La cifra maldita del NAIM
Es un número que porta mala suerte. Despierta furias y hace llover injurias, también arrasa con instituciones y trayectorias profesionales.
Se trata del verdadero costo de la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAIM).
Tan peligrosa es esta cifra que casi nadie se atreve a nombrarla. La última víctima de este conjuro cabalístico fue Gerardo Lozano Dubernard, director del Área de Cumplimiento Financiero de la Auditoría Superior de la Federación (ASF).
Se trata del mismo funcionario que, el pasado mes de mayo, prestó un generoso servicio a quien no podía y que seis meses después terminó renunciando a su cargo acaso por haber concedido lo que no debía.
En febrero de 2021, Lozano Dubernard firmó la Memoria del Proceso de Cancelación del NAIM (2014-2019). En dicho texto reconoció que el costo habría sido de 184 mil 600 millones de pesos.
Semanas después sus colegas de la Auditoría del Desempeño de la ASF concluyeron otro monto: 331 mil millones de pesos. Arribaron a esta cifra usando una metodología que pretendió trascender las cuentas públicas de 2019, año en que se detuvo el documento de Lozano Dubernard, para incorporar los gastos en los que incurrirá el tesoro público hasta 2040.
Acto seguido, desde el Olimpo fueron arrojados improperios enfurecidos. Según Hacienda, el descalabro por la cancelación de la obra no habría rebasado los 113 mil millones.
Protagonista y acomodaticio, Lozano Dubernard corrió a esconder bajo la alfombra su documento de febrero para congraciarse con los números de la SHCP y, por tanto, del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Habrá creído Lozano que ese acto de servilismo iba a reportarle prontos dividendos políticos, pero la matemática de sus expectativas resultó igualmente torcida.
Dentro de la ASF perdió respeto y lo mismo ocurrió fuera de esa institución. Hace unos días escribió un texto para hablar mal de su jefe, David Colmenares, el cual le ayudó ex ante para justificar la renuncia a su cargo.
Zoom: el caso de Lozano Dubernard no debería pasar desapercibido. La complacencia con el poder, cuando implica traición a la responsabilidad y la ley, termina tarde o temprano devorando el alma del perpetrador.
Ricardo Raphael
@ricardomraphael