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MILENIO: Capo mexicle ordenó 'calentar' Juárez para evitar su traslado

'El Neto', sentenciado a 224 años por secuestro y homicidio, organizó los disturbios carcelarios tras una trifulca con miembros del Cártel de Sinaloa y enterarse de que lo querían llevar a un penal federal.

 

 

Los hechos violentos registrados la semana pasada en Ciudad Juárez fueron ordenados por Ernesto Alfredo Piñón de la Cruz, El Neto, líder de las Fuerzas Especiales Mexicles, preso desde 2009 en el Centro Estatal de Reinserción Social (Cereso) número tres, confirmaron a MILENIO fuentes de primer nivel.

El jueves pasado, en el módulo dos de este penal, miembros del grupo delictivo de Los Chapos fueron agredidos por Los Mexicles, lo que desató una riña que tuvo un saldo de 20 internos lesionados y dos muertos por disparos de arma de fuego.

Tras el enfrentamiento, se manejó dentro del Cereso una versión sobre el traslado de El Neto a un penal federal. La respuesta de Piñón de la Cruz fue ordenar la ejecución de actos violentos en Ciudad Juárez, incluso contra la población civil, los cuales dejaron nueve personas muertas, según la versión de las fuentes consultadas.

La intención del capo fue replicar la estrategia que implementó su antecesor, Jesús Eduardo Soto Rodríguez, El Lalo, ex líder de Los Mexicles, quien también estaba en el penal estatal de Juárez.

En noviembre de 2019, las autoridades penitenciarias pretendían enviarlo a un penal federal. Sin embargo, El Lalo ordenó diversas acciones en la ciudad, como la quema de autobuses y vehículos, por lo que desistieron de su traslado.

Finalmente, meses después, en febrero de 2020, Jesús Eduardo Soto fue llevado al Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) número 15, ubicado en Villa Comaltitlán, Chiapas, en medio de un fuerte operativo de seguridad.

En esa ocasión se utilizaron vehículos blindados para trasladar a El Lalo del centro penitenciario al aeropuerto de Ciudad Juárez, donde fue enviado a Chiapas en una nave de la Fuerza Aérea Mexicana.

Dos siglos encerrado

El Neto enfrenta una condena de más de 200 años de prisión. A los 18 años —en 2007, durante el sexenio de Felipe Calderón— ya lideraba una banda de secuestradores que operaba en Juárez. Sin embargo, dos años después, en octubre de 2009, fue detenido por agentes estatales.

Para ese entonces ya era uno de los delincuentes más buscados en la ciudad fronteriza, después de que la procuraduría estatal le atribuyó al menos 30 plagios.

Su sentencia llegó en diciembre de 2010. Un juez dictó una pena acumulada de 224 años de prisión en su contra por secuestro y homicidio.

Una semana antes, un grupo de más de 10 hombres intentó liberarlo cuando era trasladado por elementos de la policía procesal al Cereso estatal después de una audiencia.

Dos vehículos dispararon fusiles y lanzaron granadas contra la unidad en la que viajaba El Neto, dos de sus cómplices y sus custodios. En los hechos, Ernesto Piñón resultó herido, por lo que no pudo escapar.

Algunos medios de información reportaron su deceso, pero El Neto regresó al penal de Juárez días después, tras una intervención quirúrgica.

A pesar de ser un reo de alta peligrosidad con elevados niveles de violencia, Piñón de la Cruz ha permanecido más de 12 años en el Cereso local. Por ello, autoridades federales analizan la forma de llevarlo a un penal de máxima seguridad, de acuerdo con las fuentes consultadas.

 

En septiembre de 2020, El Neto interpuso un juicio de amparo ante el juzgado segundo de distrito en Chihuahua para evitar ser trasladado a otro penal.

El grupo Fuerzas Especiales Mexicles tiene su origen en el penal estatal de Ciudad Juárez; se integra en su mayoría por mexicanos que han sido deportados de Estados Unidos, aunque también hay centroamericanos en sus filas.

Se dedica a la comisión de delitos como secuestro, narcomenudeo, extorsión y homicidio. Una de sus principales características es que decapita a sus víctimas y posteriormente coloca las cabezas en hieleras acompañadas de las letras “FEM”, con el objetivo de que sean vistas por las organizaciones antagónicas. Su operación se ha extendido a territorio estadunidense.

Funerales en Oaxaca 

Ayer arribó al municipio de San José Chiltepec, Oaxaca, el cuerpo de Jovani Varo Otaño, quien tenía 22 años y murió el pasado jueves en Ciudad Juárez, cuando salió a cobrar su salario en una fábrica de arneses para vehículos.

Fue recibido entre llanto de amigos y familiares, principalmente su madre, Candelaria, y su hermana, quien padece leucemia; más tarde parte de la población se unió a los funerales.

Candelaria Otaño informó que el cuerpo será sepultado hoy a las 10 de la mañana y después la familia hará un pronunciamiento para agradecer el apoyo y exigir justicia.

En el altar colocaron comida en honor del joven: un tamal, un vaso de agua, un jugo, un yogur, manzana, uva, volovanes, plátano, flores y café.

La mamá de Jovani abrazó a su hija de 13 años y juntas señalaron que ahora deberán ser más fuertes que nunca para soportar la pérdida de su familiar. La señora Candelaria es madre soltera y se sostiene de vender tamales de lo que obtiene los recursos para el tratamiento de leucemia de su única hija. 

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