Inseguridad y violencia, lucha permanente
No hay camino sencillo ni fórmula perfecta para resolver el problema de inseguridad; la violencia que se vive en el país y en la entidad desde hace varios años ha obligado a las autoridades a hacer un esfuerzo extraordinario para contener las constantes oleadas de violencia que se presentan en todos lados. Acabar con la delincuencia es un sueño ideal, pero inalcanzable; lo posible es contenerla y evitar que los grupos delictivos lastimen a los ciudadanos.
Piensa por un momento, lectora lector queridos, lo que ha pasado en Morelos en materia delictiva en los últimos tiempos: un día cualquiera pueden ocurrir distintos hechos de violencia en cualquier lugar y a cualquier hora y todos tienen un sello característico: son ataques directos.
Así ha pasado muchas veces en distintos puntos de la entidad, por ello la narrativa se repite: un grupo armado llegó, ubicó, disparó y huyó. Se trata en muchos casos de la misma forma de actuar, aunque se trate de grupos diferentes; son ataques directos contra una o varias personas en específico. Rara vez son agresiones aleatorias, casi siempre se trata de la embestida contra uno o varios objetivos en particular que, obviamente, previamente fueron vigilados, seguidos y asesinados.
Por esta razón desde hace varios años los encargados de la seguridad pública en el estado y en el país repiten la misma frase “se están matando entre ellos”, a manera de justificar los ríos de sangre que dejan los permanentes enfrentamientos entre grupos delictivos. La frase intenta ser una salida fácil al problema, aunque de fondo es cierta.
Desde el ángulo que se quiera es notorio que la operación criminal ha evolucionado y está en permanente modernización; los tiempos en los que la delincuencia se dedicaba al robo de autos y a los asaltos en sus diferentes modalidades han quedado rezagados frente a otro tipo de delitos de mayor impacto como el tráfico de drogas, la extorsión, la trata de personas y los secuestros.
El hecho que “se estén matando entre ellos” no mejora en nada el escenario violento que estamos viviendo, pero sirve para entender el comportamiento de los grupos criminales. Años atrás los asesinatos se centraban en adultos, varones casi siempre, pero ahora las agresiones se cometen de la misma forma contra mujeres y contra menores de edad. ¿Por qué?
Según los especialistas en el tema la razón de que la violencia impacte hoy a grupos que otrora eran respetados por los criminales tiene una explicación concreta: los cárteles del narcotráfico y las diversas organizaciones criminales reclutan a personas de cualquier sexo y edad; a ello se añade un elemento más: la narcocultura. En una nota publicada hace unas semanas en un rotativo nacional una profesora de secundaria contaba la manera como sus alumnos le presumían que ganaban más dinero que ella trabajando para células criminales; “ganan más dinero que yo y sienten que no están haciendo algo malo porque en las series de televisión este tipo de personas son presentadas como héroes y no como bandidos”.
Amen de las implicaciones violentas que traen aparejado los grupos criminales está el hecho que la colaboración en este tipo de acciones ha dejado de ser mal vista por muchos; formar parte de un cártel dejó de ser un tabú, de ahí la cantidad de personas que colaboran con estos grupos y el consecuente aumento de víctimas mortales en la lucha por el territorio, porque aunque para algunos la participación en estas actividades es una cuestión de estatus, entrar a este mundo representa un enorme riesgo que casi siempre se paga con la vida.
Morelos es un ejemplo de cómo ha crecido y se han desarrollado los grupos criminales; en todos los municipios hay presencia de este tipo de agrupaciones y todos actúan con un alto grado de violencia. Involucrarse con una célula criminal conlleva formar parte de una permanente guerra por la plaza.
Hasta ahora ninguna estrategia de seguridad implementada en el estado o en el país ha dado resultados satisfactorios; no hay manera de que se logre porque los grupos delincuenciales superan en número, armamento, inteligencia y capacidad a las instituciones del estado; la captura e inmediata liberación de Ovidio Guzmán es la muestra más clara de ello. Además está el hecho de que la sociedad ha dejado de confiar en sus autoridades y eso complica sustancialmente la lucha.
Un aspecto sustantivo en cualquier estrategia de seguridad tiene que ver con la denuncia ciudadana y eso desde hace años casi ha desaparecido porque la gente no confía en la policía; obvio: todos los días se conocen historias de vínculos entre autoridades y delincuentes y ello aniquila cualquier señal de confianza en los números de denuncia, aunque digan que es anónima.
El reto de combatir la inseguridad es enorme y supera a cualquier autoridad; por supuesto que la lucha se debe dar todos los días, pero para que la situación cambie lo primero que debe mejorar es la confianza de la gente en sus gobiernos y ello solo se logrará cuando las autoridades comiencen a dar resultados. Todos aquellos gobernantes que ofrecen solución inmediata al problema de inseguridad y violencia mienten y lo hacen de la forma más burda porque saben que el tema no es fácil ni rápido de resolver.
En las últimas semanas la violencia en Morelos ha aumentado: todos los días se da cuenta de hechos de sangre en diferentes municipios, en menos de dos meses se han suscitado intentos de linchamiento y en una ocasión dos personas fueron quemadas vivas. La situación es tan grave que ya nos acostumbramos a ella; antes se contabilizaba el número de víctimas fatales, ahora ni eso importa.
Enfrentar un escenario así es muy complicado y demanda la colaboración de todas las instancias de gobierno; para el siguiente año el área de seguridad del estado tendrá más dinero para enfrentar el reto, pero sin importar el aumento presupuestal que reciba la CES, desde ahora podemos anticipar que será insuficiente para atender las demandas y no servirá de mucho mientras no exista una verdadera y efectiva colaboración entre autoridades, con acciones preventivas y políticas públicas que ayuden a mejorar la situación familiar de miles de familias que viven en condiciones deplorables.
La narrativa delictiva en Morelos como en el resto de México ha cambiado en los últimos tiempos; hace años nos sorprendíamos con el asesinato de una persona, luego nos espantamos cuando aparecieron las primeras ejecuciones; hoy aparecen narcomantas, videos que muestran actos de tortura y asesinatos, balaceras a plena luz del día, ejecuciones múltiples, descuartizados…. Y ya nadie dice nada.
La violencia se volvió costumbre.
posdata
Los diputados locales están metidos de lleno en el análisis del paquete económico 2022 y según lo han declarado, se aprobará en tiempo y forma, sin sorpresas ni enfrentamientos con el poder ejecutivo. La validación de la propuesta financiera incluye las leyes municipales y aquí vale recordar que actualmente la mayoría de los ayuntamientos opera con las reglas del 2019 porque la legislatura pasada nunca fue capaz de actualizarlas.
A pesar de que en días pasados el presidente de la comisión de hacienda de la cámara tuvo un severo enfrentamiento con el comisionado de seguridad, la negociación del presupuesto no sufrió ningún contratiempo porque la encargada de su negociación, la secretaria Mónica Boggio, ha hecho muy bien su trabajo y logró que los temas no se mezclaran. La titular de hacienda es sin duda uno de los mejores colaboradores del gobernador Cuauhtémoc Blanco, mucho mejor incluso que su antecesor Alejandro Villarreal quien a través del PAN trata de convertirse en el enlace/puente entre los diputados y el gobernador “Porque así se lo ha encomendado el uno”.
Las perspectivas económicas para Morelos en el siguiente año son buenas, se contempla un aumento presupuestal de alrededor de 2 mil 500 millones, mismos que tendrán un destino estratégico en áreas sustantivas para el desarrollo estatal, empezando por los municipios, la salud y la seguridad.
La aprobación a tiempo del paquete económico será una buena noticia para el estado y no será producto de la casualidad, sino el resultado del dialogo entre una legislatura distinta, más profesional y una secretaria de hacienda que no solo conoce de números, también domina el complicado arte de la política.
nota
Lo comentan en los pasillos del congreso: el acuerdo entre los hermanos Yáñez y el PRI lo hizo el dirigente estatal del partido Jonathan Márquez, fue él también quien les compró la idea de impulsar el fondo municipalista y el que le abrió la puerta en el grupo parlamentario a Jorge Michel, autor material del documento presentado al pleno por el diputado Eliasib Polanco.
La idea de replicar el fondo graquista tiene todo el sello de los Lelos, por eso no prosperó; ahora el problema es que la imagen del PRI y especialmente la del diputado Eliasib Polanco Saldivar ha quedado marcada apenas en el segundo mes de su gestión. Obvio: los hermanos Julio y Roberto Yáñez no solo tienen una muy mala imagen pública, también son mal vistos por muchos medios de comunicación. Su protagonismo manchó la de por si sucia imagen del Partido Revolucionario Institucional en Morelos.
De Jonathan Márquez se entiende el error: es un joven que juega a la política, que ha crecido al amparo de sus amistades, pero está muy lejos de ser considerado una figura relevante en el escenario de poder local; lo llamativo es que Eliasib Polanco se dejara llevar por las recomendaciones de su presidente y haya accedido a tener a su lado a figuras impresentables, que aceptara ser partícipe de una idea idiota y presentara un proyecto sin haber sido consensado.
El remate: la propuesta de reforma legal para abrirle el paso a una diputación a Julio Yáñez es una sinrazón que añade elementos de crítica al actuar de la bancada del PRI; es muy difícil que la iniciativa tricolor avance porque dentro de la cámara los hermanos Lelos no son ni representan nada y salvo Eliasib, los demás diputados no parecen estar dispuestos a aceptar sus tonterías.
Lo dicho: la buena para el PRI es que ya no tiene a los Amados y a las Maricelas; la mala es que se quedó con Jonathán y los Lelos.
post it
En todas las legislaturas siempre hay algunos diputados que sobresalen, algunos porque representan el verdadero poder al interior de la cámara y otros por las torpezas que cometen.
En el congreso anterior, por ejemplo, fue llamativa la conformación con una mayoría de mujeres: de veinte posiciones 14 eran ocupadas por damas y ello abrió la expectativa de que veríamos un congreso diferente, mejor y más honesto. No fue así
De los veinte participantes del parlamento anterior sobresalieron (no necesariamente para bien) dos hombres: Alfonso Sotelo y José Galindo; también se hicieron notar algunas mujeres como Tania Valentina, Alejandra Flores y Ariadna Barrera, las tres relacionadas con escándalos al interior de la cámara y actos de corrupción. Otro personaje fue llamativo en esa legislatura por su personalidad y actuaciones fuera de lo legislativo: Marcos Zapotitla. Hoy está tras las rejas acusado de violar a una mujer.
La legislatura actual es joven aún, pero ya comienza a mostrar que dentro de ella no todos son iguales: primero están los exalcaldes, conocidos también como los “súperdiputados”, a quienes se les concede un mayor grado de experiencia: Agustín Alonso, Francisco Erick Sánchez, Luz Dary Quevedo y Alberto Sánchez. De Morena resaltan Paola Cruz y Macrina Vallejo, del PES Mirna Zavala, del PRI Eliasib Polanco y del PT Tania Valentina. El resto, hasta ahora, solo son relleno.
La habilidad individual es clave para sobresalir y trascender a una legislatura; los personajes que pasan desapercibidos casi siempre terminan en el olvido al finalizar su periodo.
redes sociales
Las redes sociales son el pequeño mundo de algunos personajes que las utilizan para dar vida a su alter ego.
¿Recuerdan los gracobots?
¿De qué sirve debatir en rede sociales con un alguien que no se atreve a dar la cara?
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