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Rusia rechaza abordar un alto el fuego mientras sus tropas intensifican los ataques en Ucrania

Rusia rechaza abordar un alto el fuego mientras sus tropas intensifican los ataques en Ucrania

 

Sin acuerdo de alto el fuego y con nuevos ataques a las ciudades asediadas en Ucrania. Así ha terminado la esperada reunión este jueves entre los ministros de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, y de Ucrania, Dmitro Kuleba, con la mediación de Turquía. La cita, con el telón de fondo del brutal ataque el día anterior a un hospital materno-infantil en Mariupol, en el que tres personas, entre ellas una niña, perdieron la vida, no ha arrojado ningún avance significativo para poner fin a la guerra de Vladímir Putin contra Ucrania.

La invasión, que entra en su tercera semana, acumula ataques cada vez más violentos contra la población civil y sin un horizonte de final claro. Mientras, los jefes de las diplomacias de ambos países no han logrado establecer ni siquiera un acuerdo para crear un corredor humanitario para evacuar a las personas atrapadas en zonas donde la situación es crítica. Lavrov, enrocado en la retórica del Kremlin de que Moscú ni ha invadido ni ataca a Ucrania, sino que se protege de las amenazas del país vecino, ha asegurado incluso que establecer un acuerdo de alto el fuego no ha estado sobre la mesa.

Mientras los máximos responsables de Exteriores de Kiev y Moscú se reunían en Antalia (Turquía), un nuevo intento de establecer un pasillo seguro para salir de la asediada Mariupol, donde la situación es “apocalíptica”, según la Cruz Roja, ha vuelto a fracasar este jueves. Un convoy humanitario que intentaba llegar a Mariupol se vio obligado a dar la vuelta debido a los combates, según las autoridades ucranias. La ciudad, con enormes dificultades de suministro de electricidad, sin calefacción en pleno invierno, sin apenas agua potable, alimentos y fármacos, vive una situación desesperada en la que incluso tienen que enterrar a los fallecidos en una fosa común, según las autoridades locales. El Ayuntamiento asegura que más de 1.200 civiles han muerto estos días de guerra en Mariupol, una ciudad que Rusia ansía para crear un corredor desde la península ucrania de Crimea, que Rusia se anexionó ilegalmente en 2014, y las zonas del Donbás controladas por Moscú.

Mientras la guerra se recrudece, el Kremlin insiste en que sus tropas no atacan civiles. Aunque Dmitri Peskov, el portavoz de Putin, ha declarado este jueves que investigará lo sucedido en Mariupol, el ministro Lavrov ha insistido en que el hospital, donde había mujeres embarazadas y niños recién nacidos, según las imágenes verificadas posteriores al duro ataque, “fue utilizado” por un “batallón radical”. También aseguró que allí había radicales armados.

A medida que las bajas civiles aumentan y el éxodo de ucranios que huyen de la guerra supera ya los dos millones de personas, el ministro de Exteriores de Ucrania ha acusado a su homólogo ruso de no estar dispuesto a una negociación real, sino tan solo a aceptar la rendición de Kiev. Lavrov ha asegurado que el diálogo debe hacerse con el equipo que se ha reunido cuatro veces en Bielorrusia, cerca de la frontera con Ucrania, unos encuentros que apenas han obtenido resultados. Mientras, ha abierto la puerta a una reunión entre Putin y el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, que este último lleva largo tiempo reclamando. “Espero que esto sea necesario en algún momento”, ha dicho Lavrov. “Pero es necesario realizar un trabajo preparatorio para esto”.

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El encuentro de este jueves se centró básicamente en los temas humanitarios más apremiantes, según Kuleba. Según el ministro ucranio, Lavrov dejó para las negociaciones que se desarrollan en Bielorrusia asuntos como la oferta de neutralidad expresada a Kiev o un nuevo sistema de garantías de soberanía. “Vine aquí con una propuesta humanitaria: crear un corredor humanitario a y desde Mariupol. Para que los civiles que quiera abandonar esta zona puedan hacerlo, y para poder llevar ayuda humanitaria dentro”, explicó Kuleba. “Por desgracia, Lavrov no estaba en posición de comprometerse a ello, pero tratará este tema con las autoridades rusas [a su vuelta a Moscú]”.

El jefe de la diplomacia ucrania mostró cierta esperanza de que esta propuesta se pueda cumplir, aunque también reconoció que otra de sus demandas ―un alto el fuego de 24 horas para atender las cuestiones humanitarias más urgentes― está aún más lejos: “No hemos hecho progresos en este tema. […] Hemos acordado continuar los esfuerzos. Estoy dispuesto a seguir negociando en este formato [entre ministros]”. Kuleba se quejó del escaso margen de actuación que parecía tener Lavrov, quien a todas las propuestas le respondió que debía consultarlo con Moscú.

Lavrov y Kuleba llegaron a la ciudad turca de Antalia —uno de los destinos preferidos por rusos y ucranios para sus vacaciones veraniegas, al sur del país— el miércoles por la noche y han mantenido con el jefe de la diplomacia turca, Mevlüt Çavusoglu, sendos encuentros bilaterales antes de la reunión entre los tres.

Çavusoglu expresó su deseo de que la reunión fuera un “punto de inflexión” en la guerra y supusiera un “paso importante” hacia la paz. El Ministerio de Exteriores ruso dijo que se han producido avances a raíz de las tres reuniones entre los equipos negociadores de ambos países celebradas en Bielorrusia. Un representante del Gobierno ucranio afirmó el miércoles que su país podría aceptar las demandas de “neutralidad” hechas por Moscú, pero no las de desmilitarización. Sería, eso sí, si se dan suficientes garantías de respeto a la soberanía de Ucrania y se retiran las tropas rusas.

El director general de la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA), Rafael Mariano Rossi, también mantendrá este jueves reuniones con los ministros Lavrov y Kuleba en la localidad mediterránea, después de la alarma internacional generada por los ataques rusos a centrales atómicas en Ucrania. “Espero hacer progresos en la urgente cuestión de garantizar la seguridad de las instalaciones nucleares de Ucrania”, ha señalado.

Ciudades asediadas

En el día 15º de guerra la situación se va volviendo cada vez más crítica para las ciudades asediadas. En la ciudad portuaria de Mariupol los civiles permanecen acurrucados en los refugios para resguardarse de los bombardeos sin tregua. Según el Ayuntamiento de la ciudad, los cadáveres se apilan en las calles y las autoridades están haciendo fosas comunes para enterrar a los fallecidos, ya que es imposible enterrarlos de otra manera por los bombardeos continuados.

Casi 3.000 recién nacidos se quedarán pronto sin medicinas ni alimentos en Mariupol, según el ministro de Exteriores ucranio. Las pocas informaciones que llegan de la urbe, rodeada por las fuerzas rusas, confirman que sus habitantes ya están viviendo una tragedia humanitaria. Unas 200.000 personas están tratando de huir de la ciudad, ha informado el Comité Internacional de la Cruz Roja.

Mariupol es una de las ciudades donde debería funcionar uno de los seis corredores humanitarios pactados entre Moscú y Kiev para permitir la evacuación de civiles, aunque por ahora no se ha permitido la salida de personas de esa ciudad. El resto de las rutas han funcionado, aunque con diferente grado de cumplimiento. El presidente Zelenski ha asegurado que más de 35.000 personas fueron evacuadas este miércoles a través de estos corredores.

Solo han podido escapar unos 5.000 civiles de Sumi, en el noreste del país, donde una bomba mató a 22 personas, según las autoridades ucranias. Desde la localidad de Enerhodar, donde está la central nuclear de Zaporiyia, ocupada por las fuerzas rusas, que mantienen retenidos a sus empleados, un convoy de refugiados, compuesto sobre todo por mujeres y niños, ha conseguido abandonar la ciudad, según las autoridades ucranias.

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Nacional
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