Presidentes de oídas
Yo no soy rival ni de mi propio corazón, porque no es traicionero.
Florestán
En México los presidentes hablan de la realidad de oídas. De lo que les dice su primer círculo, del que siempre son rehenes y les impide asomarse a la verdad.
Eso ha sido siempre y es ahora. Andrés Manuel López Obrador no ha podido romper ese cerco y conocer la realidad en forma directa.
Por eso es frecuente escucharle declarar lo que los suyos le dicen: que ya domamos la pandemia; que México es uno de los países con menos muertes por millón de habitantes; que no hay escasez de medicinas; que la gasolina no ha subido; que sí hay remanentes en el Banco de México; que llega como nunca la inversión extranjera; que vamos a crecer 4 por ciento o 6 por ciento en el sexenio…
En lo que tiene que ver con la pandemia, que domó desde abril de 2020, solo repite lo que falsamente le dice Hugo López-Gatell; de la distribución de medicinas, secunda lo que mentirosamente le apunta el secretario de Salud, Jorge Alcocer; el que la gasolina no ha subido lo repite, aunque lo desmienta el Inegi y la CRE; lo de los remanentes se lo soplaron desde Hacienda; el aumento en la inversión extranjera, en Economía, lo mismo de que vamos a crecer 4 o 6 por ciento.
Y digo que es de oídas, porque ni se ha domado la pandemia, ni se ha normalizado el abasto de medicinas, ni ha bajado el precio de la gasolina, ni hay remanentes, ni la inversión extranjera está en lo más alto, ni vamos a crecer a 4 por ciento en el sexenio.
Es el riesgo de hablar de oídas cuando se cierran los espacios a otras voces, levantan el puente del castillo y el primer círculo palaciego aprieta sus goznes.
RETALES
1. PRIMERA. Ayer se inició el ejercicio inútil del llamado parlamento abierto sobre la reforma eléctrica, que no es más que un espacio de desahogos improductivos en un régimen presidencialista del poder que tiene López Obrador, quien ha repetido que la quiere aprobada este año sin tocarle una coma, a pesar de carecer de la mayoría calificada en el Congreso para hacer la reforma constitucional;
2. SEGUNDA. Esta reforma la tenía anunciada para el año pasado cuando la pospuso para éste por falta de votos, y se le juntará con la electoral, prevista también para 2022, con la que quiere un nuevo INE con otra alineación de consejeros más a modo de la 4T de cara a las elecciones de 2024; y
3. LÍNEA. Solo puedo entender la fiesta que hizo Claudia Sheinbaum en su encuentro dominical con Cuitláhuac García por la aspiración presidencial que pasa por deshacerse de Ricardo Monreal, contra quien el gobernador se lanzó con todo. ¿Esas son las alianzas que va a hacer Sheinbaum de cara a su candidatura presidencial? Que recuerde que si gana, gana López Obrador, pero en el breve espacio de que perdiera, perdería ella. Como en las elecciones de junio del año pasado.
@lopezdoriga
lopezdoriga.com