Se ofrece que de aprobarse (lo cual se antoja imposible) la propuesta presidencial sobre el Instituto Nacional Electoral habrá un ahorro de 24 mil millones de pesos.
La obsesión por la “austeridad republicana” permite lecturas tan originales como la de Héctor Aguilar Camín, quien ayer hizo una brillante reflexión sobre lo caro que han salido las economías de que se ufana el cuatroteísmo:
“Cada vez que el Presidente dice que va a ahorrar, se dibuja en el horizonte una catástrofe pública”, le dijo a Joaquín López-Dóriga en Radio Fórmula.
Argumentó que se iba a ahorrar con el nuevo aeropuerto en Santa Lucía, que sería más barato. Se canceló el de clase mundial en Texcoco y se construyó uno baratito de 170 mil millones de pesos que, sumados a los 400 mil que costó el anulado, la pérdida fue de casi 600 mil millones.
Para ahorrar se suprimió el Estado Mayor Presidencial y se emprendió “un camino de transferencia de recursos, de dinero”, a las fuerzas armadas “en cantidades que no se habían visto”.
Con el mismo propósito se quitó el Seguro Popular, dejando fuera de acceso a los servicios médicos a millones de mexicanos. Por “ahorrar” se acabó con las estancias infantiles y se dejó a 350 mil madres y padres sin cuidar a sus hijos mientras van a trabajar.
También para gastar menos fue cancelado el sistema público de adquisición de medicinas, generando una crisis de desabasto “sin precedentes en la historia reciente de México” (entre la gente afectada gravemente están los niños con cáncer, “y ahí vemos a sus padres desesperados, buscando las medicinas que antes tenían y hoy no tienen”).
Para ahorrar se decidió no hacer alguna “inversión social compensatoria” de los daños que provocó la pandemia, lo cual dejó a la economía y a la sociedad rascándose con las uñas, produjo millones de nuevos pobres y causó la pérdida de millares de negocios.
“Y todo para ahorrar, Joaquín”, lamentó.
“Ahora (ante la idea del Presidente de que van a ahorrarse miles de millones de pesos con el INE), la pregunta que uno tiene de inmediato es: ¿y qué va a entregar a cambio? ¿Algo de la calidad del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles?
“Este INE, que goza de gran prestigio entre los mexicanos y fuera de México, si cuesta lo que cuesta es porque tiene que administrar a una clase política que hace muchas trampas y se exige muchas garantías para poder competir. Vigilar las trampas cuesta mucho dinero, sin contar que en lo que cuesta el INE está el único documento de identidad reconocido nacionalmente que hay, que es la credencial de elector.
“Bueno, este INE de clase mundial y alto prestigio –por cierto, con una aprobación superior a la del Presidente–, ¿se va por esos miles de millones de pesos y nos va entregar un tendajón como el AIFA?
“La verdad, cada vez que dice que se va a ahorrar, en lo que ha sucedido no hay nada positivo para la República. No nos vayamos también a ahorrar al árbitro electoral que hemos construido durante 40 años...”.
Carlos Marín