Desde hace años organizaciones y dependencias como el Órgano Interno de Control del INM han detectado y alertado sobre diversas deficiencias e irregularidades al interior de las estaciones migratorias en todo el país, pero la falta de sanciones ha impedido que estas prácticas violatorias de derechos humanos se puedan erradicar
Sobrepoblación, hacinamiento, contagios, agresiones físicas y verbales, falta de acceso a la salud e incluso la muerte son algunas de las situaciones que enfrentan las personas migrantes que son privadas de su libertad en las estaciones migratorias del INM mientras se resuelve su situación en México.
En informes de auditorías y recomendaciones realizadas en los últimos años, instituciones y organizaciones han detectado y alertado sobre múltiples deficiencias e irregularidades en estaciones migratorias del Instituto Nacional de Migración (INM) en todo el país, pero expertos y activistas señalan que éstas no dejarán de ocurrir hasta que haya sanciones.
Las estancias migratorias y provisionales del INM mantienen un modelo carcelario en el que las personas permanecen en celdas bajo llave y son sometidas a un tratamiento similar al que reciben quienes han infringido la ley
Al menos desde el 2015, el Órgano Interno de Control ha documentado problemáticas como sobrepoblación y hacinamiento, y deficiencias en los controles de alimentos y medicamentos proporcionados y suministrados a los extranjeros alojados, en el procedimiento de resguardo de valores y pertenencias depositados, y en los servicios que presta el personal de vigilancia; así como un mal manejo de los recursos públicos.
Algunas de las oficinas de representación del INM en las que se han emitido estas observaciones —catalogadas en su gran mayoría como de mediano riesgo— son las de San Luis Potosí, Michoacán, Jalisco, Colima, Quintana Roo, Guerrero, Guanajuato, Morelos, Baja California y Chiapas, de acuerdo con los informes de auditorías.
En la estación migratoria en Chiapas, la auditoría 11/2019 señala que la capacidad de alojamiento era de 900 personas, pero de marzo a junio de 2019 se tenía una sobrepoblación de mil 800 alojados, lo que daba lugar al hacinamiento. Por lo que se habilitaron temporalmente instalaciones denominadas Mesoamericana con una capacidad de mil 800 personas, pero no tenían las medidas de seguridad e higiene necesarias.
“Derivado de la sobrepoblación existe un alto índice de riesgo provocado por el hacinamiento en que se encuentran los extranjeros, lo que daría lugar en cualquier momento a inseguridad en la disciplina y control de los mismos al contar con tan solo 17 servidores públicos en la Estación Siglo XXI y 7 para la Mesoamericana, encargados de la custodia y control de estos en cada turno”, se lee.
Modelo carcelario de estaciones migratorias
El “Informe especial. Situación de las estaciones migratorias en México, hacia un nuevo modelo alternativo a la detención”, de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), señala que las estancias migratorias y provisionales del INM mantienen un modelo carcelario, en el que permanecen en celdas bajo llave y son sometidas a un tratamiento similar al que reciben aquellas personas que han infringido la ley.
“Las personas migrantes desde la salida de su lugar de origen son sometidas a una serie de factores externos, en su mayoría adversos, que afectan su salud mental y emocional, situación que se agrava por las condiciones de la detención”, concluye.
El documento, publicado en el 2019, también dice que las condiciones estructurales y de organización de los recintos migratorios a cargo del INM no permiten un adecuado acceso al derecho al trato digno de las personas detenidas.
Tampoco existen áreas específicas para ingerir alimentos, para dormir, ni un entorno adecuado para la recreación o para que las personas que se encuentran en una situación de especial vulnerabilidad puedan permanecer con seguridad, agrega.
Rafael Soler Suástegui, especialista de la Facultad de Derecho de la Universidad La Salle, explica que además de que es completamente contraria a los derechos humanos, la privación de la libertad de las personas migrantes es cada vez una idea más recurrente en México que se disfraza de un léxico que trata de suavizar la situación.
“Nosotros hablamos de huéspedes en las estaciones migratorias y son personas que están privadas de su libertad, solo que no se dice así pero esa es la realidad, y obviamente se da en situaciones que son contrarias a derechos humanos”
Rafael Soler Suástegui
Especialista de la Facultad de Derecho de la Universidad La Salle
El académico señala que las irregularidades subsisten porque los migrantes son una voz que no es escuchada al no ser relevante políticamente, es decir, no votan y la mayoría tiene la idea de llegar a Estados Unidos.
“Por eso, aunque haya señalamientos de organizaciones no gubernamentales, de la academia, nadie hace nada, esa es la realidad, nadie hace nada porque no son un grupo políticamente relevante”.
Sin sanciones
Las deficiencias e irregularidades que se documentan en los informes y auditorías son solo una parte de lo que sucede en las estaciones migratorias.
“Todo eso es absolutamente cierto y agrégale abuso verbal, abuso físico. Por ejemplo, nosotros en Piedras Negras el año pasado tuvimos una chica que estuvo cuatro meses y fue abusada sexualmente”, menciona Gretchen Kuhner, directora del Instituto para las Mujeres en la Migración, AC (IMUMI).
Kuhner, quien lleva 25 años siendo especialista en el tema, dice que muchas veces, las autoridades migratorias aprovechan la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran los extranjeros porque saben que no se pueden quejar ya que los van a deportar a su país de origen.
A pesar de las auditorías y las recomendaciones emitidas, la directora del IMUNI opina que se van a seguir detectando anomalías en las estaciones migratorias hasta que haya sanciones reales.
“Muchas veces este tipo de violencia ocurre en estaciones migratorias, por ejemplo, donde los únicos testigos son otros agentes migratorios o migrantes que los van a deportar al otro día, entonces es muy difícil documentar las violaciones, aún cuando los vemos a plena luz del día, las sanciones son mínimas, son superficiales, en mi opinión esto no va a dejar de ocurrir hasta que haya sanciones reales”, señala.