Lo que se sabe y lo que se irá sintiendo
A riesgo de recibir una enjabonada como la que le dieron a Ciro Gómez Leyva por considerar bueno el discurso de López Obrador en su reunión con Biden y Trudeau, coincido con él y con los demás comentaristas que se han expresado igual: fue un buen discurso de principio a fin.
Dio lectura —sin salirse del guion— a un texto cuidadosa y sensatamente elaborado. “Que él no lo hizo”, es una crítica inocua porque para esos encuentros los presidentes se auxilian de sus asesores que, se supone, saben más que ellos.
Lo cierto es que la exposición de marras fue diametralmente distinta de la que tuvo en el Consejo de Seguridad de la ONU, en la que, para vergüenza de México, no hubo gansada que le quedara grande ni estupidez que lo ruborizara, como pedir que los mil hombres más ricos del mundo acaben con la miseria de 800 millones de pobres ¡con limosnas anuales que salgan de sus bondadosos corazones!
No, su discurso pronunciado en Washington puede suscribirlo cualquier mexicano, independientemente de banderías políticas o partidistas.
Prueba de lo anterior es que las críticas que se conocen al respecto van dirigidas más a su persona que a sus planteamientos. Por ejemplo, se dice que en muchos momentos su lenguaje corporal fue patético, que en varias fotografías se ve encorvado, con las puntas de sus zapatos como si estuvieran platicando entre ellas, con los dedos de las manos anudados unos con otros como si tuviera miedo, y con la mirada de un espantado; que se le vio en una ventana moviendo los brazos como molino de viento para saludar efusivamente a una multitud ¡de cuatro! que lo vitoreaban. Eso es cierto pero secundario. Así es él. Llegó tarde al reparto de autenticidad y prestancia, se sabe incómodo y pequeño en esos ámbitos, y lo que Natura no da, la Presidencia no presta.
Pero vayamos a sus planteamientos hechos allá, aunque no se correspondan con las políticas que impulsa aquí:
1) Elogió la nueva firma del Tratado Comercial, ese que hace 25 años denostó y hoy no respeta.
2) Pugnó por la integración económica de todo el Continente y recordó la amenaza china. Le saliera del corazón o fuera a petición de parte, es un tema de la mayor trascendencia. Ya empezaron las reacciones.
3) Pidió impulsar la inversión productiva en América del Norte para la sustitución de importaciones.
4) Se refirió a la exigencia ética y económica de ordenar el flujo migratorio, y del compromiso de Biden de regularizar a 11 millones de migrantes que generan riqueza para ambos pueblos.
Sí, hay incongruencia entre lo que hace aquí y lo que dijo allá, pero es plausible lo que planteó en ese foro.
Además, fue breve; y decía Gracián: Lo bueno breve es doblemente bueno.
¡Claro! eso es lo que se sabe, pero lo que dijeron en privado (como en materia energética) pronto se irá sintiendo.
Diego Fernández de Cevallos