Con más de 50 mil profesionales mexicanas y mexicanos de la medicina que desdeñan, engañan o maltratan las instituciones de salud pública, es muy explicable que las asociaciones, federaciones y colegios nacionales del sector manifiesten indignación ante el anuncio de que serán contratados 500 médicos cubanos.
En su carta al Presidente, dicen que aquí “sí hay médicos con capacidad avalada por las universidades de la República, formados en el pleno conocimiento de las necesidades e idiosincrasia de nuestra población, algunos de ellos desempleados o empleados eventualmente con salarios muy bajos o en zonas de inseguridad extrema”.
Argumentan que médicas y médicos han sido relegados injustamente por las instituciones públicas de salud, “privilegiando a médicos extranjeros y desconociendo la capacidad académica de nuestras universidades”.
Traerlos de fuera es un agravio, “toda vez que estos médicos extranjeros no reúnen las competencias requeridas, no tienen funciones debidamente especificadas, no cuentan con los requisitos establecidos por las leyes vigentes y carecen del aval de los colegios de profesionistas…”.
Con Joaquín López-Dóriga (ayer en Radio Fórmula), el eminente doctor Fernando Gabilondo Navarro —quien dirigió de 2002 a 2012 el prestigiado Instituto Nacional de Nutrición— sintetizó:
“Es una afrenta para los médicos mexicanos”.
Y alertó sobre la turbiedad que priva en la contratación de los cubanos porque entraña prácticas de “trata” y “esclavitud”.
En 2020, con la emergencia de la pandemia, de Cuba vinieron 600 que costaron alrededor de 250 millones de pesos, pero a las solicitudes de información al IMSS, a la Secretaría federal de Salud, al Instituto Nacional de Migración, a la Comisión Nacional de Arbitraje Médico y a Salud de la capital requiriendo los salarios, las copias de títulos profesionales, la acreditación de su profesión en México, los criterios de compatibilidad y las unidades médicas a que fueron enviados, esas instituciones manifestaron “incompetencia” o “inexistencia” de datos.
Cundió el sospechosismo cuando trascendió que el pago del gobierno de CdMx se hizo al Ministerio de Salud de Cuba, mientras que los médicos enviados recibieron solo 10 por ciento de lo que se suponía iban a cobrar.
Para el régimen castrista, el de la salud es un negocio millonario, tanto en los servicios de alta calidad para extranjeros como en la exportación de personal sanitario, mientras al grueso de la población se le mantiene mal atendida: en las protestas del 11 de julio del año pasado, con la exhibición del colapso hospitalario y la escasez de medicamentos que, contra su costumbre, reconoció inclusive la tiranía, quedó de manifiesto lo engañoso del cacareado internacionalismo proletario de Cuba.
Médicos generales hay en México suficientes. Pero faltan especialistas, porque no abre sus puertas el sector público para que se formen expertos en lo que más se necesita.
Y de los cubanos ni siquiera se sabe cuáles padecimientos, realmente, dominan…
Carlos Marín,