EXTRAÑA, por decir lo menos, estuvo la defensa que hizo Andrés Manuel López Obrador de la directora de la empresa Pemex Procurement International, Carmelina Esquer, ante la revelación de que se compró una casa en Houston en 2020.
A DECIR del Presidente, la hija de su secretario particular, Alejandro Esquer, estudió, tiene un trabajo en EU y por eso se pudo comprar una vivienda a la que calificó como "modesta" pero que, con un costo de 8 millones de pesos, ya quisieran poder adquirir muchos mexicanos de clase media.
Y SUPONIENDO sin conceder que esa casa sea fruto del trabajo y la superación de la funcionaria, llama la atención que el tabasqueño justifique en sus allegados lo que hace unos meses les criticaba a quienes considera sus adversarios.
¿O YA NO se acuerda que en octubre dijo que la clase media era conservadora, aspiracionista y con una ideología ligada al individualismo, el clasismo y hasta el racismo? Es pregunta sin problemas de memoria de mediano plazo.
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FUERTE golpe le dieron al PAN desde el Movimiento Ciudadano encabezado por Dante Delgado al fichar para sus filas a Jesús Nava, alcalde de Santa Catarina, Nuevo León.
ESA NUEVA adquisición se suma al cambio de bancada y de partido que hicieron los senadores ex panistas y ahora emecistas Gloria Núñez y Marco Antonio Gama.
Y DICEN que el cambio de camisetas aún no termina, pues los del equipo naranja siguen cortejando a otros legisladores blanquiazules como un senador cuyo nombre inicia con la "D" de Damián y su apellido con la "Z" de Zepeda. ¡Qué tal!
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MAL AIRE se respira en estos días en la CDMX y en Monterrey... y no, no es un eufemismo.
MIENTRAS la CDMX entró ayer en contingencia ambiental por ozono poco después de las 16:00 horas, en Monterrey hubo alerta, pues la calidad del aire era "muy mala" a las 17:00 horas por la alta concentración de PM-10.
Y NO ES casualidad lo que ocurre en ambas urbes, pues si a alguien le tienen que "agradecer" tanto los chilangos como los regios el constante castigo a sus pulmones es a la CFE y a Pemex, respectivamente.
MIENTRAS la termoeléctrica de Tula inunda a la Ciudad de México con los gases provenientes de la quema de combustóleo, la refinería de Cadereyta no le da respiro a la Zona Metropolitana de Monterrey con sus emisiones de dióxido de azufre y partículas finas.
A VER SI un día de estos quienes deciden la política energética del país se ponen a pensar en los millones de ciudadanos afectados por sus malas decisiones y su necedad de vivir en el pasado.
