La recién casada estaba feliz con su nueva vida. Le contó a su mamá: "Mi marido me da todo lo que le pido". "Hija mía -le dijo la señora-, eso lo único que significa es que no le estás pidiendo lo suficiente"... Un limpiador de ventanas pasó a mejor vida al caer del piso 85 de un edificio. Su esposa, llorosa y compungida, se presentó a cobrar el seguro, y el gerente de la empresa le entregó un cheque bastante sustancioso. "Sentimos mucho su pérdida, señora -le dijo-. Esperamos que encuentre consuelo en su dolor. La vida seguirá. Pasará el tiempo; conocerá usted nuevas personas. Quizá hasta vuelva a casarse". "Posiblemente -suspiró la viuda echándole una ojeada al cheque entre sus lágrimas-. Pero sólo con otro limpiador de ventanas"... Cierto hotel para recién casados ofreció una merienda de bienvenida a las novias que habían llegado a pasar ahí su luna de miel. Ninguna de ellas asistió al convivio. El administrador le preguntó al encargado de relaciones públicas: "¿Qué sucedió? ¿No le hiciste publicidad a la merienda?" "Y mucha -aseguró el empleado-. En la pared de cada cuarto les puse a las novias el cartel de invitación". "¡Ahí no lo vieron, tarugo! -exclamó el otro con enojo-. ¡Se los hubieras puesto en el techo de la habitación!"... La maestra de Pepito envió este recado a los papás del tremebundo niño: "Si me prometen no creer todo lo que Pepito les diga que pasa en mi salón yo les prometo no creer todo lo que Pepito me cuenta que sucede en la casa de ustedes"... Dos señores que viajaban en avión quedaron sentados el uno junto al otro. "Soy Borsalino Leperuza -se presentó uno. "¿Leperuza? -dijo el otro-. Una vez conocí a un Leperuza. Creo que se llamaba Wildegario. ¿Es su pariente?" Respondió el otro: "Es mi hermano lejano". "¿Cómo su hermano lejano?" -dijo el pasajero sin entender. "Sí -explicó Borsalino-. Mi mamá tuvo 21 hijos. Wildegario es el mayor y yo soy el menor"... A aquella muchacha le decían "El vaso de agua". A nadie se lo negaba... Chicholina Grandnalguier estaba en una fiesta. De pronto empezó a dirigirse uno por uno a todos los hombres presentes. "De ninguna manera -les iba diciendo-. No acepto ir contigo a tu departamento". La dueña de la casa, igual que todos, se sorprendió mucho ante la extraña conducta de la joven. Le preguntó: "¿Por qué haces eso?" Respondió ella: "Estoy rechazando esas invitaciones mientras todavía puedo hacerlo"... Hobo y Trampo, vagabundos, pasaron frente a un restorán en cuyo escaparate se exhibían suculentas viandas. Propuso Hobo: "Imaginemos que estamos comiendo esos manjares. Así engañaremos el hambre". Se aplicaron ambos a la contemplación de los platillos. En eso pasó una estupenda chica. Trampo se le quedó viendo con intensidad, y de pronto cayó al suelo sacudido por fuertes convulsiones. Le dijo Hobo: "¿Lo ves? Eso te pasa por follar después de comer"... Un pajarero vendió todas sus aves en la plaza, menos un jilguero cantador. Como no le quedó ninguna jaula se metió el ave en un bolsillo del pantalón y fue a la iglesia a oír misa. En medio del sermón del señor cura el jilguero empezó a cantar sonoramente, con lo que le cortó al predicador el hilo de la inspiración. "Salga el que traiga pájaro" -ordenó molesto el sacerdote. Todos los hombres se levantaron y salieron, menos un ancianito. Fue una mujer y le dijo: "¿No oyó lo que dijo el sacerdote? ¿Qué usted no tiene pájaro?" "Sí tengo -respondió con mansedumbre el viejecito-. Pero el mío ya no canta"... FIN.