Benito Alvarado, una de las víctimas del desplome de la Línea 12 del Metro, llegó ayer en silla de ruedas a la Basílica de Guadalupe, a un año de la tragedia que dejó 26 muertos y 100 lesionados.
No puede caminar. El accidente le provocó múltiples fracturas en piernas y costillas.
"(Esa noche del 3 de mayo) iba con mi hermano, José Alvarado, y los dos salimos lesionados. A mi hermano le cortaron más de 30 centímetros de intestino, parte de hígado, (tiene el) brazo reconstruido", relató Benito, al tiempo de mostrar en su celular imágenes de radiografías que evidencian sus lesiones.
Como él, otras víctimas y deudos llegaron a la Basílica con fotografías de las personas que hace un año perdieron la vida en la Línea 12.
"Su rehabilitación (de Benito Alvarado) va a durar más de dos años, es un lesionado grave, él y su hermano estuvieron gravemente afectados por el accidente", explicó Cristopher Estupiñán, abogado de la familia.
"Falta mucha rehabilitación para saber si (Benito) va a poder volver a caminar o no", refirió.
Como parte de los homenajes a los fallecidos, por la mañana familiares visitaron la estación Olivos, en Iztapalapa, donde colocaron flores, y participaron en una marcha silenciosa sobre la Avenida Tláhuac.
