Ciudad Hidalgo.— Apoyados por traficantes de personas, unos 800 migrantes haitianos ingresan diariamente a México a bordo de improvisadas embarcaciones, las cuales están construidas con neumáticos de tractor y tablas. Navegan por el río Suchiate —en la frontera con Guatemala— ante la presunta complicidad de elementos del Instituto Nacional de Migración (INM) y la Guardia Nacional (GN).
En un recorrido que realizó este diario por la orilla del afluente y por pasos informales escondidos entre el monte y plantaciones de plátano, se observó la llegada de varias balsas cargadas con unos 20 migrantes haitianos cada una, entre hombres y mujeres con niños lactando.
Del otro lado, en territorio guatemalteco, se constató la presencia de varios migrantes caribeños que esperan el regreso de las balsas para abordarlas y realizar el cruce a México.
Se pudo observar que una patrulla de la Guardia Nacional con personal del INM recorría la zona sin prestar atención a lo que ocurría. Balseros y tricicleros, quienes declinaron proporcionar su identidad por temor a represalias, denunciaron que, presuntamente, las autoridades cobran a “los morenos” 100 dólares por familia para no detenerlos y dejarlos seguir su camino.
Detallaron que diariamente cruzan a territorio mexicano unos 800 haitianos que llegan a Tecún Umán, Guatemala, para luego trasladarse a la ciudad de Tapachula, ubicada a unos 45 kilómetros de la frontera sur.
Las casas de seguridad
Al cruzar en balsas a Tecún Umán, en una zona a las afueras de este poblado fronterizo con Chiapas, se llega a las casas donde los traficantes de personas tienen lugares, donde ofrecen alojamiento, comida y el cruce a México por la cantidad de 300 dólares por familia.
Ante la llegada inesperada de reporteros, decenas de haitianos se refugiaron en las viviendas, mientras un grupo de jóvenes encapuchados, con garrotes y visiblemente molestos cuestionaba la presencia de los medios.
“¿Qué hacen aquí? No pueden grabar ni tomar fotos, ¡váyanse, váyanse!”, exigían, mientras otro realizaba llamadas en su celular. “Ustedes no pueden venir aquí; identifíquense. ¿Quiénes son? ¿A qué vienen?”, insistían molestos. “Sólo hacemos un trabajo periodístico de los migrantes haitianos”, explicó el grupo de reporteros. “Ya los vamos a cruzar, pero no queremos que nos graben ni que graben las casas; del otro lado, si quieren, grábenlos”, indicó uno de los chicos.
Luego de que los comunicadores se retiraron del lugar, 20 minutos después, hombres, mujeres y menores salieron de las viviendas y abordaron las embarcaciones que cruzaron el crecido río Suchiate.
Una vez en territorio mexicano, los grupos abordaron diversos triciclos que los llevaron por diferentes vías: a algunos, a casas de seguridad para luego ser llevados a Tapachula por caminos de extravío guiados por polleros, mientras que otros viajaron por su propia cuenta en vehículos del servicio público.