Las elecciones de 2024 estarían en “grave riesgo” si la Cámara de Diputados vuelve a “cercenar dramáticamente” el presupuesto del Instituto Nacional Electoral (INE), advierte el consejero presidente Lorenzo Córdova Vianello.
En entrevista con EL UNIVERSAL, subraya que lo que ocurrió en la revocación de mandato derivado con la reducción presupuestal a la solicitud del órgano electoral, “no puede volver a ocurrir a México”, por tanto, llama a no actuar con arbitrariedad.
Sobre el debate de la reforma electoral que se perfila en la Cámara de Diputados, el consejero presidente considera que en este momento es innecesario cambiar las reglas del juego si no es con miras a mejorar, sino a “echar a perder lo que tenemos”, que es un sistema electoral sólido que permitirá llevar a cabo bien las elecciones de 2024.
Anuncia la disposición del órgano electoral para participar en un parlamento abierto sobre la reforma electoral, así como con información técnica, tras precisar que “los legisladores no saben realizar elecciones, el INE sí”.
¿Cuál es el balance de las elecciones del 5 de junio?
—El primer balance es muy positivo. Las elecciones del domingo pasado reiteraron la fortaleza del sistema electoral y la pertinencia de las reglas que hoy rigen la competencia en las urnas por el poder político y por la representación política en el país.
Con estas elecciones, el Instituto Nacional Electoral y el sistema nacional de elecciones derivado de la reforma de 2014 alcanzó los 330 procesos electorales organizados. La mejor prueba de la fortaleza del sistema electoral y de la institucionalidad electoral que tenemos es que, en ninguno de esos 330 procesos electorales ha habido una conflictividad poselectoral de relevancia.
El sistema electoral funciona y funciona muy bien. Las elecciones del domingo pasado fueron la constatación de que si algo hacemos bien en México es justamente hacer elecciones pese a los contextos muy complicados en los que tenemos que operar, desde el punto de vista económico, social y de seguridad. Las elecciones hoy no son un problema.
El INE no fue criticado por Morena ni otros partidos por la jornada electoral, como en la de revocación de mandato.
—Creo que hay una coincidencia generalizada en que, más allá de quienes triunfaron o no en las urnas, si hay un ganador de estos procesos electorales es el sistema y los órganos electorales, el INE y los OPL, que son los involucrados en la organización de esos comicios. Hay algunas voces disonantes, pero son evidentemente voces que persiguen algún tipo de interés político y se plantean en la descalificación de las autoridades electorales y del sistema electoral como una postura política, pero son voces aisladas.
¿El INE está preparado para las elecciones de 2024? ¿Cuáles son los retos?
—Creo que con estas elecciones se demuestra que el INE está preparado para enfrentar los retos electorales en el futuro. Antes de las elecciones de 2024, en 2023, habrá la renovación de dos gubernaturas, la del Estado de México —que es la entidad con el padrón electoral más grande del país—, y Coahuila, que serán la antesala de la de 2024, la elección más grande de la historia, tanto por el número potencial de votantes —97 millones de ciudadanos—, y por el otro lado la de mayor convergencia de cargos públicos en juego.
Seguramente como ha venido ocurriendo, serán elecciones muy competidas, intensas, pero eso es parte de la normalidad democrática. Con independencia de si hay cambios o no a las reglas electorales, el sistema es sin duda perfectible y mejorable, pero sólido para enfrentar los desafíos que vienen adelante.
Si no hay reforma electoral, que yo he juzgado como innecesaria, si no hay cambios, todo lo que hoy tenemos nos va a permitir tener una elección bien organizada, con resultados que fluyan, con una ciudadanía que confía en su sistema electoral.
¿Ve usted riesgos si el INE sufre un recorte presupuestal en 2023?
—Si se vuelve a repetir esa falta de diálogo, no escuchar razones y cercenar dramáticamente el presupuesto de las autoridades electorales, claro que hay riesgos. El presupuesto de 2023, no hay que olvidar que su tercera parte ya es un presupuesto electoral no sólo para las elecciones de Coahuila y el Estado de México, sino porque en septiembre de ese año arranca el proceso electoral de 2024.
Hay una serie de previsiones presupuestales, gastos y actuaciones que tendrá que desplegar la autoridad electoral durante la tercera parte del año y si no existen los recursos puede ocurrir algo muy grave. Hasta la Corte lo estableció, ya no hay discusión sobre eso, lo que ocurrió en la revocación de mandato no puede volverle a ocurrir a México porque sí se pondría en riesgo la elección más grande de la historia.
Qué bueno que la Suprema Corte ya dijo lo que tiene que hacer la Cámara de Diputados. Nadie niega la potestad de ese órgano para definir los presupuestos, pero también queda claro que la arbitrariedad y la discrecionalidad con la que ha venido actuando esa cámara al definir los presupuestos, sobre todo los recortes, no puede volver a ocurrir.
Si deciden recortarle un peso, cada uno tendrá que estar justificado en primer lugar y tendrá que demostrar porque la autoridad electoral puede hacer lo que le mandata a la ley y la Constitución con el dinero que se autorizó sin esas afectaciones.
Esa es una buena noticia para todos, porque un régimen democrático parte de una premisa: que no haya poderes autoritarios y discrecionales, aunque sea el poder de un órgano que está representando a la nación. Confío en que los diputados harán su trabajo ya no como un órgano arbitrario, sino como uno subordinado a la Constitución y al Estado de derecho.
¿Es necesaria una reforma?
—Pertinente, siempre va a ser si es una reforma para mejorar lo que tenemos. Necesaria e indispensable, de ninguna manera. Si no hay reforma no nos va a pasar nada. Tenemos un entramado legal de procedimientos e instituciones con las que sin ningún problema podemos ir a la desafiante cita electoral de 2024.
Si hay una reforma electoral debe ser producto de un amplísimo consenso, si se puede, unánime, ese es el escenario ideal. ¿Por qué? Porque estamos hablando de las reglas del juego democrático a las que van a tener que someterse todos los actores políticos, y si hay actores y fuerzas políticas a las que una mayoría excluye en la definición de las reglas, en el futuro esas reglas pueden ser la fuente del problema, porque seguramente habrá quién, como ya hemos visto en el pasado, va a decir que eventualmente perdió por culpa de esas normas.
Es muy complicado que esto ocurra en un contexto en el que a quien no piensa como tú lo llamas ‘traidor a la patria’ y lo denuncies penalmente por ese hecho, hay que tener cuidado.
Que sea una reforma a partir de una discusión seria, con datos objetivos, como me gusta decir a mí, hecha con la cabeza y no con el estómago. Si se va a hacer una reforma fundada en filias y fobias, en rencores o en prejuicios, no valdrá la pena porque corremos el riesgo de echar a perder un sistema que funciona bien.
Es una reforma planteada dos años antes de la elección presidencial, ¿es pertinente?
—Todas las reformas, al menos desde hace 25 años, se han puesto a prueba en elecciones intermedias. Así ocurrió en 1996 que se puso a prueba en la elección de 97; así pasó con la de 2007 que se probó en los comicios intermedios de 2009 o en la de 2014 que operó en 2015. Esta sería la primera vez que una reforma se pone a prueba en una elección muy delicada como la presidencial.
La reforma electoral se plantea desde el poder, es la primera vez que ocurre desde hace 30 o 35 años. Normalmente las demandas de una reforma electoral provenían de la oposición que planteaba mejorar el sistema que teníamos y resolver ciertos problemas, pero nunca habíamos visto que la idea de una reforma fuera propuesta desde el gobierno, llama la atención que así sea.
Lo que está planteando es un órgano electoral completamente distinto, un sistema electoral en donde el padrón de electores ya no lo harían las autoridades electorales, un sistema electoral en donde ya no existiría personal profesional organizando los comicios como ha sido el aporte en los últimos 30 años, en fin, es una reforma que tira a la basura el que tenemos y construye otro que no sabemos si va a funcionar.
¿Hay acercamiento de los coordinadores legislativos para que el INE participe en el debate de la reforma?
—Lo que siempre existe es la disposición, de manera reiterada, de acompañar el proceso de discusión de una reforma, poniéndo a disposición de los legisladores toda la información que sea necesaria para que ellos hagan del mejor modo de su trabajo y que puedan contar con el apoyo técnico, porque los legisladores no saben hacer elecciones, el INE sí. Yo espero que la sentencia de la Corte en donde le da la razón al INE, a propósito de la controversia del presupuesto, no se vuelva un pretexto para que el INE sea orillado.