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EL ASALTO A LA RAZÓN

Ridícula guerrita contra España

Lo suyo lo suyo de Andrés Manuel López Obrador es tan ajeno a la diplomacia como incontinente su proclividad a fabricar confrontaciones con países a los que proclama respetar.

Ayer se fue sobre España de manera inaudita, desdeñando la enraizada relación que nos une desde todos los puntos de vista, incluidos los tamales de chipilín que tanto le gustan porque se preparan con manteca de cerdo y queso crema tropical (mezcla de leche y nata) espolvoreado, que se obtienen de animales traídos hace 500 años por los conquistadores (a quienes guarda un tardío, entelarañado y rijoso rencor).

De manera por demás gratuita, cuando hablaba de las críticas en Estados Unidos a su iniciativa de contrarreforma eléctrica, soltó:

“Es el caso de las empresas españolas. Ahora no es buena la relación. Y a mí me gustaría que hasta nos tardáramos en que se normalizara para hacer una pausa, que yo creo que nos va a convenir a los mexicanos y a los españoles, desde luego al pueblo de México y al pueblo de España, hacer una pausa en las relaciones, porque era un contubernio arriba, una promiscuidad económica-política en la cúpula de los gobiernos de México y de España, pero como tres sexenios seguidos, y México llevaba la peor parte, lo saqueaban. Entonces, vale más darnos un tiempo, una pausa. A lo mejor ya cuando cambie el gobierno ya se restablecen las relaciones y yo desearía, ya cuando no esté yo aquí, que no fuesen igual como eran antes…”.

Lo que comenzó referido a empresas terminó implicando a los gobiernos que ambas naciones tuvieron en los 18 años anteriores al suyo.

Sobresalta reparar en que son seis las que tiene bajo su mira, entre las ¡seis mil 500! españolas que operan en México, lo cual significa que el país al que agredió es el segundo del mundo (después de Estados Unidos) con inversiones en México por un monto aproximado de 76 mil millones de dólares.

El ataque mañanero sorprendió a uno de sus más prominentes leales: el senador Ricardo Monreal quien, a pesar de haber sido aplastado por el morenismo en su justa cruzada contra las arbitrariedades político-policiacas del impresentable gobernador Cuitláhuac García, dio una suave interpretación del arrebato presidencial (lo tomó como “un recurso para reflexionar”) y con Joaquín López-Dóriga tuvo el arrojo de ilustrar: “pausa” no es una figura reconocida “ni por el derecho internacional ni por el derecho diplomático”.

Otro sorprendido fue el ministro de Asuntos Exteriores y Globales para la Unión Europea, Iberoamérica, el Caribe y el resto del mundo de España, José Manuel Albares, quien se preguntó qué habrá querido decir AMLO con lo que supone no sea “una posición oficial”; que hace pocos días tuvo en Honduras un “encuentro cordial” con Marcelo Ebrard, y que, “eso sí, defenderemos los intereses de España ante cualquier país…”.

Daño colateral: después del salmeronazo y dejar con el Jesús en la boca a Panamá, esta otra súbita guerra de las falacias deja en el refri al oportunista Quirino Ordaz…

Carlos Marín

cmarin@milenio.com

Ámbito: 
Nacional