Congreso a prueba
Las observaciones al Fondo Unidos por Morelos ponen a prueba la honestidad del Congreso
Recién tomaron protesta, los miembros del parlamento morelense prometieron cambiar la imagen del congreso, dijeron ser una legislatura diferente, con valores, con honestidad, con respeto, con representación social y sin los vicios de sus antecesores. Muchas cosas han pasado en apenas seis meses, casi todas malas y en su mayoría perjudiciales para los integrantes de la cámara. Hoy el poder legislativo tiene una oportunidad de mostrar que son distintos, tienen en sus manos la posibilidad de sancionar a los culpables del mayor robo del sexenio pasado. ¿Lo harán?
Quitemos la vista por un momento de los escándalos que han agobiado a esta nueva generación legislativa, pasemos por alto sus enfrentamientos personales, las acusaciones mutuas, el rompimiento de la unidad parlamentaria, las agresiones de género, los abusos de poder, las revanchas políticas, el desprecio con el que se tratan, el agandalle de comisiones, la parálisis operativa, el uso abusivo del presupuesto, la mala imagen que proyectan, su incapacidad para ponerse de acuerdo… quitemos todo lo anterior y dejemos solo la decisión de pasar al pleno las observaciones al fondo Unidos por Morelos.
Por supuesto que este único punto no resuelve nada de lo demás, ni renueva la imagen de un congreso que por si mismo se ha metido en un callejón sin salida y va en caída libre en cuanto a percepción pública. Sin embargo la posibilidad de que al menos por una sola ocasión los integrantes del poder legislativo sesionen y avancen en un tema por demás importante para el estado y determinante para poner un alto a la impunidad, podría mostrar que aún existe algo que rescatar en este congreso.
Si los representantes populares tuvieran un poco de valor civil y compromiso ciudadano, avanzarían en el proceso de fiscalización del fondo de reconstrucción; no se trata de juzgar a priori o de validar un “ataque político”, como lo asume el extitular del organismo Alexis Ayala, sino de dar cumplimiento al proceso legal y votar un análisis técnico, legal y oficial que al fondo Unidos por Morelos realizó la dependencia encargada de la fiscalización en el estado.
Pongámoslo en perspectiva: desde hace meses algunos diputados como Julio César Solís han insistido en la urgencia de disolver a la Entidad Superior de Auditoría y Fiscalización porque “No da resultados ni actúa contra nadie”. En ese mismo sentido se ha manifestado el diputado presidente de la comisión de Hacienda Agustín Alonso, severo crítico de la ESAF porque la oficina “no hace nada”.
Hoy la titular de la dependencia América López ha puesto sobre el escritorio de los legisladores un tema que no es menor, observa uno de los mayores robos en la historia del gobierno de Morelos e involucra a distintos personajes que notoriamente abusaron del presupuesto, lucraron con la tragedia y dañaron la hacienda pública.
Las observaciones por si solas no representan un punto final en la historia, simplemente establecen aspectos poco claros en el manejo de los recursos públicos que deben ser solventados por quienes estuvieron a cargo. Los señalados, en este caso Alexis Ayala, tienen la oportunidad legal de responder y aclarar todas y cada una de las observaciones, de aportar los elementos de prueba a su favor y demostrar que no hubo mal manejo de recursos. ¿A qué le tienen miedo?
Detener el proceso de fiscalización del fondo Unidos por Morelos es una incongruencia de quienes se asumen representantes populares y presumen estar del lado de la ley; Julio César Solís, Agustín Alonso y los demás diputados tienen la obligación legal de darle cauce a lo emitido por la Entidad Superior de Auditoría y Fiscalización; no hacerlo, además de una incongruencia, representaría un acto ilegal que demostraría que sus palabras no son más que demagogia.
Peor: una vez que la titular de la ESAF ha hecho público el monto de lo observado, resulta imposible para el congreso estatal darle la espalda a la situación y ocultar los hechos; no existe una razón legal para que el resolutivo de la Entidad Superior de Auditoría y Fiscalización no se lleve al pleno, ni tampoco un elemento moral para que los diputados omitan dar cumplimiento al debido proceso.
Con este tema en particular la cámara de diputados tiene la oportunidad de demostrar cuál y con quien es su verdadero compromiso, en ellos está la posibilidad de hacer a un lado sus diferencias (al menos por un momento) y dar cumplimiento con un proceso que toca el punto más álgido y despiadado de la corrupción en el sexenio anterior. Detener la investigación al fondo Unidos por Morelos confirmaría que las redes de corrupción del sexenio pasado, o sea del graquismo, se encuentran vigentes en la actual legislatura.
No pasemos por alto que los resultados emitidos por la ESAF corresponden únicamente a lo que respecta al manejo de los recursos locales y que aunque los señalamientos están dirigidos a Alexis Ayala en su calidad de representante de este fondo, hubo más personas involucradas en su manejo, figuras que visiblemente se beneficiaron del dinero de los damnificados y que podrían librar cualquier acción legal si el joven Alexis Ayala decide comerse toda la culpa.
El punto fino en esta historia no está solo en el monto de lo observado y en la rapiña de un grupo de ladrones, sino en lo que representaría una acción legal, formal, comprobada en contra de quienes tuvieron a su cargo el manejo de los miles de millones de pesos que se destinaron a la ayuda de las personas que resultaron afectadas por el sismo.
Este punto es determinante para la cámara y lo será también para los actuales representantes populares; detener las acciones en contra de los ladrones o ponerle piedras al proceso que castigaría a quienes lucraron con la tragedia de miles de morelenses, demostraría que en la cámara tenemos representantes populares corruptos, insensibles y entregados a la corrupción.
El resolutivo de la ESAF no solo observa lo que se hizo en el fondo de reconstrucción, también pone a prueba la calidad moral de la legislatura 55.
posdata
A pesar de que en Morelos nos hemos acostumbrado a ver imágenes fuertes derivado de la violencia que se ha apoderado del estado desde hace años, lo que se compartió el viernes pasado en redes sociales, cuando el conductor de un taxi agredió a una persona con un cuchillo a plena luz del día en pleno centro histórico de Cuernavaca resulto perturbador y confirma que la incidencia delictiva en la capital no ha bajado, como presume el alcalde José Luis Urióstegui.
Los hechos generaron polémica porque se trató de una agresión flagrante, a unos metros del palacio de gobierno, frente a los ojos de muchas personas y ante la propia policía que no atinó a responder.
Hace unos meses, antes de tomar protesta del cargo de presidente municipal, el abogado José Luis Urióstegui afirmó que su gobierno no participaría del convenio del mando coordinado de policía porque no daba resultados y con el control directo de las policías las cosas en la capital mejorarían; fue tanta la confianza que se tuvo el recién electo presidente municipal que prometió que en dos meses, ¡dos meses!, veríamos una mejora sustantiva en los índices delictivos de Cuernavaca.
La apuesta del panista fue por una mujer valiente, reconocida y comprometida, Alicia Vázquez Luna; también se allegó de la asesoría de un ratón de escritorio, un catedrático de nombre Javier Oliva Posadas, eminente catedrático especializado en materia de seguridad internacional que, empero, fracasó en la práctica cuando brindó sus servicios de asesoría en materia de seguridad al exgobernador Graco Ramírez.
Han pasado ya dos meses desde que inició el nuevo gobierno municipal y los resultados de no son buenos desde ningún ángulo: en materia de seguridad la situación sigue igual de mal o peor, no hay semana en la que no ocurra un hecho de violencia, que se cometan delitos de alto impacto o seamos testigos de hechos como el del viernes en el zócalo.
En materia de servicios la situación es igual de compleja: la ciudad enfrenta una severa crisis de agua potable y el ansiado cambio inmediato en la infraestructura urbana, entendido como poda de jardineras, limpieza de espacios públicos, bacheo y balización de calles aún no empieza; incluso nuevamente se habla de corrupción en el área de inspectores y cobro institucional de piso a empresas y negocios. Parece que seguimos en el mismo régimen villalobista, pero con peores secretarios municipales.
Cualquier autoridad electa sabe que los primeros cien días de gobierno son claves para marcar diferencia, para destacar el sello de la nueva administración y alargar el bono electoral; en estos casi sesenta días de gobierno aún no se ve nada, salvo un presidente municipal que peca de prudente, con rostro descompuesto, que pierde tiempo creando comités y consejos para todo, pero sin poder quitarse el lastre de los hermanos Martínez Terrazas, los verdaderos gobernantes.
Luego de que se difundieron las imágenes del taxista agresor la SMyT anunció que retiraría inmediatamente la concesión al propietario del vehículo de transporte público por haber violado la ley del transporte público de Morelos; “La dependencia no permitirá ni mucho menos solapará este tipo de conductas por parte de los concesionarios ni los operadores del servicio de transporte público”.
Del lado municipal el silencio es absoluto, el gobierno capitalino no ha dicho nada, ni ha fijado posición respecto a este hecho ocurrido en el corazón de Cuernavaca. Digámoslo como lo es: la policía no actuó, al presidente municipal no le importó y su gobierno no comunicó.
José Luis Urióstegui es un buen hombre, pero no se gobierna con buena voluntad.
nota
El fin de semana antepasado en el marco del día del ejército los titulares de los poderes ejecutivo y legislativo coincidieron, charlaron y generaron la expectativa de una nueva y mejor relación política. Por un largo rato Cuauhtémoc Blanco y Francisco Sánchez dialogaron a la vista de todos y dejaron ver que a pesar de las diferencias partidistas o de opinión es posible transitar en un mismo sentido.
Unos días más tarde, el día de la Bandera, el gobernador mostró una señal de buena voluntad a los diputados: se dijo listo y dispuesto para dialogar en buena lid con la finalidad de “que haya amor y paz”.
Estos breves pero importantes signos de civilidad tienen que ser aprovechados por ambas partes para darle la vuelta a la página, para dejar de lado los enfrentamientos y abrir una nueva etapa que favorezca a ambos poderes y al estado.
Conforme se acerque la elección cada actor político tomará su bando y fijará postura de cara a una elección, eso es comprensible y válido, lo importante es que todos aprovechen el tiempo no electoral y trabajen por quienes representan.
Luego de varias semanas de señalamientos y acusaciones aparecen estos signos de buena voluntad de ambas partes; ojalá nadie en ninguno de los bandos meta la mano y trate de boicotear un posible reencuentro entre poderes.
post it
En todas las legislaturas siempre hay un número reducido de diputados que llevan el control y manejan al resto como quieren; el congreso actual no es la excepción. En este caso son los súperdiputados quienes llevan la voz cantante, los que marcan agenda, ellos definen la estrategia y conducen a los demás, al menos a los de su bloque, hacia donde quieren, como quieren y de la forma que quieren. El resto son relleno, carne de cañón, es la tropa legislativa que obedece a cambio de algún beneficio personal.
En la legislatura 53 ningún diputado que fue a campaña logro ganar; en la 54 solo una diputada logró reelegirse gracias a la marca de su partido. ¿Cuántos de los representantes populares de la 55 lograrán trascender?
redes sociales
¿Por cuánto tiempo podrán contener los diputados locales el contenido de las observaciones de la ESAF al Fondo Unidos por Morelos?
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