La reforma eléctrica del presidente Andrés Manuel López Obrador podría definirse el domingo de esta semana, según el acuerdo de la Jucopo alcanzado el día de ayer. Esto para darle tiempo a la oposición a que analice el dictamen que incorpora sus propuestas.
Con 277 diputados federales, el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y sus aliados, los partidos del Trabajo y Verde Ecologista de México, se quedan a 57 votos de la mayoría calificada para aprobar la reforma constitucional. En tanto que la coalición Va Por México y Movimiento Ciudadano anunciaron de antemano su negativa a acompañar la propuesta.
Previo a la dictaminación, Morena comenzó a dar concesiones para sumar votos de los partidos Acción Nacional, Revolucionario Institucional y de la Revolución Democrática, pues aceptó incluir nueve de las 12 propuestas que hicieron, si bien se había defendido el no cambiar “ni una coma” de la iniciativa de López Obrador.
Con estos bandos marcados, las presiones han aumentado, principalmente para el Revolucionario Institucional. Por un lado, el primer mandatario mantiene su llamado a que voten en favor de la reforma eléctrica, so pena de evidenciarse como “traidores a la patria”. En tanto que la dirigencia nacional del PRI autorizó la expulsión de cualquier diputado que apruebe la iniciativa.
El inminente debate llegó hasta la ciudadanía misma. Durante los últimos días de la semana pasada, se organizaron iniciativas en redes sociales por parte de activistas, periodistas y analistas que respaldan tanto al oficialismo como a la oposición, para que los diputados confirmen su asistencia a las sesiones y defiendan sus votos de antemano
Para analizar el panorama de esta confrontación política que abarcará los próximos días, Reporte Índigo entrevistó al doctor Nicolás Loza, profesor-investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, quien advierte que esta será una semana de mucha intensidad y operación política.
“Tras bambalinas, ofrecimientos seguramente, operación política como la que vimos, incluso, del secretario de Gobernación con los ministros de la Suprema Corte. Todo eso me parece que lo vamos a presenciar, es parte de la normalidad democrática. Es decir, no es una cualidad de Morena ni una conducta atípica, siempre hay cambio de votos en el Legislativo”.
A diferencia de otras ocasiones en las que se lograron negociar intercambios de votos entre distintas bancadas para que cada una pudiera impulsar temas prioritarios de su agenda, ahora resulta mucho más costosa esta práctica.
“De cambiar algún voto individual implicaría, prácticamente, que ese legislador está abandonando a su partido y pasándose a Morena, puede pasar. También es un hecho, la misma consulta de este domingo y las elecciones del 21 y del 18, lo que nos mostraron es que la mejor franquicia para competir en una elección es la de Morena”.
Por tal motivo, destacan como esenciales los posicionamientos de la coalición PAN-PRI-PRD, así como la de MC por su cuenta, adelantando que no favorecerán la iniciativa.
“Morena es un partido menos negociador realmente. Es un partido comprador, digamos, un partido coaccionador y un partido que tiene muy buenas ofertas para los legisladores de oposición porque tiene mucho control, por lo que puede ofrecer embajadas, candidaturas, posiciones en gabinetes locales o el federal. Tiene una cartera muy buena y la usa”
El plan B de la Reforma Eléctrica
Loza también aborda las concesiones que el Grupo Parlamentario de Morena hizo para incluir nueve de las 12 propuestas de la coalición opositora.
El especialista explica, sin adentrarse en el aspecto técnico de cada una, que el partido oficial puede ejercer presión al comunicar que aceptó la mayoría de los puntos, aunque sean más bien epidérmicos, y solo omitió tres, que pudieran ser clave.
“Es parte del discurso, del juego político. Después lo que van a decir es ‘a ver, ya les concedimos la mayor parte de sus peticiones y ni así votan, no puede ser’. Es tratar, obviamente, de aumentarles el costo. Aún perdiendo la votación, van a tratar de que la población piense que fueron intransigentes, que están votando contra México, que son peones de Iberdrola”.
Por primera vez en lo que va de su administración, López Obrador reconoce la posibilidad de que una de sus reformas constitucionales no sea aprobada y ya anunció un posible “plan B”: recurrir a la Ley Minera para asegurar que, por lo menos, se garantice el aspecto de la nacionalización del litio.
El doctor Loza interpreta esto como una consecuencia directa de la reciente votación en el Pleno de la Suprema Corte de Justicia, la cual no pudo declarar la inconstitucionalidad de la Ley de la Industria Eléctrica y abrió una nueva puerta para que el primer mandatario pueda llevar a cabo su agenda.
“Lo que le ofrece al Presidente es prácticamente la garantía de que, si él logra reformas de ley, tiene la esperanza de que cuatro ministros detengan la declaratoria de inconstitucionalidad, que es lo que pasó con la ‘Ley Bartlett’”, explica.
Mientras AMLO y sus seguidores hacen presión para que los diputados priistas voten por la reforma eléctrica, la dirigencia tricolor advierte con expulsar a todos los legisladores que no voten en contra de la iniciativa