elección, ni el PAN había perdido dos curules con una misma persona.
Este fracaso se suma al mal cálculo que hizo su hermano Juan Carlos al aceptar que la nueva dirigencia del PAN en Morelos fuera para una mujer; explico: los hermanos Terrazas son amigos e incondicionales de Marko Cortés, por eso no tuvieron empacho en aceptar que la siguiente dirigencia estatal del partido en el estado fuese una dama.
Y tenían motivos propios para hacerlo: Juan Carlos Martínez Terrazas ya no se podía reelegir en el cargo y en sus cálculos (en ese momento) tenían amarrada una diputación federal para Daniel y la primera regiduría de Cuernavaca para Adrián; además pondrían a Dalila Sandoval en la silla, a quien consideran incondicional y sobre todo incapaz de tomar decisiones por si sola. ¿Qué podría salir mal?
Lo que no contaban era que unas horas antes de la toma de protesta de los diputados federales, un tribunal daría por buena la denuncia por usurpación de una candidatura indígena interpuesta contra de Daniel; de haber imaginado un escenario así los hermanos podían haber pedido a su amigo Marko Cortés que la dirigencia de Morelos fuera para un hombre y de manera natural el próximo presidente del partido sería para el hermano que había perdido (dos veces) la diputación federal.
La torpeza y pereza política de los hermanos Terrazas se combinó con otros aspectos que a la postre derivaron en un escenario que nunca consideraron: al iniciar del proceso electoral el panorama de esa familia era ideal: volverían a tener el control del partido, una diputación federal y una regiduría en Cuernavaca sin invertir tiempo, dinero ni esfuerzo, pero sobre todo sin merecerlo; hoy solo tienen una regiduría y deberán trabajar mucho para que sus adversarios no les arrebaten el manejo del partido.
La política es cambiante, sobre todo cuando no se asume con seriedad. En breve veremos si continúa la mala racha de los hermanos o logran recuperarse.
Por lo pronto el momento anímico favorece a sus adversarios.
nota
El duelo político entre el gobernador y el fiscal de Morelos es intenso, o al menos así lo ha tomado el abogado Carmona. Luego de que el congreso federal determinó que el titular de la FGE Morelos no cuenta con fuero y es susceptible de una actuación judicial por parte de la FGR, que lo acusa de ejercicio indebido del servicio público, se filtró de manera “espontánea” una denuncia contra el gobernador y su familia presentada ante la Fiscalía Estatal Anticorrupción.
Sin entrar al detalle de ambas acusaciones, es decir, al fondo de las denuncias, lo que es evidente es que existe un enfrentamiento mediático entre ambos personajes que cada vez toma niveles más elevados y afecta la estabilidad del estado. Dicho sea de paso: la denuncia presentada contra el gobernador y su familia en la FECC parece estar basada en las acusaciones que hay en el llamado Caso Primavera que hace varios meses fue desechado por el propio presidente Andrés Manuel López Obrador.
Mientras estas acusaciones no pasen de los dichos, lo que tenemos enfrente es una telenovela.
post it
Cuentan los que saben que detrás de la denuncia presentada ante la FECC está la mano del exgobernador Graco Ramírez; al menos hay gente afín a él que se ha encargado de multiplicar el contenido de la denuncia aunque, se supone, es un documento legal que tendría que ser manejado con secrecía.
El punto es uno: el graquismo está de regreso porque el gobierno de Cuauhtémoc Blanco no ha sido capaz, hasta el momento, de actuar firmemente contra nadie; van 60 denuncias presentadas contra graquistas y ninguna firme porque los abogados del estado, empezando por el consejero jurídico, son profesionalmente incompetentes… o cómplices de los ladrones.
Lo dicho: si el gobernador no da un golpe certero contra los corruptos, el enfado social será en contra de él y su gobierno.
redes sociales
Al alcalde Villalobos le duelen los “ataques y las denostaciones” que hay en su contra en redes sociales; lo que no le duele es la situación el la que tiene Cuernavaca, ni el daño que ha causado a sus habitantes su pésimo desempeño como autoridad.
“Es momento de trabajar en unidad”; lo dice el edil que no ha trabajado.
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