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SERPIENTES Y ESCALERAS

La herencia de Villalobos

La escalada de quejas en contra del gobierno de Antonio Villalobos continúa en la recta final del trienio; aquellos que consideraban que las cosas no podían concluir peor en la administración más corrupta que ha tenido Cuernavaca se equivocaron: el gobierno a través insiste que no pagará la primera parte del aguinaldo a los trabajadores y ha comenzado a incumplir con el pago de salarios a jubilados y pensionados. A ver hasta dónde aguanta el pacto de impunidad entre los alcaldes saliente y entrante.

Muchos son los problemas que el presidente municipal en funciones heredará a su sucesor; enumeremos algunos:

El Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Cuernavaca es una institución deficitaria que opera en números rojos desde hace varios años, situación que se agudizó desde que Antonio Villalobos tomó el control del ayuntamiento; para nadie es secreto que desde que arrancó su administración el joven edil “concesionó” la dependencia y se desentendió de su manejo a cambio de una “iguala” mensual.

La grave situación que enfrenta el Sapac ha sido públicamente evidenciada por el centro de investigación Morelos Rinde Cuentas, ellos han detallado los problemas financieros que tiene el organismo y las severas deficiencias en su funcionamiento; en los últimos tres años el sistema de agua capitalino ha dejado de dar mantenimiento a la infraestructura hidráulica de la ciudad, dejó de pagar completo a la Comisión Federal de Electricidad y aumentó considerablemente el gasto corriente, lo cual deriva en una operación deficitaria que eleva en un monto de 8 millones de pesos mensuales los pasivos de la dependencia. Lo que sucede en el Sapac es secreto a voces, pero nadie lo dice por lo que ello implica.

La nómina también representa un problema mayúsculo en el ayuntamiento; durante la actual administración el número de empleados de la ciudad se incrementó considerablemente y luego, cuando la situación financiera impidió al régimen cumplir con el pago de salarios el alcalde decidió despedir de un plumazo a medio millar de empleados sin liquidarlos conforme a la ley; a la vuelta del tiempo Antonio Villalobos recontrató a más personal y volvió a subir el monto de la nómina sin borrar las demandas por despido injustificado que en suma representan varios millones de pesos que la ciudad deberá pagar a los afectados.

Operativamente hablando la situación municipal también implica un enorme reto para quien asuma el compromiso de administrarla; de acuerdo con datos que ha dado el propio gobierno municipal el 95 por ciento de los recursos con los que cuenta el municipio se destinan a la nómina y al gasto corriente, lo que deja sin margen de maniobra al ayuntamiento para realizar obra pública o invertir en las mejoras estructurales que necesita Cuernavaca. El problema se agudiza porque el gobierno actual ha adquirido nuevos créditos con cargo a las participaciones municipales y no ha destinado recursos a pasivos; el resultado es obvio y sumamente complicado para la administración entrante.

La calidad y costo de lo servicios que proporciona el municipio a sus habitantes es contrastante: por un lado tenemos una ciudad abandonada en todos los sentidos, con vialidades deshechas, calles oscuras e infraestructura urbana deteriorada; Antonio Villalobos justifica su falta de pago a trabajadores y acreedores con la pandemia, afirma la recaudación municipal cayó sustancialmente y por ello su gobierno ha tenido dificultades para cumplir con sus obligaciones financieras, pero eso es mentira: cualquiera que revise las cuentas públicas del ayuntamiento podrá constatar que la recaudación municipal no se cayó en el 2020 y tampoco es un factor determinante para que en el 2021 el ayuntamiento este en una crisis tan aguda. Ítem más: los servicios que paga el municipio son sumamente altos.

La inconformidad social es también un problema muy severo que tiene actualmente el gobierno de la capital: frente a la opinión pública existe un ayuntamiento ineficiente y corrupto que no ha tenido la sensibilidad de atender las demandas ciudadanas. Cuernavaca se ha convertido en escenario de constantes movilizaciones ciudadanas por todas las razones habidas y por haber; no hay semana en estos tres años que no se haya suscitado un cierre de vialidades o una toma de instalaciones en contra del gobierno municipal sin que las autoridades capitalinas hagan algo por tratar de dialogar con los inconformes ni resolver el problema. La actuación oficial se circunscribe a la máxima que les ha planteado el propio Antonio Villalobos: ¡Déjenlos que se cansen!

En materia de seguridad y prevención del delito el tema toma otro matiz: el gobierno en funciones ha evadido la responsabilidad del problema con el argumento de que la policía está a cargo del gobierno estatal, pero a diferencia de otros municipios en donde los alcaldes se han involucrado en las tareas de prevención, en Cuernavaca el edil parece ir en sentido contrario: no solo voltea hacia otro lado cuando de problemas de inseguridad se trata, también se le ha relacionado insistentemente con grupos de la delincuencia organizada.

El cierre del trienio es el pináculo de un gobierno plagado de torpezas: el alcalde Antonio Villalobos anunció que no pagará la primera parte de los aguinaldos a la base trabajadora porque no tiene dinero y luego, respondiendo al llamado de su sucesor para que cumpla con el compromiso de fin de año, le dio una lección de derecho al abogado Urióstegui. Como si no fuera suficiente afectar a los miles de empleados del municipio, Villalobos advirtió a los trabajadores jubilados y pensionados que si continúan con sus manifestaciones y toma de instalaciones se tardaría más en pagarles o de plano tampoco les pagaría.

La conducta altanera y retadora de Antonio Villalobos puede parecer incorrecta o fuera de la realidad si se consideran los enormes problemas legales en los que se encuentra metido y las múltiples responsabilidades que tendrá una vez que concluya su mandato, pero también puede entenderse como la confianza en un pacto signado con el alcalde entrante para que ni él ni sus gentes más cercanas fueran tocados.

Piensa lectora lector querido: estamos frente al gobierno más corrupto y torpe en la historia de la ciudad, ante un sujeto que por casualidad llegó a la presidencia municipal y que ha ejercido el poder sin el menor conocimiento de la ley, de la administración pública ni de la honorabilidad. Mucho de lo que se ha hecho durante estos tres años no solo representa un acto fuera de la ley (por eso Antonio Villalobos estuvo vinculado a proceso hace algunos meses y aún pesan contra él varias demandas), también se han cometido acciones ilegales a la vista de todos, se ha enriquecido de manera escandalosa sin ocultar su nueva fortuna y concluye su mandato burlándose de todos aquellos que se manifiestan en las calles en su contra. ¿Estamos frente a un hombre que ha perdido la cordura o que tiene un acuerdo muy fuerte con su sucesor para moverse con tanto cinismo?

Todo lo que ha hecho y está dejando de hacer el gobierno actual se cargará a la cuenta de la próxima administración municipal; el alcalde electo José Luis Urióstegui ha pecado de reflexivo, ha llevado la prudencia al extremo y a la vista de muchas personas su actitud no se puede entender más que como un acto de complicidad con quien a los cuatro vientos presume haberle dado recursos municipales para su campaña.

El arranque del siguiente gobierno será una mezcla de expectativa y reclamo, habrá muchas personas esperanzadas en que veremos un gobierno mejor, más sensato y eficiente, pero también existen otras que desde ahora comienzan a poner en duda la probidad de un hombre que nunca ha robado porque jamás le han dado oportunidad.

Las decisiones que desde ahora tome José Luis Urióstegui marcarán el futuro de su gobierno y de Cuernavaca.

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Si bien la actitud del alcalde Antonio Villalobos es consistente con el comportamiento que ha tenido a lo largo de tres años, la postura del presidente municipal electo dista mucho de cómo el abogado ha actuado a lo largo de su vida. Explico:

Desde que por casualidad llegó a la presidencia municipal de Cuernavaca la actitud de Villalobos Adán ha sido la misma: como alcalde electo compró de contado una casa, se subió a un vehículo blindado y adquirió varios autos de lujo para su uso personal, luego compró más inmuebles y hasta se realizó cirugías estéticas; sus decisiones, declaraciones y actitud al frente de la comuna siempre estuvo marcada por el desconocimiento de las leyes, de la administración, el estado de derecho, la arrogancia y la insensibilidad social. Ha sido y sigue siendo un gobierno de ocurrencias.

Urióstegui por el contrario, se ha destacado por su seriedad, por la claridad de sus pensamientos, por la firmeza de sus actos y la discreción en su vida; nunca ha estado metido en escándalos personales, pero si se le conoce como un personaje firme cuando es necesario, bien argumentado en sus acciones y contundente cuando debe serlo. Hoy como presidente municipal electo José Luis actúa distinto a lo que siempre ha sido, se nota desconfiado, cuidadoso al extremo de parecer cómplice del gobierno y sin idea de lo que implica gobernar.

Por mucho menos de lo que Antonio Villalobos ha hecho y dicho como autoridad el abogado Urióstegui habría alzado la voz en otros tiempos (de hecho lo hizo varias veces como presidente de la barra de abogados), señalando los errores del gobierno, las inconsistencias en la administración y las consecuencias legales de un conducirse fuera del marco legal. Contrario a ello hoy el abogado guarda un silencio cómplice frente al cúmulo de ilegalidades, abusos y torpezas cometidas por el gobierno saliente.

La postura del alcalde electo es inconsistente con su historia profesional no solo en lo que se refiere al trato con el gobierno saliente; desde que ganó la elección José Luis Urióstegui se ha convertido en un peregrino político, continúa en campaña, llena su agenda de reuniones de todo tipo y luego se queja de que todos los que le solicitan una reunión le piden trabajo. Dato curioso: el abogado es ajonjolí de todos los moles, se le ve igual sentado con un actor político de medio pelo, que con una autoridad panista de otro estado, con un graquista, en un club rotario o de vacaciones; a donde nunca se le ve es en las reuniones con diputados locales para analizar el próximo presupuesto de la ciudad. Pareciera que los temas que no le garantizan likes en las redes sociales o que tienen que ver con la administración pública le aburren.

Algo debe saber el futuro alcalde de Cuernavaca que los demás no sabemos; tanta tranquilidad frente al caos y su ausencia casi absoluta de los temas que afectarán el futuro del municipio deben responder a algo; su evidente protección al gobierno de Antonio Villalobos debe responder a algo.

nota

Así se expresó uno de los manifestantes que este lunes tomaron calles y las oficinas de la tesorería de Cuernavaca:

“Dice (Antonio Villalobos) que no hay dinero, pero por supuesto que hay dinero, si no de donde saco el señor para comprar motos, departamentos de lujo y viajes; nada menos el viernes estábamos con nuestra manifestación aquí y el señor se encontraba en una fiesta en Tabachines. Creo que así como pide el voto ese señor que jamás hizo campaña, ahora que nos dé la cara; ¡Sí hay dinero! que no digan que no: no hay para el trabajador, para el jubilado pero para ellos hay excesivamente. Lo que se gastó en su fiesta del viernes, ¿por qué no vino y nos pagó?; A todos los activos les pagaron en tiempo y forma y nosotros qué ¿Porque ya no nos podemos defender?, es un derecho, nos asiste la ley a nosotros…”

post it

Los alcaldes electos de Morelos insisten en que les regresen el cinco por ciento de participaciones; Rafael Reyes, alcalde de Jiutepec, reiteró que ante las carencias financieras que padecen los ayuntamientos es necesaria la voluntad de los poderes Ejecutivo y Legislativo para que de manera coordinada les regresen el 5% que en años anteriores les quitaron. La respuesta a la petición de los alcaldes la dio el presidente de la mesa directiva de la cámara, Francisco Sánchez: “Que les regresen el 2.5 ya es ganancia”

¡Ups!

redes sociales

Si no le tiene miedo a la ley y evidentemente no respeta a su sucesor ¿A qué le teme Antonio Villalobos?

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