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EL ASALTO A LA RAZÓN

CNDH: acuerdazo de consejo fantasma

Empeñada en alcahuetear la fabricación de una “verdad alterna” para el caso Ayotzinapa, Rosario Piedra parchó el Reglamento Interno violentando procedimientos y atribuyéndose la facultad de reaperturar cualquier expediente y hasta de emitir una nueva Recomendación, fraudulentamente contraria a la emitida por la institución hace tres años.

Aunque la ley de la Comisión y el ordenamiento que la rige contemplan que el Consejo Consultivo puede elaborar y modificar el Reglamento Interno, esa instancia carece de consejeros, su existencia es fantasmal: la mayoría de sus diez integrantes renunció (se puso a salvo) en cuanto supo que la institución sería presidida por una persona notable y escandalosamente incapaz. Los pocos que permanecieron se fueron al concluir su encargo y hace algunos meses la consejera “en funciones” que quedaba se fue en octubre, al terminar su gestión. Los nuevos consejeros debe designarlos el Senado, donde nadie ha manifestado el menor interés por una CNDH cuya sectaria presidenta se esmera en demoler.

Con el milagroso acuerdazo “por el cual se apertura un nuevo expediente de queja sobre (…) la desaparición (…) de los 43 (…) estudiantes”, la señora engendró una Dirección Especial para el Caso Ayotzinapa, adscrita a la Dirección General de la Primera Visitaduría General.

Bonita pero maldita la cosa: desapareció una Visitaduría Especial que atendía el Caso pero ahora recula y crea una “dirección” de bajo nivel para que se encargue… de lo mismo que ella extinguió.

Las modificaciones al Reglamento, la disposición que permite la reapertura del caso Iguala y el descocado acuerdazo carecen de legitimidad. Y también son ilegales y anticonstitucionales las fascistoides persecuciones desplegadas por Piedra contra quienes colaboraron con la Oficina Especial para el Caso Iguala que dirigía el abogado José Trinidad Larrieta Carrasco durante la impecable presidencia de Luis Raúl González Pérez.

No parece casual, dicho sea de paso, que Piedra quiera vender como “blanca palomita” y sacar de la cárcel al asesino de Luis Donaldo Colosio, ya que fue González Pérez, como cuarto y último fiscal de aquel crimen, quien realizó la más exhaustiva investigación de la historia (hoy es la de Los 43), concluyente de la culpabilidad de Mario Aburto Martínez.

La perversa misión encomendada a Piedra es desacreditar el trabajo de la CNDH “neoliberal”.

Sin justificación alguna y fuera de todo procedimiento legal, recurre a citatorios intimidantes para interrogar (de manera insidiosa y videograbando las declaraciones) a visitadores de entonces.

Hace que busca donde no hay después de fracasar en su intento de cuestionar no solo la “verdad histórica” sino la jurídica de las investigaciones de la Comisión que preside y viene chatarrizando.

¿Por qué el Senado no llama a cuentas a esta depredadora? ¿Dónde están las organizaciones nacionales e internacionales de derechos humanos? ¿Por qué su silencio ante lo que sucede en la CNDH que viola los derechos humanos de sus visitadores…?

Carlos Marín

cmarin@milenio.com

Ámbito: 
Nacional