La ignorancia es elección
En la era de la infotecnología, de los celulares inteligentes, hoy en día podemos decir como nunca en la historia de la humanidad, que el mundo está en nuestras manos.
El uso del internet, el cual es una maravilla tecnológica, bajo el pensamiento de la Edad Media hubiera sido obra del demonio o piedra filosofal; en el Renacimiento o La Ilustración, hubiera sido el crisol del empirismo o racionalismo; en la Segunda Guerra Mundial hubiera sido el eje del mal provocando una disputa mayor por su control y una guerra atroz con tintes globales y, en el mundo contemporáneo, es el instrumento de democratización de la información en tiempo real y simultaneidad interactiva entre múltiples actores.
Esta revolución tecnológica ha permitido el uso del internet y de los llamados celulares inteligentes para crear diferentes plataformas de aplicación, como el Facebook, Instagram, Twitter, Tik Tok, Snapchat y muchas otras más. Estos instrumentos también han permitido la construcción de las famosas redes sociales. Esta infotecnología está modificando nuestro comportamiento, nuestros hábitos, nuestras emociones, nuestra manera de sentir, pero sobre todo nuestra manera de pensar, de entretenernos y de comunicarnos. También nos ofrece un mundo de posibilidades, de conocimiento y aprendizaje. Bajo esta disyuntiva tecnológica, la ignorancia se ha convertido en una elección, es decir, somos ignorantes porque queremos.
En la era del conocimiento, de la creatividad y de la innovación, ser ignorante es quedar anclado a un mundo sin posibilidades. Desafortunadamente estamos viviendo una paradoja increíble, como nunca en nuestras vidas tenemos la posibilidad de conocer y aprender cada día más, pero una gran mayoría de los usuarios de estas tecnologías lo están utilizando de manera frívola para la exaltación de la vanidad y el ego o la denostación de los otros con la generación de las fake news. La gran paradoja resultante es que estamos mejor comunicados que nunca pero cada día nos sentimos abrumados por tanta información, cada vez más solos, alejados e incomunicados.
La gran amenaza es que estos dispositivos secuestran nuestra atención, crean adicción y son altamente manipuladores. Pero son la mejor opción para dejar de ser ignorantes.