El fiasco de los “programas prioritarios”
Consulto en la página web del gobierno de México los “Programas y Proyectos Prioritarios” del presidente López Obrador. Son 30. La mayoría, un fracaso. El presidente se llena la boca en la mañanera hablando de ellos, pero prácticamente todos están envueltos en graves escándalos de ineficacia e incluso de corrupción.
“Jóvenes Construyendo el Futuro” está casi extinto. Le dieron menos de la mitad del presupuesto inicial. Se ha revelado que se usa para enrolar a familiares y amigos de los “servidores de la nación” y que se cobran moches para dar de alta a jóvenes, no hacerlos trabajar, y repartirse la beca entre el falso empleador y el falso empleado.
Las “100 Universidades Públicas” no existen. La “Refinería Dos Bocas” está saliendo 4 mil millones de dólares más cara y no va a estar terminada este sexenio. “Crédito Ganadero a la Palabra” no ejerció su presupuesto en 2020 y para 2021 ya lo desaparecieron. Este programa generó que se crearan ranchos de vacas Hereford en lugares sin las condiciones de clima del país… se murieron las vacas. “Internet para Todos” ya se pospuso de 2021 a 2023, y mientras prometen conectar a 120,000 comunidades, el vocero presidencial presume que inauguraron 70.
Del programa “Atención Médica y Medicamentos Gratuitos” no diré nada. El chiste se cuenta solo. Tampoco voy a contar el chiste de “Modernización del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México” porque los videos vacacionales hablan mejor que cualquier columnista. El “Nuevo Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles”, contratando a empresas fantasma y despertando un abanico de irregularidades. El “Tren Maya” ya salió más caro, no va a estar listo y el fracaso es tal, que acaban de cambiar el director general encargado de hacerlo. Hasta el presidente dijo que no había dado el ancho.
Hay otro chiste. Se llama “Zona Libre de la Frontera Norte”. Le transcribo la descripción: “servirá como una cortina para que la gente no emigre”. Los empresarios de la región dicen que no ha servido para nada.
El “Mejoramiento Urbano” ha servido mucho: de este programa surgieron los recursos para embellecer los alrededores del rancho “La Chingada”, propiedad del presidente en Palenque. Su plusvalía se ha disparado con nuevas vialidades, carriles para bicicletas, parques, centros culturales.
El “Plan Nacional de Gas y Petróleo” tiene más presupuesto, pero no ha logrado aumentar la producción petrolera como se proponía.
En la página oficial, en el proyecto del “Rescate del Lago de Texcoco”, hay un reluciente render (incluye arcoíris), de los que usan los arquitectos para “vender” sus proyectos que aún no existen. Apenas andan haciendo una consulta —estilo AMLO — a ver si lo convierten en Área Natural Protegida. “Sembrando Vida” —lo han denunciado medios de comunicación internacionales— genera los incentivos para destruir bosques en vez de reforestar.
¿Se acuerda de las “Tandas para el bienestar”? Ya no funciona ni tiene presupuesto. Le agrego colateralmente lo de “Bienpesca”: no hay comunidad pesquera exenta de denuncias de que los apoyos llegan a personas que no son pescadores e incluso caen en manos del crimen organizado, como en el Alto Golfo de California.
Becas del Bienestar. La Auditoría Superior ha detectado montos entregados sin soporte documental o “becarios” que ya habían fallecido. El objetivo era evitar la deserción escolar. Hoy tenemos una deserción de más de 270 mil estudiantes por la pandemia, según datos oficiales.
Así pues, salvo un par de excepciones, los “proyectos y programas prioritarios” se han derrumbado. La explicación es sencilla: una combinación de ineptitud y corrupción. Un presidente que no cree en los especialistas, que desprecia a los técnicos, que descalifica a los expertos, y que pone al frente del diseño de políticas públicas a personajes cuya única experiencia es haber sido operadores electorales (“mapaches”) de Morena. Para eso sí que han servido: para desviar el dinero a las estructuras del partido en el poder.