Ramón Castro, obispo de la Diócesis de Cuernavaca, es un líder eclesiástico controvertido. Por un lado, recientemente fue denunciado ante la Secretaría de Gobernación por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), por involucrarse en actividades políticas, al recibir a grupos sociales inconformes en la Catedral metropolitana, a los cuales dice no convocó y sólo escuchó.
El Poder Judicial del Estado de Campeche envió el exhorto 46/15-2016/3º JC-I, al juez competente de lo civil de la ciudad de Cuernavaca, relativo al Juicio Ordinario Civil de Daño Moral y Sicológico promovido por Luis Felipe Izquierdo Cundafe en contra de Martín Mena Carrillo, Francisco Velázquez Trejo, Ramón Castro Castro y Francisco González González, a quienes se exige el pago de 25 millones de pesos por concepto de reparación de daño.
De acuerdo con el exhorto, Izquierdo presentó una demanda por daño moral en el Juzgado Tercero Civil del Primer Distrito Judicial de Campeche contra quienes presuntamente abusaron de él, e incluyó a Ramón Castro Castro, Obispo de Cuernavaca, y José Francisco González González, Obispo de Campeche, por supuesto encubrimiento.
El actual sacerdote presentó la demanda por daño moral y psicológico el 30 de noviembre de 2015, aunque desde julio había hecho público el presunto caso de pederastia, sin emprender acciones legales.
El escrito que Izquierdo presentó al juez señala que a principios de 2007, cuando tenía 16 años, viajó de Mérida a Ciudad del Carmen, para participar en una misión de paz, durante la cual conoció en la parroquia de la "Divina Providencia" al padre Martín, quien lo invitó a unirse al Seminario de Campeche.
Izquierdo aceptó y en julio del mismo año regresó. El padre dio a Izquierdo un trato "especial", con regalos y paseos, hasta que una noche de agosto lo invitó a su habitación, en la casa parroquial, donde comenzó a abusar sexualmente de él.
En octubre del mismo año, Luis Felipe conoció en Campeche al padre Francisco Velázquez Trejo, "El Bimbo", de la parroquia del "Sagrado Corazón de Jesús", quien con amenazas lo obligó a sostener relaciones.
Luis Felipe relata que también fue acosado por otro padre, al cual identificó sólo como "Leobardo".
Durante buen tiempo, el ahora sacerdote se dio cuenta de que Martín hizo lo mismo con otros menores, por lo que decidió revelar el abuso al entonces Obispo de Campeche, Ramón Castro Castro, quien lo amenazó con meterlo a la cárcel si "ventilaba" algo.
El padre Francisco también lo contactó para ofrecerle dinero a cambio de no decir nada, por lo que Luis Felipe decidió dejar el Seminario y viajar a Chile, donde radica actualmente y profesa la religión veterocatólica, conocida como Iglesia católica antigua.
Revelación
El demandante dice que envió cartas contando lo sucedido al Cardenal Norberto Rivera; al Obispo de Tabasco, Gerardo de Jesús, al Arzobispo de Yucatán y al Nuncio Apostólico. Un día recibió un correo del Obispo Ramón Castro, reclamándole y reprochándole haber enviado cartas a los obispos.
El año pasado, Luis Felipe envió una carta al Papa Francisco con detalles del caso. El contenido de la misiva se publicó en el Diario Tribuna, de Campeche el 2 de julio.
En su denuncia, Luis Felipe asegura que los "predicadores de la fe" se aprovecharon de él para obligarlo a cometer actos indignos, denigrantes y humillantes que dejan secuelas perdurables. "Se me expuso al descrédito, deshonor y desprecio de amigos, familiares y de la sociedad, con lo que se me afectó en mis sentimientos, honor, decoro, reputación, creencias, vida privada".
La demanda requiere la reparación del daño moral y psicológico, y que los daños y perjuicios se estiman en 25 millones de pesos.
El caso Tepalcingo
Al hablar sobre el santuario de "Jesús Nazareno", los habitantes de la cabecera municipal de Tepalcingo no esconden su rencor hacia los representantes de la Diócesis de Cuernavaca, a cuyos párrocos acusan de haber saqueado el lugar y despojar al pueblo de los objetos más valiosos que había en el lujoso templo, el cual data del siglo XVIII.
En 2011, el párroco Omar Aguilar Vega, enviado por la Diócesis para cuidar el templo, al abandonar la administración del santuario, se llevó varios objetos valiosos, entre ellos la Custodia del Santísimo, de oro con joyas incrustadas, valuada en más de cuatro millones de pesos. la Custodia fue reemplazada por una nueva, de valor desconocido.
Posteriormente, la falta de transparencia del párroco José de Jesús de la Cruz Martínez, sucesor de Omar Aguilar, detonó el conflicto entre los habitantes a principios de febrero de 2016, cuando la población se dividió entre un grupo que apoyaba al párroco, conformado por la feligresía cercana a la administración del Santuario, y quienes exigían abandonara la comunidad de inmediato, acusándolo de usar para su beneficio el dinero del templo.
El párroco se hospedaba en la llamada Casa del Peregrino, junto a la parroquia, la cual acondicionó con muebles de lujo. Jesús de la Cruz tuvo que escapar la noche del siete de febrero.
Los excomulgados
El obispo de la Diócesis de Cuernavaca, Ramón Castro Castro, afirmó entonces que la gente que participó en el enfrentamiento estaba excomulgada de la Iglesia católica por profanar el Santísimo, situación que prevalecerá hasta que el papa Francisco los perdone.
Álvaro Aguirre, integrante del nuevo comité del santuario y testigo del enfrentamiento, rechazó su sentencia: "A mí no me interesa su excomunión. El obispo es un humano como cualquiera; él es quien debería ser excomulgado, porque sabía de la situación y dejó que se generara este problema".
La Diócesis de Cuernavaca designó temporalmente a Johnny Capistrán como encargado de oficiar las misas, pero desde su llegada se ha negado a hospedarse en la Casa del Peregrino.
Los números
En 2015, el comité encargado de organizar la Feria de Tepalcingo habría logrado recaudar cerca de 500 mil pesos, recursos que, según los habitantes, no se reflejó en resultados a favor del Santuario.
En 2016 la cifra recaudada en la Feria fue de 483 mil pesos, que la comunidad espera sean invertidos para mejorar la imagen del Santuario, actualmente bajo la responsabilidad de los propios pobladores y de los nueve mayordomos que vigilan los otros santuarios antiguos ubicados en Tepalcingo, y quienes se muestran satisfechos con la tranquilidad con que tratan de reconstruir su fe en la Iglesia católica, a pesar de que el obispo Castro no los escucha.