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PUNTO Y APARTE

* UNA DIÓCESIS   DE IMPUNIDAD

Siendo gobernador de Morelos, Lauro Ortega Martínez invitó a cenar al entonces secretario del Obispado (adscrito a la Diócesis de Cuernavaca), Onésimo Cepeda Silva, actual arzobispo de Ecatepec, en el Estado de México. Transcurría el año de 1985. La cita se programó a las 21:00 horas en la Casa de Gobierno (hoy Residencia Oficial) y el prelado llegó puntual, pero al descender de su automóvil fue interceptado por cuatro agentes de la Policía Judicial, quienes portaban una orden de presentación ante la Procuraduría General de Justicia (PGJ), debido a que Cepeda Silva enfrentaba dos acusaciones por abuso sexual de menores. Desgraciadamente para las víctimas y sus familiares, la intervención del titular del Ejecutivo salvó a Cepeda Silva, cuyo caso de pederastia quedó impune como muchos otros acaecidos en nuestra entidad. El gobernante no quiso tener conflictos con la alta jerarquía católica. Sobre lo ocurrido afuera de la Casa de Gobierno hubo testigos, según cuentan viejos servidores públicos de la Fiscalía General de Morelos.

Varias veces me he referido al paso de obispos por la Diócesis de Cuernavaca… encubriendo a curas pederastas. Como pudieron ustedes notar, el problema no es nuevo y se ha acentuado en años recientes, quizás porque las víctimas confían en las autoridades ministeriales y denuncian los abusos de que fueron objeto. La organización Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual por Sacerdotes, conocida en los Estados Unidos por las siglas SNAP, ha documentado infinidad de abusos sexuales cometidos por sacerdotes católicos en los Estados Unidos, pero sus investigaciones alcanzaron a Morelos. Parece increíble, pero es cierto. Entre muchas cosas, siempre ha aflorado la realidad de las víctimas, quienes en su mayoría son personas de escaso nivel educativo y económico. Han sido y son pobres… esos a los que la iglesia prometió amparar.

La SNAP difundió el 3 de mayo de 2010 una investigación relacionada con 65 sacerdotes mexicanos acusados de pederastia en Estados Unidos, quienes recibieron cartas de traslado a distintas Arquidiócesis y Diócesis de nuestro país. Algunos llegaron a Morelos y cuando aquí se supo que sus nombres aparecían en la lista de la SNAP, la Diócesis de Cuernavaca, a cargo de Ramón Castro, únicamente los removió de templo, aunque las sospechas sobre curas pederastas existían desde 2005. Este diario ha documentado varios casos de pederastia ocurridos en nuestra entidad, pero también el lamentable asunto en que está imputado el ya citado obispo Castro, mismo que a través de los cauces legales tendrá radicación en Cuernavaca, pues la víctima no está dispuesta a concederle impunidad al prelado. El hecho tuvo a Campeche como escenario y ustedes tendrán mayores datos en nuestra edición de hoy. Sobre el caso nos enteramos el 8 de febrero de 2016 cuando Felipe Izquierdo Cundafe, víctima de Ramón Castro y coacusados, decidió romper el silencio y años de impunidad. Estaremos pendientes del asunto y luego diremos, pero antes de concluir recordaré que Onésimo Cepeda Silva acudió a Cuernavaca en abril pasado a oficiar una misa en la Catedral, donde le brindó su apoyo al polémico Ramón Castro. Dios los hace, pero la pederastia los junta.

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