Por primera vez desde la detención, hace dos años y medio (diciembre de 2019), el presidente López Obrador admite la posibilidad de que las acusaciones contra Genaro García Luna por narcotráfico sean “fabricadas”.
Sorprende la duda confesa porque el ex secretario federal de Seguridad le ha servido de punching bag de manera recurrente, dándolo como culpable y para cargar contra el ex presidente Felipe Calderón por haber “azotado el avispero” con su narcoguerra.
En el marcaje puntual de las mañaneras, el Taller de Comunicación Política (lo dirige Luis Estrada Straffon) registra 256 referencias a García Luna en 880 conferencias, siempre dando crédito a las increíbles imputaciones que se conocen.
Ayer criticó la duración del juicio (que a petición de la fiscalía no empieza).
“Ya lleva mucho tiempo”, dijo, “no vaya a ser que le quieran dar largas”.
El tema lo provocó una comparsa que planteó algo sucio de una empresa “ligada” a García Luna, no en una pregunta sino un virtual parte policiaco en que coló su devoción por el gobernador Cuitláhuac García (los casi 17 mil caracteres de la transcripción ocuparían más de cinco veces el espacio de estas líneas), a quien la intriga le salió por la culata, porque AMLO la bateó (con cortesía) y del ex funcionario dijo:
“Han estado saliendo testimonios de testigos que han declarado contra García Luna, pero involucran a Calderón”, por lo que importa saber hasta dónde llegarán las autoridades estadunidenses.
Recordó que The New York Times publicó un artículo en que García Luna quedó como “superpolicía” y que “hay declaraciones de agentes extranjeros a favor”, quienes lo tratan “como un profesional, un héroe”.
Según AMLO, se tiene que aclarar “si es cierto todo lo que está en el expediente, si se prueban las acusaciones, si no está fabricada la acusación. Si dicen: ‘Se fabricó’, ¿quién ordenó fabricar esta acusación?, ¿de dónde surgió?, ¿qué agencia?, ¿quiénes fueron los responsables?”.
Y ejemplificó con la calumnia contra el general Salvador Cienfuegos, en la que “no hay nada” y pudo ser motivada por razones político-electorales (demócratas-republicanos).
“¿Por qué hago referencia a esto? Porque lo primero que tiene que pasar es a ver: ¿hay pruebas, no hay pruebas? Y si son buenas, ¿hasta dónde va a llegar el caso?”.
Expresado por fin el presidencial y lógico escepticismo, lo morboso ahora es imaginar qué harán los jilgueros y pericos linchadores que han estado coreando flamígeras condenas a un García Luna tan, pero tan idiota, que dizque por celular y desde su celda, buscó a “la mafia rusa” para que le hiciera el servicio de amenazar y matar a quienes le cuelgan inverosímiles acusaciones, en lugar de recurrir a la organización criminal de Sinaloa para quien, según el cuento, “trabajaba”.
El Presidente concluyó así su afortunada reflexión:
“Si montaron el caso, si no hay fundamento, de todas maneras, hay que investigar y castigar al que, como se dice en la Biblia, levantó falsos testimonios…”.
Carlos Marín