Claudia quedó a deber
La jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, declaró ayer que la capital federal era “obradorista”, porque más de 90% de quienes votaron en la consulta de la revocación del mandato lo hizo para que terminara su sexenio. La precandidata a la Presidencia habló con medias verdades, pero no ocultan lo que le quedó a deber a su jefe político y mentor, Andrés Manuel López Obrador. Los resultados de la votación de este domingo, contrario a lo expresado por Sheinbaum, marcaron la continuación del debilitamiento de López Obrador en su bastión, subrayado el año pasado en las elecciones federales, cuando la oposición le arrebató la mitad del poder en la capital federal.
La creciente molestia de los capitalinos con López Obrador, que arrastra a Sheinbaum, había llevado al Presidente a buscar protegerla ante lo que esperaba que fueran resultados negativos en la capital federal. La hizo responsable de la operación electoral en los estados de la zona metropolitana, Estado de México, Hidalgo, Morelos, Puebla y Tlaxcala, para compensar las pérdidas en la capital, pero fueron tan significativas que no han podido evaporarse. En las elecciones federales del año pasado, la máquina de votos de López Obrador produjo 22.1% menos apoyos que en las elecciones de 2018. En la jornada de ayer continuaron la pérdida de simpatías y del respaldo en las urnas.
Con 97% de las actas computadas, la votación estimada que apoyó a López Obrador en la CDMX fue de un millón 358 mil 28 sufragios, con una participación promedio de 16.70%, contra un millón 577 mil 989 votos que obtuvo Morena en las elecciones del año pasado, con una participación de 52.26%. Aunque las elecciones tienen diferentes características, el año pasado López Obrador fue el elefante en la sala el día de la jornada electoral en 2021, donde la participación reflejó el activismo de la oposición y produjo el enorme voto de castigo contra Sheinbaum y el Presidente. La consulta de la revocación de mandato, en cambio, fue un ejercicio donde la movilización fue fundamentalmente de la estructura del partido.
Lo que tenía que hacer la jefa de Gobierno era organizar las estructuras, preparar la logística y realizar una eficiente movilización. Sheinbaum tuvo la cartera del gobierno capitalino abierta para inyectar recursos de manera discrecional, de acuerdo con las instrucciones y el aval de López Obrador, pero ni así fue suficiente pare revertir la tendencia a la baja en las urnas capitalinas. El número de votos que se le esfumaron en escasos 10 meses fue de cerca de 145 mil.
El argumento del Presidente de que la votación menor a 2018 fue porque el Instituto Nacional Electoral no instaló todas las casillas que debía –que no hizo porque Morena no autorizó el presupuesto– no se sostiene, porque hubo muchas casillas este domingo en la Ciudad de México que tuvieron muy poca afluencia de votantes, no sólo en el poniente de la capital, donde se ha querido enfocar la molestia contra el Presidente y la jefa de Gobierno, sino en el norte y en algunas partes del oriente, que se creían bajo control de Morena.
En las entidades que tocan la gran zona metropolitana de la Ciudad de México, salvo en Tlaxcala, donde hubo una pérdida importante de votos en comparación con las elecciones del año pasado, hubo avances en el respaldo a López Obrador. En Hidalgo, donde la consulta coincidió con el inicio de campañas electorales para gobernador, el incremento de votos para López Obrador y Morena fue superior a 60 mil, pero en Morelos y en Puebla, la votación se incrementó en más de 100 mil. En el Estado de México, que merece una mención aparte por ser la entidad con mayor peso electoral, votaron un millón 750 mil 622 personas para que López Obrador siguiera en el poder, una cifra inferior en poco más de 143 mil personas que decidieron quitarle su apoyo o ignorar la consulta.
En el Estado de México trabajaron coordinadamente Sheinbaum y el cacique de Texcoco, precandidato a la gubernatura, Higinio Martínez, jefe político del director de Aduanas, Horacio Duarte, y de la secretaria de Educación, Delfina Gómez, pero tampoco fue suficiente. Las pérdidas de votos en esa entidad y en la Ciudad de México complican el escenario electoral para López Obrador y Morena en las elecciones presidenciales de 2024, donde el Presidente no figurará en la boleta electoral y su poder estará más disminuido por otras realidades objetivas, como el estancamiento económico y la pérdida de todo control sobre la seguridad.
La Ciudad de México fue la cuarta entidad donde mayor rechazo hubo contra el presidente López Obrador. En la capital 10.3% votó por la revocación –similar al total en Guanajuato, una entidad históricamente panista, que en 2018 fue la única en votar contra el Presidente–, detrás de Nuevo León (15.8%), Jalisco (11.5%) y Aguascalientes (19.8%). Visto de manera más focalizada, alcaldías donde Morena tiene fuerte ascendencia, como Gustavo A. Madero y Venustiano Carranza, el voto por la revocación superó el 13%, muy por arriba de la media nacional, mientras que sólo en seis de los 24 distritos en los que está dividida la capital federal, la votación por la permanencia de López Obrador superó el 90%.
Los números totales de votos no fueron los esperados ni en la Ciudad de México ni en toda la zona metropolitana, lo que lastimará a Sheinbaum en la construcción de su candidatura para la Presidencia. Conforme se revisen internamente la movilización y los resultados de la consulta, su confiabilidad podrá irse mermando, al empezar a compararse los resultados que obtuvo López Obrador en otras regiones del país. La consulta ha servido para medir las capacidades y talentos para la movilización, pero sobre todo, en el caso del Presidente, observar si su protegida Sheinbaum será capaz de responder al llamado que le ha hecho para el 24 y continuar su legado. Hoy, vista la experiencia, Sheinbaum no tiene lo que se necesita para lograrlo.