Incognitapro

EL ASALTO A LA RAZÓN

Autorretrato de un rufián

Sobre la captura de Manuel del Río Virgen, secretario técnico de la Junta de Coordinación Política del Senado que el cacique estatal imagina uno de sus “adversarios”, el presidente López Obrador comentó en diciembre:

“A lo mejor no voy a ser objetivo, pero le tengo mucha confianza al gobernador Cuitláhuac García; creo que es uno de los mejores que ha tenido Veracruz (...), incapaz de llevar a cabo una injusticia en contra de nadie. Le tengo toda la confianza…”.

Frecuentes eran ya sus elogios al satrapita pero 72 horas después de que su consentido se ufanara (el viernes) de tener a salvo a una mujer desaparecida, un nuevo ensalzamiento llegó a la desmesura:   

“Llevaba mucho tiempo que no había un buen gobernador como Cuitláhuac porque puro gobernador ventajoso —no quiero decirlo fuerte. La verdad que llegaban al cargo a enriquecerse. Me recuerda, a otro nivel desde luego, a don Adolfo Ruiz Cortines, que fue un presidente honesto…”.

Si lo de la honestidad fuera cierto, la equiparación ofende la inteligencia porque García es el rufián que acaba de agandallarse la principal atracción turística del puerto jarocho: el acuario de Veracruz (genera una utilidad anual de 200 millones de pesos), y en cuanto a sus respectivas gubernaturas, la eficiencia de Ruiz Cortines le mereció la Presidencia de la República, sitial en donde la trepada del pedestre malandrín no es imposible sino impensable.

La desafortunada analogía presidencial fue motivada por otro de los falsos “éxitos” de que se ufana Cuitláhuac (el principal sigue siendo el que cacareó como logro de la 4T: que no se cobra el uso de excusados en las gasolinerías).

Se le preguntó sobre la mujer cuyo paradero se ignoraba desde el 18 de mayo.

“¡Ah sí, ya ya! Yo lo atendí. No está desaparecida, está resguardada, sí…”, respondió, flanqueado por ostensibles guardaespaldas y enfatizando su aseveración con asentimientos de su cabeza.  

—¿Está localizada entonces? 

 “Es que es un asunto que no se puede decir en público”, quiso zafarse. 

—Oiga, regresando al caso de la joven desaparecida… 

“No puedo decir públicamente”.  

—Habrá hoy una manifestación en Cardel… 

“La vamos a recibir, sí, la vamos a atender, pero no lo puedo decir públicamente”. 

–¿La familia ya sabe, ya tiene conocimiento? 

“Sí, pero no puedo decirlo públicamente”, dijo el estulto ante micrófonos y cámaras. 

Esperanzada, la madre de la desaparecida le dedicó estas palabras en el mitin: 

“Usted dice que la tiene resguardada, pero aquí estamos mi gente y yo esperando que nos la entregue. Si usted en realidad la tiene, aquí la estamos esperando…”. 

Sin embargo, antier miércoles fueron hallados los restos de su hija en Chachalacas (balneario próximo a Cardel) y el gobernador, haciendo gala de su cachetón cinismo, reculó: 

 “Un medio de allá (sic) lamentablemente tergiversa y hace que corran otras versiones…”. 

Era la suya, cobarde. 

La del inconcebible remedo de Ruiz Cortines es una más de sus colosales pendejadas, constatable, palabra por palabra, en YouTube…

Carlos Marín

cmarin@milenio.com

Ámbito: 
Nacional