La Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC) dio a conocer que a raíz de la pandemia se generalizó en el territorio nacional el cobro de piso por parte de las bandas delincuenciales, en formato de extorsión vía coacción.
Cuauhtémoc Rivera, presidente de ANPEC, externo que el 64 por ciento de la población percibe inseguridad en el entorno donde habita, es decir, siete de cada 10 mexicanos, la cuota de cobro de piso previo a la pandemia oscilaba en los 200 pesos y durante la pandemia la cuota subió, “por las buenas” son 500 pesos mínimo.
El cobro de piso les significa a las bandas delincuenciales 11 mil 300 millones de dólares, equivalente al 1.25 de Producto Interno Bruto (PIB).
Dichos delitos, se realiza con total impunidad en todo el país, “La inseguridad que padece el pequeño comercio va del robo hormiga, asalto con lujo de violencia, con arma blanca y hasta con armas de fuego. Se han incrementado las denuncias de estos hechos en un 32 por ciento; sin embargo, persiste la cultura de la “No Denuncia” por desconfianza y temor a ser señalados por la propia policía. Se tiene la sospecha fundada de que están coludidos con los delincuentes muchas de las veces, por lo que miles de pequeños comercios han optado por cerrar sus puertas, ya que a nadie le agrada trabajar para otros que solo extienden la mano para tomar el dinero que tanto esfuerzo cuesta ganar y que lo obtienen amenazando la integridad de las familias de los comerciantes”, declaró.
Además, en muchos casos los comerciantes están sometidos a la “mordida” por parte de autoridades municipales y/o Estatales, las encargadas de garantizar el correcto funcionamiento del mercado, “si te pongo la multa tendrás que pagar mucho dinero, pero aquí en corto nos podemos arreglar”, es una de las frases para pedir dádivas.
La mordida es otro formato de extorsión, el cobro de piso opera violencia y la mordida opera el “charolazo”.