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ITINERARIO POLÍTICO

Empresarios, “perros del mal”

 

– No, cuando recordamos a los “perros del mal” no hablamos del libro de título homónimo de Eusebio Ruvalcaba.

Menos de Juan Rulfo y “No oyes ladrar los perros”. Y tampoco del clásico de Vargas Llosa: “La ciudad y los perros”.

En realidad nos referimos a la conseja popular que reprueba, en tono despectivo, a los mensajeros de “las malas nuevas”, metáfora de la respuesta oficial a la protesta de sectores empresariales que, en distinto tono, “reprueba” la “pasividad” oficial frente a la violencia, caos y vandalismo desatados por la CNTE.

Pareciera que algunos sectores del gobierno federal ven en los empresarios inconformes con la CNTE a la “versión recargada” de los “perros del mal”, fieras que ponen en riesgo la estabilidad del país.

Pero no es nuevo el choque entre la iniciativa privada y los gobiernos federales. En los años 70, por ejemplo, el gobierno de Luis Echeverría se enfrentó con el llamado Grupo Monterrey.

En los 80 López Portillo “pataleó” con la iniciativa privada, lo que resultó en poderosos grupos de empresa —encabezados por Manuel J.
Clouthier—, que guerrearon al PRI a través del PAN.

Más aún, al inicio de la gestión de Peña Nieto, durante las llamadas reformas estructurales, empresarios y gobierno chocaron frontalmente a causa de la reforma fiscal.

Sin embargo, en la reciente escaramuza parece que ambas partes tienen razón. Sin embargo, es evidente el maltrato oficial a los creadores de empleos. ¿Por qué?

Porque los hombres de empresa tienen razón cuando exigen —como condición básica al conflicto de la CNTE— la aplicación de la ley. Al mismo tiempo el gobierno federal tiene razón en priorizar el diálogo. ¿Qué está fallando?

Lo curioso es que, en los hechos, “los patos les disparan a las escopetas”. Y es que durante décadas la sociedad fue acostumbrada a escuchar una cantaleta que a muchos dice poco —sea de PRI, PAN, PRD o la chiquillería partidista—: que es responsabilidad fundamental del Estado mexicano “el estado de derecho”.

Y hoy, en una suerte de “bofetada con guante blanco”, la empresa regresa la dosis a los tres órdenes de gobierno —municipal, estatal y federal— al exigir lo elemental: “Respeto al estado de derecho”. Y el Estado parece responder: “Perros del mal”.

Lo cierto es que la CNTE es un grupo mafioso, banda que saquea, roba, vandaliza, secuestra, extorsiona, chantajea, asesina y comete el peor de los crímenes: dejar sin escuela a millones de niños.

Y hasta hoy los jefes de la CNTE son impunes. ¿Hasta cuándo?

Al tiempo.  

Ámbito: 
Nacional
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