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SERPIENTES Y ESCALERAS

¿Qué se necesita para ser un buen gobernante?

La respuesta puede ser simple de contestar, pero es sumamente compleja de llevar a cabo; hace unos días charlando con un amigo escuchaba su reflexión sobre el naciente gobierno de Cuernavaca: “A José Luis le falta venderse mejor y necesita acompañarse de un buen equipo, con personas que cumplan con los perfiles profesionales que requiere cada uno de los cargos”. Así se sencilla puede ser la contestación, pero que se lleve a cabo la sugerencia es mucho más complicado.

¿Cuántas veces en los últimos años hemos visto la llegada de políticos experimentados y personajes ciudadanos a la actividad pública que despertaron la ilusión de que las cosas iban a mejorar? ¿Cuántas el desencanto llegó antes que los resultados?

Recordemos a Jorge Carrillo Olea, un militar oriundo de Jojutla que formaba parte del gabinete federal; el general parecía el personaje ideal para gobernar Morelos: tenía experiencia en administración pública, conocía el estado, era especialista en materia de seguridad y estaba bien relacionado con la clase política que gobernaba México en ese momento ¿Qué podía salir mal?

Lo mismo pasó con Sergio Estrada Cajigal, un joven que acabó con el reinado del PRI, venía de hacer un buen papel en la capital y gozaba de una enorme popularidad con la gente. La diferencia entre los gobiernos del PAN en Cuernavaca en 1997 y en Morelos en el 2 mil fue sustantiva: equipo.

Jorge Morales Barud también provocó ilusión tras su triunfo en la capital; el ixtleco ya había gobernado y lo había hecho bien: era un tipo sencillo, preparado, estudioso y sensible a la problemática social. Después de tres años los resultados de su administración fueron terribles: entregó la ciudad mucho más endeudada, quebrada y sin obra pública; su problema también fue de equipo.

La campaña a la gubernatura de Graco Ramírez fue excelsa porque atendió todos los aspectos que interesaban a la gente; el perredista contrató despachos especializados que le hicieron el trabajo de investigación, lo guiaron en el proceso electoral y hasta lo hicieron bajar de peso; el candidato tenía una solución para cada uno de los problemas y abordaba todos los temas con conocimiento; el problema en su administración fue de equipo, pero sobre todo de ambiciones.

A unos meses de que inicien las nuevas administraciones municipales vale la pena recordar lo que ha ocurrido en el pasado reciente, para poder identificar lo que puede venir en el futuro próximo. La administración que más expectativa provoca es la de Cuernavaca, porque la capital se encuentra en el peor momento de su historia, está sumida en el caos, la corrupción, la ineficiencia y la insensibilidad.

La crisis en este municipio es total: quien gobierna actualmente es un sujeto ignorante, torpe, frívolo y absolutamente corrupto, pero quien lo sustituirá es un hombre decente, un abogado honorable, conocedor de la problemática social y decidido a hacer un buen papel como autoridad. ¿Qué puede salir mal?

Gobernar Cuernavaca no es un reto nada sencillo, a ella han llegado figuras con probada experiencia en administración pública, de larga trayectoria política, carismáticas o de un enorme arrastre social: José Luis Urióstegui no tiene ninguno de estos atributos. Todos los alcaldes de la capital en la época reciente han sufrido para gobernar, se han enfrentado a situaciones sumamente complejas que han afectado su vida personal e impactado en su familia.

Los problemas más severos que han tenido los presidentes municipales de este municipio han girado sobre tres aspectos: equipo, personalidad y recursos. La falta de un buen gabinete hizo naufragar proyectos que parecían exitosos, como el de Jorge Morales Barud y el temple del alcalde llevó al ayuntamiento a escenarios críticos, como pasó con Manuel Martínez Garrigós. En todos los casos, sobre todo en época reciente, el dinero ha sido una constante que no deja dormir a los presidentes municipales.

La situación en la que se encuentra Cuernavaca es crítica y se puede poner peor si la futura administración no toma buenas decisiones: el ayuntamiento está quebrado y sus finanzas se encuentran comprometidas por varios años producto de los créditos que han contratado administraciones pasadas; la corrupción y el mal manejo administrativo, además, he hecho colapsar a diversos organismos y han suspendido casi por completo la obra pública; a eso añádase que el alcalde es torpe y lo que resulta es una tormenta perfecta.

Frente a un futuro complejo el alcalde electo de Cuernavaca José Luis Urióstegui tiene dos caminos por delante: puede apostar por la recuperación de Cuernavaca y eso empieza con una mejora sustantiva en los servicios, en la atención del gobierno a la gente y el saneamiento paulatino de sus finanzas; por esta vía es imperativo llevar a cabo ajustes de fondo en las dependencias, realizar una reingeniería financiera, ajustar la operación, recortar personal y presentar acciones legales contra quienes abusaron del presupuesto y las instituciones.

La segunda ruta que puede seguir el abogado es más sencilla y es flotar, es decir, sobrellevar el cargo sin hacer grandes cambios: cualquier cosa buena que haga Urióstegui será mejor que todo lo hecho por la administración actual; digámoslo de esta forma: José Luis Urióstegui puede llevársela tranquilo y nadar de muertito durante tres años haciendo poco, evitándose problemas y justificando su falta de resultados con la carencia de recursos económicos. Sería una administración mediocre, pero aún así resultaría mejor que la de Antonio Villalobos.

En cualquiera de los dos casos hay aspectos que invariablemente incidirán en el desempeño de la administración municipal: el equipo de gobierno y la personalidad del alcalde. Lo primero será determinante para alcanzar buenos resultados, porque sin importar la capacidad individual del titular del ayuntamiento, para que la situación mejore en Cuernavaca se necesita de un gabinete a la altura de un momento tan complejo como el que enfrenta la ciudad, sobre todo en áreas torales como finanzas, gobierno, seguridad y desarrollo urbano. Aquí entra la personalidad de José Luis, porque incide directamente en el equipo y su comportamiento fortalece o hundirá a la administración.

La expectativa que despierta el próximo gobierno de Cuernavaca es alta y el abogado tiene que aprender a administrar este sentimiento: gobernar la capital no es lo mismo estar al frente de una dependencia como la procuraduría, ni manejar un despacho jurídico; en un municipio no basta el esfuerzo individual de una sola persona, se requiere del trabajo coordinado entre todas las áreas, la supervisión permanente de cada una de las dependencias, un buen manejo de imagen y el apoyo permanente de especialistas dentro y fuera de la administración.

En los últimos veinte años el manejo de la capital ha permitido a dos alcaldes saltar a la gubernatura: Sergio Estrada Cajigal en el año 2 mil y Cuauhtémoc Blanco Bravo en el 2018; para el resto de los alcaldes Cuernavaca ha marcado el principio del fin de su carrera pública y en algunos casos, como el de Manuel Martínez, la condena al ostracismo.

Gobernar Cuernavaca es una oportunidad que muchos actores de poder buscan porque desde ahí pueden proyectar sus carreras, pero no todos tienen la capacidad de sacar adelante la ciudad y al final terminan desterrados y mal vistos. La constante del fracaso ha sido una: equipo.

Con la llegada de José Luis Urióstegui al gobierno de la capital muchos tenemos la esperanza de que Cuernavaca recupere el brillo que ha perdido y sobre todo que finalmente los ciudadanos puedan tener un gobernante sensible que ponga un alto a la impunidad que tanto ha dañado las instituciones.

Ojalá lo logre.

posdata

La postura de los fiscales morelenses no va a cambiar, sobre todo ahora que el pleito con el gobernador es frontal; Uriel Carmona y Juan Salazar afirman que su trabajo es profesional y su actuación institucional, descartan intereses políticos y protección a cualquier funcionario del gobierno anterior.

En el discurso no pueden decir otra cosa: los servidores públicos tienen responsabilidades legales y formalmente no pueden actuar por consigna ni prestarse a intereses que vayan más allá de sus atribuciones. En los hechos la historia suele ser diferente.

Visto el enfrentamiento que hay entre instituciones el futuro para los personajes involucrados en el tema es incierto: uno tiene el apoyo del presidente y los otros hasta ahora son inamovibles y su gestión concluye tres años más tarde que la del jefe del ejecutivo.

La estrategia de las partes en conflicto no los va a conducir a nada bueno.

nota

En política los mensajes van más allá de la expresión verbal; cada acción, movimiento o reunión puede interpretarse como una señal, sobre todo cuando se combinan tiempos, personajes y circunstancias.

En muchos casos las señalas pueden ser coincidencias que dan pie a malas interpretaciones, pero siempre tienen un efecto. Veamos un ejemplo:

El lunes el alcalde electo José Luis Urióstegui Salgado formalizó la salida del ayuntamiento capitalino del convenio de mando coordinado de policía: “Cuernavaca recuperará el control de la policía” dijo, al tiempo de señalar que no por ello habrá mala relación con el gobierno estatal ni se perderá la coordinación con las autoridades federales y militares.

La decisión, señaló el abogado, ya fue notificada al gobernador, al secretario de gobierno y al comisionado de seguridad “Si se desea tener una policía con una presencia disuasiva importante, se debe de retomar el control y redistribuir geográficamente en el municipio para tener los resultados que la gente desea; no solamente se pretende que la seguridad pública se recupere a través de este proceso sino también de otras políticas transversales, las cuáles van desde el empleo, la educación, salud, aportación ciudadana y ocupación de espacios públicos, la cultura y la recreación”.

Hasta ahora Cuernavaca es el único municipio que ha decidido abandonar el convenio de mando coordinado de policía, dependiendo el liderazgo que irradie José Luis Urióstegui veremos si otros presidentes municipales se suman a su iniciativa y dan por terminada la relación con el gobierno estatal en materia policiaca. Pongámoslo de esta manera: si el alcalde electo de Cuernavaca tiene peso social y político, otros ediles le pueden hacerle segunda; si no, la capital será el único municipio que se salga del MU. Esta decisión, además de policiaca, también tendrá un significado político.

Pero regresemos a las señales: al iniciar la semana José Luis Urióstegui Salgado anunció el rompimiento del acuerdo del mando coordinado de policía con el gobierno de Cuauhtémoc Blanco a partir del primer minuto del 2022, cuando tome protesta del cargo; un día después el futuro presidente municipal de Cuernavaca se reunió a comer con Jorge Messeguer, el mejor amigo de Graco Ramírez, quien fuera secretario de gobierno y luego titular de la secretaría de Movilidad y Transporte, alguien que, por cierto, como funcionario estatal siempre tuvo referencias despectivas hacia él.

Puede ser que se trate de una coincidencia, pero sin duda es una muy mala señal política que manda el alcalde electo. Un dato extra: el consultor de seguridad del presidente municipal de electo de Cuernavaca es Javier Oliva Posada, quien fue asesor de seguridad en el gobierno de Graco Ramírez.

Más de uno comienza a suponer que Urióstegui está haciendo alianza con los graquistas y eso no es nada bueno para la administración entrante.

post it

Este día cumple años Adán Augusto López Hernández, gobernador con licencia de Tabasco y actual secretario de gobernación. Junto a él colaboran de manera cercana algunos morelenses de nacimiento o por adopción, como Rabindranath Salazar, quien ocupa la subsecretaría de Desarrollo Democrático, Participación Social y Asuntos Religiosos; con Rabín están Miguel Lucia Espejo y Carlos Tercero Solís.

Dato anecdótico: en el 2013 Adán Augusto, Rabín Salazar y Alejandro Encinas acompañaron a Andrés Manuel López Obrador en la macro marcha contra la reforma energética que se llevó a cabo en la Ciudad de México. Ocho años más tarde estos personajes ocupan las tres posiciones más importantes de la Secretaría de Gobernación con Andrés Manuel López Obrador.

En el 2024 Rabín Salazar tiene amplias posibilidades de ser el candidato a la gubernatura de Morena y de ganar la elección en Morelos.

redes sociales

Hay cuatro casos confirmados de covid en el congreso de Morelos; las personas se han aislado y las oficinas mantienen un estricto control sanitario para evitar contagios. La operación del parlamento no se detendrá, confirma el presidente de la mesa Francisco Sánchez.

¡Vaya cambio! En la legislatura pasada el covid fue pretexto para que durante casi un año los diputados se ausentaran de sus labores y detuvieran el trabajo parlamentario; vamos, ni siquiera de manera virtual se reunían para trabajar.

Otro buen cambio en esta legislatura.

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