Incognitapro

TEMPLO MAYOR

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¿QUIÉN FUE? ¿El subsecretario Gabriel Yorio? ¿O el mismísimo secretario Rogelio Ramírez de la O? Uno de los dos funcionarios de Hacienda cometió un delito al adelantarle al Presidente el aumento en la tasa de interés a 6.5 por ciento.

YA EL PROPIO Andrés Manuel López Obrador tuvo que pedir disculpas al inaugurar la Convención Nacional Bancaria por haber madrugado al Banco de México en el anuncio sobre política monetaria. Sin embargo, ahí no puede quedar la cosa.

POR UN LADO hay una flagrante violación a la Ley del Banco de México, pues quienes asisten a las reuniones deben guardar con-fi-den-cia-li-dad sobre los temas que se abordan. Y Yorio o Ramírez de la O no cumplieron con la norma, lo cual ya de por sí es grave. Y es más delicado porque vulnera la autonomía y, sobre todo, la confianza en el propio Banco de México.

EN CUALQUIER otro país una filtración de este tamaño, mínimo, le costaría el empleo a alguno de los funcionarios involucrados. Pero en México, tanto el secretario de Hacienda como su subsecretario andan felices con su guayabera en Acapulco.

 

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TODO INDICA que la lucha por el control del sindicato petrolero no ha terminado, pues al menos 5 de los 25 candidatos que participaron en las elecciones internas ya impugnaron el triunfo de Ricardo Aldana. El delfín de Carlos Romero Deschamps se siente muy seguro, pues hasta lo invitaron la semana pasada a la ceremonia por el aniversario de la expropiación que encabezó el Presidente en Minatitlán... aunque no lo subieron al presídium.

 

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NO LE VAYAN a decir "Gutierritos" al diputado Sergio Gutiérrez Luna, porque se lleva pero no se aguanta. Resulta que el presidente de la Mesa Directiva le mochó el apellido a María Elena Pérez-Jaén llamándola sólo "Pérez", algo que los propios morenistas reclaman cuando a AMLO se le llama sólo "López". Y cuando la diputada le pidió utilizar su nombre completo, le soltó el diminutivo en su apellido, lo que hizo enfurecer a Sergio Gutierritos, perdón, Gutiérrez Luna.

 

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AH, qué caray con México: tan lejos de Estados Unidos y tan cerca de Rusia. Da la impresión de que el ala dura del morenismo, empezando por el propio AMLO, no alcanza a dimensionar la complejidad de los días que está viviendo el mundo. Una cosa es el principio de no intervención y otra, muy distinta, ponerse del lado del país que invadió a Ucrania, desató una atroz carnicería y que, además, está bombardeando la economía mundial. Para colmo, esta posición resulta contraria al interés de México, al oponerse innecesariamente a su principal socio y vecino. Como si Vladimir Putin necesitara un tovarich del bienestar.

 

 

 

 

 

Ámbito: 
Nacional