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EL ASALTO A LA RAZÓN

“Inocentada” de tomarse en serio

Como “una curiosidad surreal, casi inocente”, describe en El País el reportero Elías Camhaji, la forma como en México se abordó el tema de la boda nazi de Fernando y Josefina en Tlaxcala (revelada el martes por MILENIO).

Pero nada irracional o absurdo lo es para la comunidad judía y organizaciones internacionales.

El periodista retoma la condena de Ariel Gelblung, director para América Latina del Centro Simón Wiesenthal:

“Nuestra institución condena enérgicamente la distorsión y banalización de la memoria de seis millones de hermanos judíos asesinados en el Holocausto y el menosprecio por parte de los que niegan o tergiversan la historia, así como a todos los que se prestaron a esta deleznable falta de respeto”.

Esa organización “ha exhortado a las autoridades mexicanas a reprobar la boda por promover un discurso de odio y racismo”.

Tribuna Israelita, portavoz de la comunidad judía en México, considera la boda una “acción que hace apología y enaltece al nazismo, ideología responsable del asesinato de millones de personas, incluyendo a seis millones de judíos”.

El Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación recordó que las leyes mexicanas prohíben el antisemitismo y que la ceremonia en Tlaxcala constituye una “manifestación de intolerancia”.

“Desde el Conapred consideramos necesario recordar los terribles eventos que tuvieron lugar en el suelo europeo durante el Holocausto, un crimen sin paralelos en la historia de la humanidad”.

La nota de El País incluye la opinión de Jaime Romanowsky, especialista en temas de genocidio que achaca estas muestras discriminatorias a la ignorancia.

“En México, donde viven casi 60.000 judíos –no hay datos específicos ni sistemáticos–, la más reciente encuesta nacional sobre discriminación enlista las creencias religiosas como el segundo motivo más común de las ofensas, solo después de la apariencia física. Varios miembros de la comunidad, sin embargo, no consideran que sea una tendencia generalizada…”.

José Antonio Álvarez Lima, ex gobernador (1993-1999) de Tlaxcala y actualmente senador por esa entidad, me pide hacer notar que los tlaxcaltecas, mayoritariamente indígenas y mestizos, no comulgan con ideas racistas ni genocidas, y que quienes lleguen (de Ecatepec “o de donde sea”) a su estado con “esas sandeces”, corren el riesgo de ser acribillados “a huevazos y tomatazos”.

Considera que la pareja es del tipo de gente “que compra baratijas y pendejadas hitlerianas en mercados callejeros, por lo llamativo de las vestimentas (fueron diseñadas por Hugo Boss) y la lectura de uno que otro libro plagado de odio y estupideces como Mi Lucha o Derrota mundial”.

Lo que suceda con el juez que hace cinco años y con idéntica parafernalia nacionalsocialista desposó en Ecatepec a Fernando y Josefina no le importa, pero reclama de las autoridades eclesiásticas “poner en su lugar” al sacerdote de la parroquia de la Santa Cruz por convertir la inaudita ceremonia religiosa en “un acto de carnaval fantasmagórico…”.

Servido. 

 

Carlos Marín

 

cmarin@milenio.com

Ámbito: 
Nacional