El ingrato papel de la oposición
A dos años de las elecciones del 2024, es realmente lamentable el papel de la oposición en Morelos, sobre todo aquellos partidos que gobernaron la entidad en décadas pasadas: PRI, PAN y PRD, además de otros que han estado cerca, como Movimiento Ciudadano. Están en espera de que Morena elija a sus candidatos, para ofrecerle sus siglas a los que queden inconformes y que les reditúe los votos suficientes para conservar su registro, diputaciones plurinominales y algunas regidurías.
Vamos por orden cronológico:
El Partido Revolucionario Institucional gobernó Morelos durante todo el periodo post-revolucionario hasta el año 2000, cuando un fenómeno nacional provocó la caída del otrora “partido aplanadora”. El tricolor tuvo su mejor época en la década de los ochentas con el médico de profesión Lauro Ortega Martínez y luego con el abogado Antonio Riva Palacio López.
A Jorge Carrillo Olea le tocó sufrir de lleno el hartazgo por los excesos del PRI, y la muerte del candidato presidencial Luis Donaldo Colosio Murrieta fue determinante en su carrera política y el rumbo que tomaría el estado. La llegada a la presidencia de su enemigo político Ernesto Zedillo Ponce de León, quien comenzó a atacarlo desde diversos frentes, lo obligó a presentar su renuncia en 1998. El “sexenio de los Jorges” (llamado así porque a Carrillo Olea lo sustituyó Jorge Morales Barud y a éste Jorge García Rubí), le allanó el camino al Partido Acción Nacional, que ya había logrado arrancarle la presidencia municipal de la capital morelense con el joven y carismático Sergio Estrada Cajigal.
Los panistas gobernaron dos sexenios, pero en realidad fueron dos grupos los que se disputaron el poder: los neopanistas encabezados por Sergio Estrada, Eduardo Becerra y Javier Bolaños, y los de la “sagrada familia” que lideraban Marco Antonio Adame, Adrián Rivera y Javier López Sánchez.
Lo poco que pudieron haber hecho en materia de obra pública, se vio empañado por sus nexos con el narcotráfico. A Sergio Estrada le detuvieron a su jefe de la Policía Judicial, Agustín Montiel López, en tanto que a Marco Adame se llevaron de sus oficinas al entonces secretario de Seguridad Pública, Luis Ángel Cabeza de Vaca, ambos por el mismo motivo: colaborar con la delincuencia organizada.
Afortunadamente para ellos, sus jefes policiacos “aguantaron vara” y se echaron toda la culpa, deslindando a sus jefes de cualquier responsabilidad en los delitos que le imputaban (aunque en el caso de Cabeza de Vaca, nunca pudo explicar por qué traía en su BlackBerry el número de cuenta de su jefe el gobernador), y hoy pueden caminar tranquilamente por el estado que gobernaron.
Si bien los panistas salieron bien librados en el plano legal, la gente les perdió la confianza y ya no volvió a votar por ellos. En 2012, el PRI y el PAN mandaron a sus peores candidatos, lo que originó que llegara a la gubernatura un “viejo lobo” de la política: el tabasqueño Graco Luis Ramírez Garrido Abreu, quien hizo una costosísima campaña que tuvo que pagar en los siguientes cuatro años con recursos del pueblo morelense.
Recordemos que para llegar al gobierno de Morelos, Graco se alió con Andrés Manuel López Obrador, pero en los primeros meses después de tomar protesta, Ramírez Garrido se convirtió en el aplaudidor número uno del presidente de la República, el priísta Enrique Peña Nieto, a cambio de carretadas de dinero para Morelos.
Su error fue haber pretendido heredarle el cargo a su hijastro Rodrigo Gayosso, lo que ocasionó una aplastante derrota por parte de Morena y sus aliados.
Después de esta breve reseña histórica, analicemos la situación actual de los partidos antes mencionados.
El PRI está viviendo sus últimos días. Con un presidente nacional que representa perfectamente al priísta que saqueó al país los últimos 70 años, dudamos mucho que alguien quiera darle su voto a un tipo que habla con vulgaridades y que pide como condición para otorgar diputaciones a las mujeres “que le manden el pack”.
A nivel local, Jonathan Márquez administra los despojos que quedan del PRI. Una diputación plurinominal concedida por gracia de “Alito” a Eliasib Polanco (habían negociado que el diputado de otro partido se declarara priísta pero desgraciadamente se murió) y una regiduría en Cuernavaca que le quitaron de las manos a Rafael Cepeda y que ahora –eso dicen las malas lenguas- está en venta.
El Partido Acción Nacional está “secuestrado” por los hermanos Terrazas, que a su vez tienen copado al presidente municipal de Cuernavaca, José Luis Urióstegui Salgado. El abogado es todo para los hermanos Terrazas: es su sostén económico y su única esperanza de hacer un buen papel en las próximas elecciones. Dentro de algunos meses Urióstegui tendrá que tomar la decisión más importante de su vida: quedarse otros tres años a cumplir con el cargo para el que dice que se preparó toda su vida (“dicen que me saqué la rifa del tigre, pero lo que no saben es que compré todos los boletos”); o dejar la ciudad de Cuernavaca con proyectos importantes pero a medias, para irse en pos de una gubernatura que no parece nada fácil.
El Partido de la Revolución Democrática es un caso para dar lástima. Después de gobernar el estado, hoy son un “partido en liquidación”, y tras la desafortunada muerte de su dirigente, Cristina Balderas, ayer trascendió que la dirigencia nacional designó como representante en Morelos al gayosista Sergio Prado Alemán.
Y alguien podría decir: “pobrecito, no va a poder hacer nada si el partido está en liquidación”. Mentira. Los que conocen de empresas en liquidación saben perfectamente que es el momento idóneo para saquear impunemente. De una fábrica en liquidación se puede vender al mejor postor los productos que quedan, los edificios, los muebles, los vehículos, hasta la tubería de los baños y los cables de luz si es posible.
En esa misma lista de partidos de oposición podríamos poner al Partido Movimiento Ciudadano, que tiene dos diputaciones plurinominales y el Ayuntamiento de Mazatepec, pero que está analizando a qué personaje le puede ofrecer la candidatura a la gubernatura para obtener un beneficio político.
En resumen, los partidos de oposición están a la espera de que Morena elija a su candidato o candidata de entre la lista ya conocida, para buscar a los que no resulten favorecidos y ofrecerles sus siglas para registrarse como aspirantes a los diferentes cargos de elección popular, lo que nosotros denominamos “el draft político”.
Y esa lista ya es por todos conocida: Rabindranath Salazar Solorio, Margarita González Saravia, Rafael Reyes Reyes, Juan Ángel Flores Bustamante, Lucía Meza Guzmán, Víctor Mercado Salgado y Juan Salgado Brito.
HASTA MAÑANA.