En Morelos no hay secuestros
“Ha llegado la hora de la verdad y el gobernador debe encararla y dejar de protegerse en las instancias y con los recursos públicos de los que dispone para insistir en mostrar una realidad que no existe”
Graco Ramírez Garrido Abreu,
05 de noviembre de 1996,
Cuernavaca Morelos.
La fortuna ha dado la espalda al gobernador de Morelos. La acumulación de errores, los excesos, las omisiones y las complicidades han llegado a un punto crítico, un camino sin retorno. Los problemas que enfrenta el estado son muchos, tienen que ver con delincuencia, con inseguridad, con violencia, pero también con actos de corrupción, violaciones a la ley e impunidad. No hay forma de ocultar la realidad que envuelve al gobierno de Graco Ramírez; el dinero que gasta ya no alcanza para matizar la enorme crisis que vive su administración.
Desde que tomó la candidatura del PRD en Morelos el tabasqueño enarboló la bandera de la seguridad; dijo que luego de haber luchado por muchos años contra gobiernos omisos, de conocer la forma de operar de la delincuencia y entender las complicidades entre autoridades y los grupos delictivos, era capaz de revertir esa situación y resolver de fondo el problema de Morelos.
El discurso de Graco era convincente: el perredista hablaba bien y aderezó su mensaje con elementos mercadológicos que le volvieron la opción natural de la gente. Ya como gobernador Ramírez Garrido mantuvo el discurso de seguridad, se puso plazo a si mismo (18 meses) y solicitó del congreso los recursos económicos, materiales, legales y humanos para enfrentar el problema. Todo lo que pidió se lo otorgaron.
Cuatro años y miles de millones de pesos más tarde el escenario en Morelos ya no es el mismo… es peor. Los niveles de inseguridad en el estado asemejan a los que se padecieron en los años noventas y la violencia que sufren los ciudadanos es equiparable sólo a la que se desató después de la muerte de Arturo Beltrán Leyva. El plan de seguridad de Graco fracasó, pero representó un inmenso negocio personal para él y para su familia.
La retórica de Graco ya no alcanza para ocultar la realidad del estado, sus frases se volvieron trilladas, su mensaje es vacío y sus afirmaciones ya no convencen a nadie. En Morelos no hay secuestros, afirma el tabasqueño, y como maldición en la semana que lo dice plagian a cinco personas y ejecutan a una más, a pesar de que pagaron su rescate.
Graco se ha enredado en sus propias ideas, al escucharlo ya no se observa la consistencia actoral de otros tiempos, ni se ve en su rostro la seguridad que validaba sus mensajes. Hoy Graco luce temeroso, pierde rápidamente los estribos y cantinflea. Las últimas entrevistas que ha dado lo muestran como un gobernante ofuscado, temeroso, intolerante, sin la habilidad para sostener una idea, ni la capacidad para discutir con argumentos. Graco se enoja y grita.
La charla que sostuvo el lunes pasado con Ciro Gómez Leyva y Humberto Padgett mostró al Graco de hoy: sin ideas, sin vertebración, sin argumentos sólidos y sin seguridad en si mismo. El perredista inició defendiendo su gobierno con cifras y luego, al verse arrinconado por las mismas cifras, dijo que estas (las cifras) nada significan, pues lo que vale es el sentir y la confianza de la gente. ¿En verdad Graco cree que la gente de Morelos le cree y confía en él?
No comparto la opinión de que estamos en un estado fantasma en donde a cierta hora las calles lucen vacías, por el contrario, estoy convencido de que Morelos es una entidad donde su gente lucha todos los días por salir adelante, en donde los empresarios y los comerciantes no bajan los brazos a pesar de los problemas y cada ciudadano hace en su trinchera lo necesario para que las cosas mejoren. Frente a ello la nueva visión está colapsando.
Me refiero al gobierno, hablo de una administración que no escucha, que se ha convertido en generadora de conflictos y no en solucionadora de problemas, señalo a un régimen que ha lastimado a la sociedad, que se ha olvidado de las necesidades primarias de la gente y es indolente ante los padecimientos de la ciudadanía. A pesar del gobierno, Morelos es un estado fuerte que va a salir adelante.
Morelos camina a pesar de Graco, en contra de su gobierno y pese a las adversidades de una administración ineficiente. Las cifras que presume el gobernador se caen por si solas, no se reflejan en el sentir de los ciudadanos ni expresan el bienestar de la población. Según Graco Morelos es una entidad próspera, pacífica, en desarrollo… Según Graco en Morelos no hay secuestros ni inseguridad, ni corrupción.
La suma de conflictos ha dado pie a la formación de un gran frente ciudadano que ya se hartó de los excesos de este gobierno, de los altos niveles de inseguridad y violencia, de la crisis económica, del evidente deterioro social y de la ofensiva corrupción gubernamental que ya no puede ocultarse. Los morelenses ya nos hartamos de Graco y de su familia.
El perredista enfrenta un escenario peor que el que enfrentó Jorge Carrillo Olea. Durante el gobierno de Graco han ocurrido más de 3 mil ejecuciones, se han registrado más de 170 feminicidios y se tienen contabilizados más de 360 secuestros. Al día de hoy el gobierno del PRD ha endeudado a Morelos por más de 7 mil millones de pesos, sin contar los 2 mil del nuevo crédito que autorizaron los diputados.
Con estas cifras es imposible decir que vamos bien; por mucho menos que esto, dos gobernadores anteriores fueron sometidos a juicio político.
Graco Ramírez no debe pedir licencia ni debe ser separado del cargo. El tabasqueño tiene que concluir su mandato y enfrentar las consecuencias legales de sus actos.
Graco debe ir a la cárcel. Y junto con él, su esposa y su hijastro.
- posdata
La guerra en Cuernavaca esta declarada. La lucha de poder y la sed de venganza entre los personajes que conforman la tragicomedia capitalina es total y apenas comienza.
De un lado está el alcalde Cuauhtémoc Blanco, su representante José Manuel Sanz, sus aliados Rodrigo Gayosso, Jorge Meade y Juan José Arrese y su protector Graco Ramírez; por el otro están Julio y Roberto Yáñez, Eduardo Bordonave y su ejército de troles.
El pleito apenas comienza; lo que está brotando de esta lucha es digno de un análisis coprológico. No hay final feliz en esta trama. Nada bueno vendrá para Cuernavaca con este tipo de pugnas.
No es lo mismo gobernar que patear balones. ¡Y apenas van 8 meses!
- nota
Los hermanos Julio y Roberto Yáñez no aprendieron la lección. A pesar de lo duro de su caída, de que fueron presa de sus errores, de su arrogancia y de su ambición, su modo de actuar sigue siendo el mismo.
La semana pasada Roberto intentó regresar al ayuntamiento por la vía del cabildo, pero su intención fue frustrada por el alcalde. Los hermanos Yáñez y su partido presionaron a un regidor para que se separara del cargo y permitiera que Roberto tomara su lugar, pero no lograron su objetivo.
Julio y Roberto están ofuscados, no acaban de entender cómo todo se les vino abajo, pero sobre todo buscan excusas para evadir sus propios errores. No hay más: el triunfo de Cuauhtémoc es resultado de muchas circunstancias que comenzaron con la ocurrencia de postularlo, pero el rompimiento en la capital es consecuencia directa de sus abusos.
El problema de los Yáñez y de su partido fue que en lugar de consolidar el gobierno y construir desde ahí un proyecto político basado en el éxito de una administración, fueron arrogantes, se enemistaron con muchos, rompieron sus alianzas y empezaron a hacer negocios en torno a una nueva campaña, ahora por la gubernatura.
Además de ello, dicen, Julio y Roberto comenzaron a vender espacios, a lucrar con el poder y a hacer negocio con todo. “Les doy plazas en el ayuntamiento… te doy obra… te paso contratos...” era la expresión cotidiana de Julio con los diputados y también con quienes se les acercaban.
Todos sabían que en el ayuntamiento los que mandaban eran los hermanos Yáñez, que ellos igual que Gayosso en el gobierno del estado, eran el camino para hacer negocios, para obtener beneficios y para realizar obra.
Durante meses Cuauhtémoc Blanco escucho de muchas personas diversos señalamientos en contra de los Yáñez; eran historias que se venían repitiendo desde la campaña, que referían las limitaciones profesionales de ambos y su visible ambición económica. El futbolista nunca escuchó, pero al final se dio cuenta.
Cuentan que tras postular a Cuauhtémoc los Yáñez y su partido pasaron la charola en muchos lados; “al ganar la elección la volvieron a pasar y una vez en el poder repitieron la historia”. Julio de inmediato modificó su forma de vida: se volvió socio del club de golf más importante del estado (Tabachines) y comenzó a comprar propiedades y autos de lujo.
Los excesos fueron la perdición de los Yáñez. Tantos fueron los abusos y tantos también los yerros, que finalmente hubo un rompimiento entre el grupo que ganó la elección. Dos bandos se formaron: Eduardo Bordobave con los Yáñez y Graco Ramírez (a través de Rodrigo Gayosso) con Cuahhtémoc y Sanz.
Hoy Julio y Roberto quieren presionar para cobrar venganza y recuperar terreno; con todo y sus limitaciones saben que el único camino que les queda es un acuerdo, entienden que sin Cuauhtémoc no son nada y que al estar fuera del gobierno capitalino pierden todo lo que tienen y quedan a deber en muchos lados. Sin poder, los problemas legales van a agobiar a Julio y a Roberto.
La historia capitalina aún tiene mucho que mostrar: los Yáñez persiguen su única opción para seguir vigentes y Cuauhtémoc intenta evadir el trato con quienes, dice, traicionaron su confianza; el alcalde ordenó que demandaran a los hermanos y estos respondieron filtrando documentos contra Sanz.
Era imposible que con la personalidad y los intereses de todos ellos (Cuauhtémoc, Sanz, Roberto y Julio) la relación perdurara. Pero es igual o más complicado que con el carácter de Cuauhtémoc, Gayosso, Sanz, Meade, Arrese y Graco, las cosas puedan salir bien.
Al tiempo.
- post it
En medio de la tormenta el secretario de gobierno confirma la salida del vocero de comunicación de Morelos. Los motivos personales que argumenta Matías Quiroz podrían ser los diferendos que en los últimos días tuvo el otrora funcionario de Ángel Aguirre con su jefe o quizá el arrebato colérico que el tabasqueño sufrió luego de la entrevista del lunes con Ciro Gómez Leyva.
El relevo en el área de comunicación social llega en un momento complicado para el ejecutivo: no hay estrategia, abundan los problemas, se han enemistado con muchos medios y el jefe del ejecutivo enfrenta una severísima crisis de credibilidad y confianza. Nada distinto a lo que viene sucediendo desde hace 4 años.
No se ha confirmado el nombre del nuevo encargado de comunicación, aunque todo indica que el sucesor será Miguel Sandoval, hasta ayer titular de prensa del congreso de Morelos. Miguel es un buen tipo, es preparado, es receptivo y tiene experiencia en manejo de crisis, pero difícilmente podrá sacar adelante las cosas.
El problema de comunicación en este gobierno no es sólo de forma, es decir, en el nombre de quien encabeza el área, sino de fondo, por la personalidad y actitudes del gobernador. Graco pagó favores al Diario de Morelos con una secretaría en su gobierno (y muchísimo dinero), aposto por un inculto vendedor de publicidad y luego de tres años entendió su error. Luego importó a un sujeto que fracasó en Guerrero, que manejo muy mal la crisis de Ayotzinapa, pero era amigo de la damota. Hoy la opción es Miguel Sandoval, un hombre que participó en la campaña de Graco, luego en la de Cuauhtémoc y después llegó al congreso.
El problema de la comunicación en Morelos no es sólo de personas, sino de estrategia. De nada sirve que llegue alguien con más capacidad e inteligencia que los anteriores (lo cual, por cierto, no es difícil), sino que tendrá que actuar en función de las filias y las fobias de Graco y su familia, deberá aceptar sus indicaciones y responder a sus berrinches. Graco no quiere un profesional que le ayude a resolver sus problemas, quiere un subordinado que le obedezca a pie juntillas.
Por ello el cambio en comunicación no tiene sentido. Por esa razón el futuro jefe de prensa va a fracasar y cargará en su currículum con la debacle de un gobierno que pasará a la historia como el peor que ha tenido Morelos.
Al final de este régimen, el tiempo lo confirmará, ninguno de quienes lo integran tendrá acomodo en otras administraciones.
- redes sociales
Que los exhibe Ciro y que lo trolean. Esa es la estrategia de comunicación de Morelos.
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