Una carta improcedente
Una de las acciones más escalofriantes de lo que están haciendo la comisión de la verdad y la fiscalía especial del caso Iguala es el énfasis que imprimen a la persecución de quien encabezó las investigaciones que condujeron al basurero de Cocula, Tomás Zerón de Lucio, ex director de la Agencia de Investigación Criminal de la extinta Procuraduría General de la República.
En el terreno formal, se le imputan los delitos contra la administración de la justicia, tortura y desaparición forzada de personas, pero tanto el subsecretario Alejandro Encinas como el fiscal especial, Omar Gómez Trejo, en sus contradictorias declaraciones de prensa, le achacan además la “siembra” de los restos (más de 60 mil) que fueron rescatados de aquel muladar y del río San Juan.
La insidia fue originalmente sembrada (aquí sí) por los integrantes del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (los colombianos Alejandro Valencia y Ángela María Buitrago; la guatemalteca Claudia Paz, el chileno Francisco Cox y el español Carlos Martín Beristain), cuya corrosiva actuación se dirigió contra el Ejército (estaban y siguen empeñados en que la matanza de los 43 sea considerada “crimen de Estado”) y, contra las evidencias (avaladas inclusive por el equipo argentino) de que en el basurero ardió una hoguera con muchos o todos los cuerpos de las víctimas, corroyeron y ensuciaron todo el caso.
Sobre Zerón “torturador”, lo peor que se le puede probar (consta en video) es que a un detenido le dijo algo así como si no nos cuentas “te mato”, pero en ningún momento se ve que siquiera lo tocara (si en serio fue amenaza, no la cumplió), y hasta ordenó que abrigaran al friolento detenido.
Y de Zerón “sembrador”, Encinas y Gómez Trejo debieran explicar de dónde sacó los fragmentos humanos carbonizados, de los cuales en Innsbruck (en 2015) se identificó a Alexander Mora y Joshivani Guerrero (de este último ahora se paran el cuello por un segundo análisis genético de un resto hallado en La Carnicería, que se encuentra en el camino de terracería que termina en el basurero).
Para desmentir la quema de los cuerpos, Gómez Trejo cacarea que en la hondonada se han hallado “por lo menos 200 restos humanos. Muchos de ellos estuvieron expuestos a la intemperie y no presentaban exposición al fuego…”.
Oh, mammy blue.
¿El ex achichincle del GIEI desconoce que los criminales de la zona mataron a muchas otras personas y que, como en todo el país (plagado de “fosas clandestinas”), eso no prueba que sean despojos de los normalistas?
Ojalá que lo dicho por Encinas (viernes 24, vísperas del séptimo aniversario) sea otra mentira más: que el presidente López Obrador le escribió al primer ministro de Israel solicitándole “su apoyo para agilizar el trámite de extradición” de Tomás Zerón.
De ser cierto eso, se confirmaría el propósito político, no jurídico de la 4T, ya que AMLO no tiene derecho a inmiscuirse en los asuntos exclusivos del Poder Judicial.