"¡QUÉ DETALLE, jefazo!", es lo que seguramente dijeron los dos ex funcionarios de Nuevo León a los que Rodrigo Medina les aventó toooda la bronca en la investigación por supuestas prácticas de corrupción.
SEGÚN la defensa elaborada por sus abogados, el ex gobernador sólo firmó como "testigo de honor" -¡ajá!- y fueron el ex tesorero, Rodolfo Gómez, y el ex secretario de Desarrollo Económico, Rolando Zubirán, quienes hicieron todo el tinglado de los malos manejos en torno a los apoyos para la automotriz Kia.
Y AUNQUE al final el juez desestimó el argumento porque hay muchos documentos que lo desmienten, quedó claro que Medina, con tal de salvarse, no dudó ni tantito en aventar la papa caliente a sus colaboradores, que también están en la mira de la Fiscalía Anticorrupción.
CUENTAN que más de uno interpretó las palabras de Medina como que, si acaso hay una ilegalidad, "la responsabilidad de entregar apoyos por 3 mil 600 millones de pesos no es mía, conste, fue de ellos".
YA SE VERÁ si Gómez y Zubirán apechugan y cargan con la culpa que les endilgó su ex jefe o empiezan a defenderse dejando claro qué rol jugó el quesque "testigo de honor".
POR ALGO dicen que quienes están en el poder sobrellevan las relaciones en su sexenio bajo la premisa de que "somos compañeros seis años, socios a veces, amigos nunca".
LUEGO de varios meses de puyas y tensiones por el tema del salario mínimo, todo indica que el gobierno de la Ciudad de México decidió fumar la pipa de la paz con la Secretaría del Trabajo federal.
SEGÚN CUENTAN, Miguel Ángel Mancera y Alfonso Navarrete Prida ya tuvieron un primer acercamiento telefónico y en los próximos días se concretaría una reunión entre ambos.
POR lo pronto, el sábado Mancera encabezará en Nayarit una interesante reunión de gobernantes sin partido, en la que estará el alcalde de Guadalajara, Enrique Alfaro, así como candidatos y precandidatos independientes de diversos estados. Ahí, firmarán la Declaración de Tepic en torno al tema del salario mínimo.
CON TODO y que Javier Duarte es más tóxico que el asbesto, en el PRI se están tomando con mucha calma expulsarlo de sus filas.
TIENEN claro el deterioro que le ha significado al partido la gestión del veracruzano. Les quedó clarísimo en las urnas. Sin embargo, no quieren que les pase lo mismo que con Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, al que pese al escándalo de acoso sexual en el que se vio envuelto, no hubo forma de quitarle la credencial tricolor.