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EN TERCERA PERSONA

La carretera de la muerte

La comisionada nacional de búsqueda de desaparecidos, Karla Quintana, anunció el descubrimiento, en la carretera Monterrey-Nuevo Laredo, de “un crematorio clandestino de importantes dimensiones” donde se encuentran “diferentes indicios de restos óseos calcinados”.

“Un centro de exterminio” de los grupos del crimen organizado, según declaró la comisionada Quintana, el cual se encuentra en las inmediaciones del kilómetro 26 de la carretera federal 86: los medios han llamado a ese tramo “La carretera de la muerte”.

Autoridades de Tamaulipas confirman que a lo largo de 2021 se ha reportado, en los 219 kilómetros de esa carretera, la desaparición de 31 traileros, 32 conductores de autos particulares, ocho choferes de empresas privadas, tres conductores de Didi, dos de Uber y un taxista.

La mayor parte de las víctimas son hombres de entre 18 y 40 años de edad.

Solo 18 de las personas reportadas han sido encontradas con vida. La mayor parte regresó a su casa por sus propios medios. Algunos iban salvajemente golpeados. Prácticamente todos se negaron a narrar lo que les había ocurrido.

Una víctima relató que hombres armados la habían privado de la libertad en esa carretera, y que luego la habían conducido a una habitación en la que otras personas eran torturadas e interrogadas.

El reporte de las autoridades indica que los desaparecidos eran oriundos, en gran parte, de Nuevo León, Tamaulipas, Coahuila, Estado de México, San Luis Potosí y Veracruz.

En la lista figuran 31 traileros. De acuerdo con autoridades estatales, en varios casos las unidades fueron halladas, sin embargo, con la mercancía que transportaban intacta. Los choferes, en cambio, se habían desvanecido.

El 3 de junio desapareció en un tramo José de Jesús Gómez, residente en Irving, Texas. También Gladys Pérez Sánchez, quien viajaba, con sus dos hijos de nueve y 16 años, de Sabinas Hidalgo a Laredo, Texas.

Los cuatro desaparecieron, precisamente, en la carretera 86, en los límites con Nuevo Laredo, Tamaulipas, una región en la que el Cártel del Noreste (remanente de los Zetas) ha desatado una sangrienta pugna con el Cártel del Golfo y su nuevo aliado: el Cártel Jalisco Nueva Generación.

De camino de Monterrey a Nuevo Laredo, el conductor de Didi, Jesús Castro, dejó de tener comunicación. En una colonia de este último municipio, Alijadores, desapareció su rastro. En ese mismo rumbo habían otras víctimas a lo largo de 2021. Ahí fue encontrado el tráiler del chofer Jesús Flores, desaparecido el 15 de mayo.

En esa misma zona desapareció Juan Pérez Hernández, quien viajaba con dos sobrinos de 16 y 20 años. El rastro de Javier Toto Cagal se perdió el 3 de junio en esa carretera. Iba acompañado por otros tres compañeros de trabajo.

En abril de 2021 la alerta estaba encendida. Autoridades estadounidenses recomendaban no viajar en automóvil de Nuevo Laredo a Monterrey. Entre mayo y abril desaparecieron 25 personas. De otras 12 se perdió su rastro entre el 2 y el 17 de junio.

Las autoridades de los estados involucrados han manejado dos líneas: la posible desaparición de gente que según los grupos criminales podría haber transportado migrantes hacia la frontera, y la búsqueda de comandos vinculados al Cártel Jalisco que se aproximan al norte para llevar a cabo la disputa por el territorio.

Diversas versiones refieren la instalación de retenes del crimen organizado, sobre todo al caer la noche, en el tramo más próximo a Nuevo Laredo.

Según el portal Elefante Blanco, a principios de junio, colectivos que buscan desaparecidos y autoridades de Tamaulipas, así como personal de las comisiones de búsqueda, encontraron en la zona —mayormente formada por ejidos—, una serie de construcciones integradas por ranchos y casas abandonadas.

Ahí había credenciales de elector, teléfonos celulares, indicios de crematorios ilegales: el campo de exterminio al que se rerfirió la comisionada Quintana.

Desde que se encendieron las alarmas, la Guardia Nacional y otras fuerzas federales intentaron resguardar los 219 kilómetros de la carretera.

No había que hacer nada más. Solo resguardar 219 kilómetros de una carretera —con toda la fuerza del Estado. Pero las desapariciones siguieron, y siguen.

El último hallazgo, según la comisionada Quintana, está a las afueras de Nuevo Laredo, donde la gente desaparece sin dejar huella y en donde “hay indicios de que este crematorio es de fechas recientes, y también de años atrás”.

Otro campo de exterminio. Un campo de exterminio activo en la era de los abrazos, de la felicidad. En la era de las fosas, los huesos y los muertos.

Ámbito: 
Nacional