BUENO y a todo esto, ¿quién defiende al Instituto Electoral de la Ciudad de México? La pregunta es pertinente porque el gobierno de Claudia Sheinbaum pretende desmantelarlo, inspirada en la guerra de Andrés Manuel López Obrador contra el INE.
ES POR la vía de la asfixia presupuestal como se pretende matar al IECM. Tan es así que los consejeros electorales están tratando alguna estrategia legal de defensa, que podría incluir hasta la controversia constitucional en contra del Congreso capitalino.
RESULTA extraño que a los gobiernos de Morena les incomode tanto la existencia de organismos autónomos. Ni modo de pensar que no les gusta seguir las reglas y buscan ganar las elecciones... aunque sea por las malas.
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ASÍ COMO se dice una cosa, hay que decir la otra: en medio de tantos ataques contra el INE, nomás no se entiende que Lorenzo Córdova necesite ¡11 millones de pesos! para rendir su informe de labores.
SI YA de por sí el consejero presidente cuenta con un equipo voluminoso, no se ve cómo pueda justificar contratar mááás personal para que le hagan la chamba de recopilación de datos del informe que presentará al finalizar su gestión en marzo del 2023.
COMO si entre los 18 mil empleados del INE no hubiera una docena con la formación y disposición necesarias para esa tarea. 'Ora sí que Córdova está viendo la tempestad política y no se hinca en la austeridad presupuestal.
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AUNQUE fuera sólo por probar las originales enchiladas suizas, alguien del gobierno mexicano debería haber asistido al Foro Económico Mundial en Davos. Resulta inexplicable que nuestro país decida aislarse, sobre todo en coyunturas como la actual que requieren colaboración internacional.
AHÍ se habló de temas que le importan o le deberían importar a México como la crisis alimentaria, las barreras comerciales, la desigualdad económica, el futuro energético y los retos climáticos. El problema es que mientras los expertos advierten sobre una recesión mundial y comienzan a buscar opciones para esquivar el iceberg, en Palacio Nacional tienen otros datos.
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SEGÚN dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador, su expresión "que se vayan al carajo" tiene un origen náutico. ¡Qué osos le hacen pasar sus colaboradores! Y es que esa teoría nada tiene que ver con los barcos, pues en realidad surgió... ¡de las redes sociales!
DE ACUERDO con la versión presidencial, el carajo era la canastilla que se encontraba en el mástil mayor de las carabelas. La realidad, sin embargo, es que esa cosa se llama cofa. Y el carajo, según cualquier diccionario, es en realidad, mmmh... otra cosa.
