Morelos asediado
El estado de Morelos está siendo asediado por unos pocos actores políticos del pasado y económicos del presente, con los recursos suficientes para hacer una guerra sucia intensa y duradera; la pinza la cierran dos fiscales locales nombrados a modo por una persona que hoy tiene docenas de denuncias en su contra que no pueden llamarse sino corrupción, afirma el comisionado de seguridad José Antonio Ortiz Guarneros al refutar el contenido de una nota transmitida por el noticiero de Ciro Gómez Leyva en la que se señala que el gobierno estatal facilitó la huida de “El Ray” luego de que intentaron asesinarlo en Cuautla. La historia está dando un giro.
El debate político estatal en este inicio de año ha versado en la divulgación de dos fotografías en las que aparece Cuauhtémoc Blanco Bravo al lado de tres líderes criminales; desde el principio la historia colocó al gobierno estatal contra la pared luego de que la única respuesta al hecho fue que el mandatario toda su vida ha accedido a tomarse fotografías con cualquier persona que se lo pida, sin detenerse a preguntar a qué se dedica.
Al principio esta explicación bastó para salir del paso porque se trata de una figura pública internacional y ciertamente, toda su vida, el exfutbolista ha sido accesible a sus seguidores. “No es la primera vez que aparecen fotos mías con alguien así” dijo despreocupado el gobernador luego de que varios medios nacionales publicaran las imágenes.
El problema es que esas fotos fueron solo la punta de un iceberg que apenas emergía y que a lo largo de dos semanas ha mantenido al tema vigente en casi todos los medios de comunicación. Aunque varios gobernadores de Morena enfrentan hoy problemas relacionados con asuntos de la delincuencia organizada, en el caso de Morelos hay un ingrediente extra que aviva el debate: es Cuauhtémoc Blanco.
Las imágenes fueron solo la primera parte de esta historia, después de ella vino la ejecución del presidente municipal de Xoxocotla y la colocación de varias narcomantas acusando a funcionarios del asesinato. El hecho modificó sustancialmente el debate y lo ubicó en un plano mucho más complejo, porque ahora una persona había perdido la vida y se especulaba que ello era derivación de algún tipo de complicidad estatal.
De manera paralela un grupo de diputados y actores políticos locales que históricamente han estado en contra de Cuauhtémoc Blanco se montaron en el tema para solicitar la dimisión del gobernador y el inicio de investigaciones en las fiscalías locales. Los fiscales alzaron la voz y anunciaron que iniciarían de oficio procesos por estos hechos, apuntando directamente al jefe del ejecutivo.
El problema pasó entonces de un par de fotos a una serie de hechos que a lo largo de dos semanas ha mantenido el tema en el debate nacional y al gobernador contra la pared. El panorama que por si solo era complejo se radicalizó luego de que la noche del jueves el noticiero de Grupo Imagen difundió una serie de fotografías en las que se veía a “El Ray” huyendo del sitio donde murió una familia durante un atentado en su contra.
El reportero Humberto Padget construyó una historia basada en estas imágenes refiriendo como, en complicidad con elementos de la policía estatal, el líder criminal había salido tranquilamente del lugar y abordado su camioneta frente a los uniformados sin que nadie se lo impidiera.
Esta situación cambió el punto de vista del problema y colocó al gobierno estatal en una posición verdaderamente peligrosa, porque según lo que difundía el medio de comunicación, la relación con “El Ray” no era coyuntural, sino una verdadera complicidad que inevitablemente debía verse como un acto de protección fuera de la ley.
Hasta ese momento la reacción del gobierno estatal había sido solo de contención, dejando en el área de comunicación todo el peso de la justificación sin más explicación que la que en un principio dio el mismo Cuauhtémoc Blanco; durante varios días las instancias policiales guardaron silencio y la secretaría de gobierno brillo por su ausencia en un asunto que fue escalando hasta que derivó en la difusión de la evidencia de complicidad en una fuga. Finalmente apareció el comisionado de seguridad.
Los elementos presentados el viernes en la tarde por el comisionado José Antonio Ortiz Guarneros equilibraron el debate y obligaron a Ciro Gómez Leyva a hacer una rectificación pública. “Si las imágenes que presentamos anoche no era inéditas, nosotros no teníamos información de que se habían difundido antes… el criminal se dio a la fuga de un lugar controlado por policías municipales, estatales y federales… de nuestra parte no ha habido nunca una conspiración en contra del gobierno de Cuauhtémoc Blanco… Gracias por las precisiones y la aclaración que nos hicieron”.
Puntualizar los hechos de parte de las autoridades estatales no solo era importante, era indispensable frente a la oleada de críticas que en las últimas semanas había recibido la administración estatal y en la víspera de que el presidente Andrés Manuel López Obrador regrese a las mañaneras; el tema es polémico y ha estado presente en el debate nacional, de ahí que seguramente habrá preguntas al respecto cuando el jefe del ejecutivo federal retome el mando de sus conferencias de prensa matutinas. La precisión sobre los hechos ocurre en el momento justo, para evitar que el tema se les vaya de control.
La aparición del comisionado de seguridad José Antonio Ortiz Guarneros y del secretario Pablo Ojeda Cárdenas no resuelve el problema, pero equilibra lo que parecía estar solo de un lado. Luego de estas precisiones será indispensable dar un siguiente paso, es decir, actuar de manera formal contra aquellos personajes que, como lo señaló puntualmente el jefe de la policía local, están haciendo una guerra sucia, intensa, financiada y duradera para cubrir actos de corrupción.
El vicealmirante dijo algo fundamental “Es imperativo que todos aquellos casos en los que se pretende involucrar al gobernador o a cualquiera de sus funcionarios sean atraídos sin excepción por la Fiscalía General de la República, porque hay un problema de conflicto de intereses permanente entre los dos fiscales, el General del Estado y el de la Fiscalía Estatal Anticorrupción, que tienen un interés directo en que no avance ninguna investigación contra el gobierno anterior y contra ellos mismos, sus aliados y quitar de en medio al gobernador Blanco, porque es el único que se ha negado a pactar con el crimen organizado”.
Y continúa: “Hemos emprendido acciones legales y emprenderemos nuevas, pero este es uno de los muchos casos que urgen resolver de fondo, que se esclarezcan, para que se informe a los ciudadanos de manera veraz acerca de quienes son los verdaderos criminales y quienes son los corruptos. La fiscalía general de la republica debe ser la instancia que conozca de manera exclusiva todos los hechos que implican al gobernador porque todos ellos involucran, en el peor de los sentidos, a los fiscales locales y a sus aliados”.
La postura del gobierno estatal a través de dos secretarios no puede tomarse como una verdad absoluta, pero sí como la respuesta directa a las acusaciones que insistentemente se han hecho contra esta administración y su titular. La polémica que ha acompañado en este arranque de año al gobernador Blanco Bravo es intensa y ha dañado severamente su imagen porque se dejó correr sin respuesta y fue hasta que la situación se volvió crítica que la oficina política reaccionó.
Lo que procede es no soltar el tema hasta que todo se aclare, dejar que las instancias federales actúen y confirmen o no si hay algo detrás de este escándalo. Por el bien de todos, la revisión al estado de las cosas debe ser real, profunda y con resultados, no puede quedar como ha sucedido hasta ahora en un proceso burocrático que inicia y termina con la presentación de una denuncia que nunca avanza o con una carpeta de investigación que duerme el sueño de los justos.
Cuauhtémoc Blanco Bravo vive un momento sumamente complejo en su administración, no puede decirse que estos hechos lo ponen al borde de la dimisión, pero es evidente el desgaste que la historia ha provocado en su figura y las repercusiones que en el futuro podrían venir si se deja correr sin control este debate.
La única manera de recuperar la confianza en las instituciones es con resultados: las autoridades vinculadas a la delincuencia deben ser procesadas y los corruptos deben ser castigados. No importa quienes sean.
posdata
Las dos primeras semanas del 2022 han sido como una pelea de box para el gobierno de Cuauhtémoc Blanco: primero vino un descontón con las fotografías, luego un gancho al hígado con la ejecución del alcalde y remataron con la nota de Grupo Imagen, que fue un derechazo a la quijada.
Para ese punto el régimen local ya se veía tocado y algunos anticipaban que se iría a la lona, porque las imágenes difundidas en televisión fueron demoledoras. “Se va a caer y ya no se va a levantar” predecían algunos al tiempo de celebrar la falta de reacción del gabinete. Entonces salió Guarneros.
Hoy la pelea aún no está definida, pero la respuesta del jefe de la policía permite al régimen tomar aire y equilibrar un poco las cosas; la postura y los elementos aportados fueron sólidos, pero no son suficientes para acabar con el debate. El gobierno estatal debe ir más allá, necesita acudir a las instancias legales correspondientes para que el tema no se quede en el debate y la honorabilidad del gobernador se rescate.
Aunque personalmente aún no veo un escenario catastrófico para el gobierno estatal, me queda claro que la situación se les tornó crítica y se puede volver incontrolable si no actúan rápido y de manera correcta.
El silencio no es una opción viable en este tipo de problemas.
nota
Por cierto: una vez más la oficina de comunicación ha tenido que salir al paso para contener las crisis gubernamentales. Si no fuera por esa área el problema estaría mucho (pero mucho) peor y la historia que contaríamos tendría un final distinto.
post it
Desde hace algunos meses se ha comentado que el gobernador de Morelos Cuauhtémoc Blanco Bravo podría convertirse en el candidato de Morena al gobierno de la Ciudad de México en el 2024; la hipótesis cobró relevancia no solo por su origen, sino porque en la capital mexicana no hay otro personaje que tenga mayor conocimiento e intención de voto que el vecino de Tlatilco.
La eventual postulación de Blanco Bravo a la capital del país no cayó en gracia a muchos morenistas que estaría interesados en esa misma posición, empezando por el senador Ricardo Monreal y el rey de las ligas René Bejarano. Los apapachos públicos que al americanista ha dado la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum no fueron recibidos de buena manera en esos bloques morenistas y dicen, desde ahí se está atizando también la polémica periodística nacional que hoy agobia al gobierno estatal.
Cuauhtémoc Blanco ha dicho en repetidas ocasiones que le gustaría regresar al futbol profesional como técnico en el América; el reconocimiento que tiene en el ámbito deportivo está fuera de duda, de ahí que permanentemente noticieros y programas nacionales y del extranjero lo buscan para obtener una opinión suya respecto al desempeño o la situación de los equipos profesionales.
Cualquiera que sea su futuro, continuar en la política o regresar a las canchas, Cuauhtémoc Blanco tiene que resolver el problema que hoy tiene enfrente; si no sacan adelante la crisis actual lo que puede venir es muy grave, afectaría su futuro profesional y la estabilidad de su familia.
Así de complicado se está poniendo el panorama para el exfutbolista.
redes sociales
Sobre la difusión de las polémicas fotografías, las del gobernador y las de la huida de “El Ray” hay un aspecto que llama la atención: ambas obraban en poder de autoridades federales ¿Cómo y quién las filtró? Por qué ahora, en medio de la polémica que por situaciones similares enfrentan tres gobernadores de Morena: Cuitláhuac García de Veracruz, David Monreal de Zacatecas y Cuauhtémoc Blanco
Lo que vemos no es un tema local, aunque evidentemente hay actores políticos de Morelos lo han aprovechado para llevar agua a su molino. Es este punto donde una vez más resalta la falta de operación política; si los responsables del área hicieran su trabajo los conflictos políticos no escalarían tanto y tan rápido.
No es crítica, es análisis.
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