Los minutos previos a la masacre en San José de Gracia
El día en que el país iba a estremecerse con las violentas imágenes del fusilamiento de cerca de 17 personas, las cuales fueron captadas en San José de Gracia, Michoacán, un grupo de sicarios del Cártel Jalisco Nueva Generación salió del hotel Valle Dorado, ubicado a unos kilómetros de la cabecera municipal de Marcos Castellanos.
Ese hotel era la base de operaciones en donde se alojaba un grupo armado al servicio de Abel Alcantar Vallejo, alias El Toro o El Viejón.
En San José de Gracia todos lo sabían. Los sicarios estacionaban ahí sus camionetas. Desde ese sitio salieron muchas veces a realizar los operativos que les eran encomendados.
Durante una decena de cateos realizados en las últimas horas en los alrededores de San José de Gracia, fueron hallados en el hotel un altar de la Santa Muerte y un conjunto de objetos personales que los sicarios abandonaron antes de huir apresuradamente.
En un rancho ubicado muy cerca de ese sitio, en el camino a Jiquilpan, y probablemente propiedad del Viejón, elementos de la Secretaría de Seguridad Pública, la Sedena, la Guardia Nacional y la Fiscalía General del Estado aseguraron un depósito de armamento en el que había 140 artefactos explosivos, con detonantes en la punta, que podían ser manipulados por medio de drones.
Había también 20 cartuchos de amonio, de los empleados en la minería para hacer volar las rocas, así como 40 artefactos explosivos fabricados de manera artesanal.
El grupo dominaba por completo San José de Gracia, los límites de Jalisco y Michoacán, y los alrededores del lago de Chapala.
Alcantar Vallejo era el verdadero dueño de San José. Ahí vive su familia y ahí se le han detectado al menos seis propiedades inmuebles.
A esto se debe que San José de Gracia no apareciera nunca en las páginas de la nota roja. El control de Alcantar, incluidas las autoridades, era total, según la investigación realizada por autoridades federales.
El pasado domingo 27 de febrero, un enemigo mortal del Viejón, Alejandro García, alias El Pelón —operador del Cártel Jalisco en Colima y Jalisco—, pidió autorización a los altos mandos del cártel para ir a velar a su madre, fallecida de un mal hepático en un hospital de Sahuayo.
La autorización le fue concedida, a pesar de que El Viejón había amenazado con matarlo, en caso de que volviera a la población. El Pelón viajó con una docena de hombres, tal vez un poco más, repartidos en tres camionetas.
Esa tarde, El Viejón salió de Tizapán el Alto a bordo de una cuatrimoto RZR Polaris de dos plazas, y se dirigió a San José. Recorrió 22 kilómetros y arribó a la cabecera municipal 40 minutos antes de que ocurrieran los hechos sangrientos. Al mismo tiempo, sus sicarios salieron —entre otros puntos— del Hotel Valle Dorado, ubicado a seis minutos, y se acercaron al centro.
Imágenes obtenidas por las autoridades federales mostraron que desde las 14:56 la gente del Viejón se preparaba logísticamente para atacar al Pelón: estacionaban las camionetas, tomaban posiciones en los alrededores de la calle Reforma, en donde se llevaba a cabo el funeral.
Al mismo tiempo, los halcones reportaban desde una ferretería cercana. Durante esos 40 minutos, según los reportes estatales y federales, ninguna autoridad municipal informó del operativo que se había desplegado en pleno centro de la población: los sicarios estuvieron apostados durante más de media hora sin que nadie hiciera ni dijera nada.
En imágenes obtenidas a las 15:09 y a las 15:10 aparece El Viejón —su clave era Sierra 3—, hablando por teléfono y haciendo señas a sus hombres.
El asesinato del Pelón ocurrió a las 15:35, a manos del propio Viejón, quien le disparó cuatro veces en la cabeza. Había llegado unos cinco minutos antes al velorio. Sus hombres fueron colocados contra una pared, con las manos en la nuca. Comenzó la descarga que quedó grabada en un video (las autoridades rechazan que se haya tratado de un fusilamiento: sostienen que hubo fuego cruzado).
Quince minutos más tarde un sicario con un arma larga al hombro inició, con una hidrolavadora, la limpieza de los rastros hemáticos que habían quedado en la calle. En imágenes recién reveladas se advierten muy cerca de ahí la RZR Polaris del jefe criminal, una Jeep Gladiator en la que se llevaron al menos dos cuerpos, una Kia Roja, y una Lobo Negra.
La Gladiator fue captada más tarde saliendo de la localidad, con la caja cubierta con una manta.
Según la fiscalía estatal, los exámenes periciales mostraron que en la calle se habían conservado once perfiles genéticos: ahí estaba la sangre de al menos once personas.
En Colima, tras seis días de intensas balaceras, trascendió que había ocurrido una fractura en la cúpula del Cártel Jalisco. Los hechos de San José de Gracia, según analistas consultados, parecen corroborar que el grupo criminal más violento de México se ha partido.
Esa fractura hizo visible la manera en que una fracción del CJNG se ha apropiado de una extensa franja que corre entre dos estados: la manera en que un grupo criminal ejerce el poder absoluto en una zona de México.